V.VII

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—¿Le gustó a Suyen? —Preguntó Mingyu con sorpresa cuando estaban bajo las sábanas. WonWoo asintió. —Ah... pensé que a ella le gustaba Jun.

Dió un pequeño suspiro acurrucándose contra Mingyu. Su cama era un poco demasiado pequeña como para dormir dos personas ahí. Pero la de Mingyu era grande, lo suficiente como para dos personas y un montón de peluches de cachorros. La habitación de Mingyu también era un poco grande, tenía colores cálidos y demasiado espacio vacío para que este se moviera como se le viniera en gana, y para que sus peluches también estuvieran cómodos. La habitación de WonWoo era tan pequeña que muy apenas cabían dos personas a la vez. Por suerte Won y Kkuma es tan pequeños.

—¿Te gusta ella? —Preguntó sin pensarlo bien. Mingyu lo abrazó.

—No. Es una linda amiga, y es bonita, pero no me gusta...  incluso no me gustaba antes de que pasará todo lo raro a su alrededor. —Dio un pequeño suspiro. —Te lo dije ¿verdad? Me enamoré de ti por una razón. ¿La recuerdas?

Negó levemente.

—No recuerdo el poema...

—Es que era una canción... Espero que algún día puedas cantarla para mí.

—Mingyu... Cállate.

Mingyu asintió cerrando los ojos.

¿Cómo era la letra?

Tomó la mano de Mingyu y la entrelazó con la suya haciendo que el chico abriera los ojos. Lo encaró por un par de segundos. Le gustaba Mingyu. Y quizás WonWoo no era lo que Mingyu merecía, quizás el merecía a alguien mejor, alguien que no tuviera miedo, que fuera capaz de simplemente decir lo que sentía sin tener que ocultarlo detrás de varias capas.

¿Qué era lo que lo detenía de ser así? ¿De ser aquella persona ideal para Mingyu? Simplemente tenía miedo.

Besó a Mingyu en los labios intentando disipar sus pensamientos y este le correspondió al instante.  Tenía miedo de todo. Como si no pudiera hacer nada al respecto. Era tan inútil. Se apartó para mirarle a los ojos, y realmente le hizo sonreír como estos le miraban, con tanto cariño que sería un idiota si lo ignorara. Se preguntó si Mingyu también podía ver detrás de él, si también podía ver cuándo lo quería.

Tal vez sí, porque cuando Mingyu lo volvió a besar sus manos lo tomaron con fuerza.

Esa noche no pudieron dormir. 

PARÁSITO -Meanie-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora