Sus cuerpos sudorosos no podían más, aunque saben que no tardarían en volver a sentir el calor abrasador del celo, consumiéndolos una vez más en el mismo cuarto de hotel. —¿Qué tanto piensas Kacchan? — pregunta Deku, recostado con su esposo encima suyo, esperando a que deje de mirarlo con tanto anhelo, después de años, sigue teniendo esa chispa de timidez con él.
—En que te ves jodidamente perfecto, no me canso de hacerlo. — para su aniversario se habían escapado de la ajetreada ciudad, dándose el tiempo de pareja que en 10 años de matrimonio era sumamente valorado por ambos.
Bakugou retira con delicadeza el cabello de la frente del menor, se le había pegado por el sudor, con los años más pecas le han salido en el rostro y se da cuenta de ello, porque tiene memorizado perfectamente todo lo que Izuku conlleva.
El nudo se había desinflamado desde hace rato, pero a diferencia de su juventud temprana, ya no se volvían locos por estar realizando el coito una y otra vez, para desgracia de Katsuki, ahora le gustaba estar jodiendo en que quería besar a su esposo y darle caricias, palabras que nadie más escuchara y ¿Por qué no? Él también se ponía como un cachorro que requiere mimos.
Izuku se ha acostumbrado a su vida, habían entrado apenas en sus treintas, todavía les quedaba mucho tiempo para seguir disfrutando de lo que han logrado construir, desde su infancia, su extraña relación, las evoluciones de esta y como padres.
Había sido difícil, doloroso, incierto.
Al igual que gratificante.
La terapia que tuvieron que llevar después del suceso con Todoroki les hizo pelear más de una vez, Midoriya pudo sacar todas sus frustraciones, decirle todo el daño que le había hecho con sus palabras y acciones, e increíblemente el rubio aceptó cada una de sus culpas.
Bakugou se había prometido que se agarraría los cojones para no soltar su carácter de mierda y ponerse a la defensiva, no tenía el derecho de hacerlo, decenas de veces metió la pata como para que se diera el lujo de hacerse el inocente.
Cuando Deku recuerda sus inicios, siempre sintió que estaría junto a Bakugou, originalmente como colegas y no como un par de idiotas enamorados que lucharan por hacer una familia sana.
Era bueno el resultado.
Ahora estaba casado con el héroe número 2, sí, porque él ese año había ganado la reputación del ser el número 1 en casi todas las encuestas, tanto de público como hechas por especialistas conocedores del tema.
Lo disfrutó mucho
Más la follada dura que le dio Bakugou contra la pared del baño.
Que mal perdedor.
No, Bakugou no era ni un décimo de cabrón como lo fue en toda su vida. Ahora tenía a quienes serles fiel, y reglas que obedecer, ya que no porque Izuku fuera el omega, sería el de menor rango en su casa, o no, él mandaba casi siempre.
—¿Cómo puedes seguir pensando que me veo bien cuando estoy lleno de fluidos?
Bakugou alza la ceja divertido, besando los labios ajenos que terminan siendo mordidos juguetonamente. —Porque son mis fluidos, te seguiré marcando cada que pueda.
—Después de tantos años deberías estar seguro de que soy completamente tuyo ¿No crees?
—Eres mi omega, tú haces lo mismo cada que se te antoja, regando tus feromonas y haciendo que apeste a ti.
Deku sonríe cómplice, asintiendo sin pena. —Eres mío, no rechazaste tu naturaleza por nada.
—Te lo dije, que no dejaría de seguirte... Incluso si me muero, en mi próxima vida te joderé igual.
ESTÁS LEYENDO
Rechazando mi Destino - KatsuDeku
Science Fiction¿Qué ocurría si un día descubres que no eres el alfa que esperabas? Cambiar de Beta a Alfa era lo esperado, así que ¿Por qué estaba teniendo su celo justo ahora? Un celo de omega. El destino no los une, pero ¿Por qué es necesario seguirlo? Aunque...
