Sí, los días transcurrían y eran como un copiar y pegar. Amanecer en los brazos del otro, hacía calor, aunque no importaba que el cuerpo ajeno se manchara del sudor propio. Estaba bien, ¿o no? Porque para muchos la monotonía era un sueño realizado, pero para ambos sabía cómo... ¿Nada? ¿Obligado? A veces platicaban en la cena, que era el momento donde convivían más tiempo, pero sus pláticas eran tan superficiales que olvidaban un pequeñísimo detalle... Prácticamente no se les daba profundizar su relación, a menos de que fuera cómo se sentían por su nuevo emparejamiento, el embarazo del omega o las críticas de los demás. No sabían qué más decir, tampoco había abrazos espontáneos, cariños o palabras románticas.
Actuaban en automático.
Y eso apestaba.
Peor que Todoroki jodiendo la vida de Bakugou.
Bueno, eso solo para el mismo Bakugou.
De todos modos, no sabían cómo construir una relación con cimientos hechos con un material desconocido. Podían ser de cemento, sin embargo, también de madera porosa; cada paso era un riesgo que asumir que ninguno de los dos quería probar. No por ahora, cargar con tu corazón en la mano era un acto peligroso en este momento, no porque se fueran a lastimar, no era el caso, pero sí abría puertas sensibles que a nadie le gusta dar acceso.
—Deku, ¿Estás despierto? — los brazos del rubio se ciñeron a su cuerpo, cubriendo cada parte desnuda con una delgada sábana.
—Hmm...— fingió aquel ruido, no queriendo ser descubierto por haber estado pensando en todo antes de descansar, bueno, tenía todo el tiempo ahora para hacerlo gracias a su inasistencia a la escuela, prefería hacer otras cosas. —Sí, ¿pasa algo? — quitó uno de los brazos del otro y pudieron verse frente a frente.
—Tengo que ir a la escuela, solo eso. — también que quería ver cómo estaba, lo veía algo pálido, pero podía ser simplemente el calor, a pesar de que la mañana era bastante fresca a su parecer.
—¿Ah? Sí, sí... — se envolvió en la tela para dejar libre al otro, el nido estaba aún inconcluso, de cualquier forma, faltaba encontrar los elementos ideales para que estuviera lo suficientemente bien para ambos.
Le tocó la frente y su temperatura estaba normal, no estaba caliente ni tampoco frío, —¿Te sientes bien? — preguntó sin despegarse de la orilla de la cama.
Pensó algunos segundos, pero asintió, si lo pensaba, nada le dolía ni sentía incomodidad alguna. —Estoy bien, ¿por qué lo preguntas? — se sentó y recostó sobre las almohadas, quería que su espalda estuviese cómoda.
—Bueno, te ves pálido y tienes los labios resecos. — labios que él podía curar, no, ni pensarlo.
—Oh...— tocó éstos, estaban duros y si los movía mucho dolían por querer abrirse. —Me pondré algo, aunque me siento bien, fue el calor. — bajó la cabeza, deseando que dejara de ver a los agrietados.
—Ok. — le acarició la cabeza una última vez antes de pararse para cambiarse e irse directo a la escuela, tenía que levantarse antes para tener el tiempo de llegar puntual.
Sí, así eran las mañanas últimamente, despedidas rápidas y frías, aún con el calor que hacía afuera.
Se paró para hacer un desayuno rápido, pero un sándwich ya esperaba por él cubierto con un casco de tela, también había un jugo de manzana y las pastillas que debía tomar en la mañana. Era tan simple demostrar amor por medio de palabras, y lo costoso eran las acciones, solo que ellos estaban al revés. Todos los días tenía un desayuno esperando por él, Deku a lo mucho hacía pan tostado o bajaba la mermelada, también en la cena no se preocupaba porque Katsuki preparaba todo.
ESTÁS LEYENDO
Rechazando mi Destino - KatsuDeku
Science Fiction¿Qué ocurría si un día descubres que no eres el alfa que esperabas? Cambiar de Beta a Alfa era lo esperado, así que ¿Por qué estaba teniendo su celo justo ahora? Un celo de omega. El destino no los une, pero ¿Por qué es necesario seguirlo? Aunque...
