III.II

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—Me voy a sentar acá... —Murmuró Mingyu sentándose extremadamente cerca, casi subía su pierna a la rodilla de WonWoo. Lo empujó un poco. —Oye, necesitamos hablar bajito, estamos en una biblioteca, y quiero escucharte.

WonWoo suspiró. Estaba prohibido hablar alto en la biblioteca, así que Mingyu tenía razón, pero él estaba tan cerca que era un poco innecesario hablar, WonWoo creía que si pensaba muy fuerte Mingyu lo escucharía gracias a lo cerca que estaba. Tenían una excusa para estar juntos, el proyecto tenía que hacerse, así que dejó  que Mingyu se sentará cerca y abrió el libro en la página que correspondía al tema a estudiar.

Pasa los dedos sobre las páginas y Mingyu hace lo mismo para sostener su mano, lo golpea una vez como advertencia y se aparta un poco. No es que le incomode la posición o la cercanía, solo que no quiere que la gente los vea y comience a hablar. Porque WonWoo no sabría que hacer si eso pasaba, y si sus padres se enteraban solo sería peor, no tendría ninguna excusa o mentira para interponer. Sonrió con amargura pensando que de cualquier forma nunca sería suficiente para sus padres.

—¿Tu madre sigue cocinando para nueve personas en lugar de para cuatro? —Preguntó recordando como la adorable señora hacía platos gigantescos de comida, y cuando sobraban alimentos ella iba con platos en mano a repartirlos por todas las casa de alrededor, incluso le enviaba comida a él de vez en vez. Su madre apenas y cocinaba, le pagaba a una vecina para que preparara la comida o simplemente ordenaba por teléfono.

—Si, mi hermana vende sus platillos en su escuela. —Respondió Mingyu demasiado cerca. —¿Por qué? ¿quieres venir? Le diré que prepare arroz para ti... Pero si hace para veinte personas no podrás comértelo todo, solo la mitad.

WonWoo soltó una pequeña risa. Cuando iba a la casa de Mingyu la mujer le preparaba arroz, inmensas cantidades de arroz que WonWoo terminaba comiéndose solo o con la ayuda de la hermana de Mingyu, a ambos les gustaba lo suficiente como para no dejar ningún grano.  Le gustaba la casa de Mingyu, siempre tan cálida y familiar, y siempre lo hacían sentir bien, como si fuera bienvenido todas las veces. Y ellos solo querían que sus hijos fueran felices. Cuando la hermana de Mingyu  llevó a una pareja mujer ellos la recibieron con gusto, y cuando terminó con ella y después llevó a un hombre el recibimiento fue igual.

—¿Puedo ir hoy? —Le preguntó dejando que Mingyu tomará su mano. —Tengo hambre.

"Tengo hambre" no era lo que quería decir exactamente, lo que quería decir era "Quiero comer comida casera y no sobras o comida rápida" pero por alguna razón sus labios habían soltado aquella frase que hizo a Mingyu abrir los ojos de par a par. El chico asintió tomando su celular y comenzando a escribir, al parecer avisándole a su madre que tendrían visitas. WonWoo lo observó durante todos esos segundos.

—Listo, mamá se encargará de ello. —Respondió Mingyu con una sonrisa.

—Bien, entonces presta atención ahora. —Señaló el libro. —No voy a hacer solo el trabajo, tendrás que ayudar. —Mingyu asintió.

PARÁSITO -Meanie-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora