Capítulo 4: Transiciones

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La tensión se les atoraba en la garganta a la mayoría de los presentes, nadie sabe qué decir o con qué romper la densidad del ambiente, por lo que simplemente intercambiaban miradas unos con otros, agachaban la cabeza o tragaban saliva, la cual no pasaba por la sequedad que presentaba.

—Ahora que Deku ha despertado es momento de que le hagan todos los malditos estudios que habían dicho. — Giró a verlo y corroborar con una mirada de que no tuviera nada de lo cual preocuparse.

—Kacchan... — le jaló de la ropa, tenía los ojos llorosos y eso hizo cabrear aún más al rubio. —Por favor, cálmate. — sonrió para transmitirle tranquilidad.

Tomó una bocanada de aire y asintió. —Sentí tanta angustia que pensé que te estaban matando, el médico les comentó que no deben hacerlo preocupar o alterarlo y es lo primero que hacen, ¿Qué es lo que busca señora? ¿Hacerle daño a su hijo y al mío? — mostró los dientes en un rugido sin sonido. —Porque es la única explicación que encuentro. 

El omega se abrazó así mismo, respiraba pausado para mantener sus hipidos. Jamás creyó estar en esta situación.

18 años

Omega

Enlazado

Y esperando un hijo

No quiso presionarse demasiado, pero quizás si All Might le hubiera dicho que las cosas irían así, solo tal vez se lo hubiera pensado más antes de engullir el dorado cabello. Pero sus decisiones ya estaban más que tomadas, estaba en una relación con quien menos creyó tener siquiera una amistad, no, no se estaba lamentando, pero sí reformulando el hilo de sus acciones.

—No era esa mi intención, lo que menos deseo es hacerle daño a Izuku, de cualquier forma. — limpió sus lágrimas, tímida ante los ojos furiosos de Bakugou.

—Las cosas se están saliendo de control, lo mejor es que dejemos descansar al joven Midoriya. — All Might tomó por los hombros a la madre para llevársela, y evitar que otro enfrentamiento se avecinara.

All Might...— Los ojos rojizos de Izuku le revolvieron el estómago, su pupilo se encontraba ahí por su culpa, y por más que hiciera todo lo posible para enmendar sus errores, nada le traía tranquilidad.

Midoriya-shonen...— Sonrió sin verle a los ojos, no quería recordar lo idiota que podía llegar a ser. —El joven Bakugou te explicará varias cosas, también esperará contigo los resultados de los estudios para que te puedan dar de alta. Mañana estaré aquí. 

—Nos vemos mañana hijo. 

No pudo contestar cuando ya se había cerrado la puerta con los adultos fuera, el nudo en la garganta era difícil de desenredar y se sentía tan solo, roto y desilusionado. Se recostó en la cama dándole la espalda al rubio, mientras se debatía entre seguir llorando y calmarse de una vez, solo que controlar las lágrimas nunca fue un fuerte suyo.

—¿Por qué no lo dices con palabras? — su llanto fue interrumpido por la voz típicamente ácida de Katsuki.

Le miró extrañado, se cubrió hasta la nariz con la manta porque no sabía qué rayos pasaba, faltaba que también peleara con el rubio. —¿Ah?

—El lazo habla por ti, —respiró hondo. —Por tus acciones pensaría que no quieres que haga nada, pero no dejo de escucharlo decir:

'Quiero que Kacchan me abrace

¿Por qué no me dice nada?

¿No me quiere?

Incluso pensé que vendría y me mantendría en sus brazos como hace días

Rechazando mi Destino - KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora