¿Feliz? Sinceramente, sí, del punto más alto de su cabello revoltoso hasta la punta de su pie derecho -ya que éste es ligeramente más grande que el izquierdo- y no había manera para explicar lo que sentía.
Era mimado todo el tiempo que el alfa estaba libre, no importaba qué, ahora llegaba y depositaba un beso en sus labios, tal vez duraba poco o mucho, y eso siempre le sacaba una sonrisa. Los comentarios maliciosos sobre su relación iban cesando, al igual que la importancia que le daba a ese tipo de palabras.
Ahora eran como el agua resbalando por una hoja cuando llovía.
Su vientre empezaba a notarse, no mucho, pero sí lo suficiente para que sintiera los pantalones a la medida, tendría que usar algún deportivo para evitar lastimarse, no podía andar desnudo en la casa, las visitas de su madre y amigos se lo impedían.
Ya que no había algo mejor. se dispuso a ir abajo, su madre no tardaba en llegar, y prefería esperarla en el sofá en lo que llegaba, ya se había hartado de leer, la televisión y ver videos en YouTube. Apenas había cumplido poco más de 2 meses y ya estaba así, aburrido de su rutina en las mañanas, tendría que ver qué haría, no podía solo estar acostado comiendo palomitas en lo que Bakugou regresaba junto con su felicidad.
Tan pronto como se sentó, la puerta y el timbre sonaron consecutivamente, maldijo en su mente antes de pararse y ver, ¿será que el mal humor de Katsuki se le estaba pasando? No, es que la posición que había hallado era cómoda y fue una lástima que no durara más de 5 segundos en ella.
—¡Enseguida voy! — tomó las llaves al lado de la puerta, estaban justo en el mueble para guardar los zapatos. Su estómago gruñó, era tiempo para merendar, aunque fuera una fruta o algo ligero y sería magnífico que su madre lo acompañara en ello.
Abrió la puerta y lo primero que vio, fueron un montón de canastos con comida preparada.
Esa mujer era maravillosa.
Su madre sería una beta, pero no le tenía nada que envidiar a una omega.
—Izuku, por favor ayúdame. — le tendió solo una bolsa de pan, ya que no quería hacerlo cargar cosas pesadas, la verdad, la idea de un nieto le venía cayendo apenas.
—Deberías darme una canasta, no me va a pasar nada. — trató de quitársela de las manos, pero la mujer no le permitió ni siquiera tocarlas.
Dio un ligero manotazo y siguió hasta la cocina que estaba en el primer piso, dejó las cosas en la barra y volteó a verle. —Nada de peso, aunque parezca poco... No me gustaría que por algo tan sencillo pasara algo malo. — sonrió y comenzó a sacar las cosas para mostrarle qué tanto había cocinado para él.
—Aunque te dije que prefería cocinar yo y vinieras solo a enseñarme. — abrazó a la mujer por la espalda, besó su mejilla y colocó su mentón en el hombro. —Eres una buena madre, demasiado... Ojalá yo pueda criar a mi hijo tal como tú lo hiciste conmigo.
Las orejas de Inko la delataron como avergonzada, no era para menos, cualquier madre se sentiría bien de escuchar algo así de su hijo, aún después de los disgustos de hace un par de meses. —Lo harás bien Izuku. — aunque ellos fueran tan similares, Inko siempre pensó que su hijo era una versión mejorada de sí misma.
—¿Papá vendrá el próximo mes? — sacó vegetales, también una carne de cerdo que desconocía en qué forma estaba guisada, de cualquier manera, sabría deliciosa.
—Sí, dijo que al fin pudo acomodar lo necesario. No sé cómo se lo tome Izuku, parece tranquilo pero tu padre es tan distraído en algunas cosas. — cosa que le agradaba de él, pero también le llegaba a desesperar.
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Rechazando mi Destino - KatsuDeku
Science Fiction¿Qué ocurría si un día descubres que no eres el alfa que esperabas? Cambiar de Beta a Alfa era lo esperado, así que ¿Por qué estaba teniendo su celo justo ahora? Un celo de omega. El destino no los une, pero ¿Por qué es necesario seguirlo? Aunque...
