Capítulo 12: Avanzando

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Llevaba semanas con la misma rutina, y ¿por qué no? Dado que el amanecer abrazado al ya enorme vientre de seis meses era para él una cucharada de miel en el paladar, tan nutritivo para su alma que le dejaba relajado todo el día. Su bebé ya daba varias patadas a lo largo del día, incluso solía despertarse a una hora exacta solo para moverse y provocar que sus padres se levantaran justo a tiempo para empezar su día.

—Buenos días, pequeño explosivo— besó el vientre, las feromonas dulces de su omega empalagaron sus sentidos. —Alguien ya también se despertó. — se recorrió por la cama hasta a darle la cara a Izuku. —¿De nuevo este torbellino te despertó también? — depositó un dulce beso sobre los húmedos labios del contrario, solía mojar por completo la almohada con su saliva.

—Sí— su voz melosa iba acorde al agradable aroma del aire. Apenas vio el reloj, supo que era la hora en la que el rubio se dirigía a la escuela —No debes ir Kacchan. — le abrazó por el cuello, no podían juntar lo suficiente sus cuerpos debido a cierto vientre hinchado. —Kacchan...

—¿Qué pasa? — llenó de besos el rostro, no importaba besar los rastros de saliva seca que llenaban toda la mejilla izquierda del peliverde. —Debo irme, aunque no quieras.

—No quiero, falta hoy...— liberó su aroma justo en la nariz del alfa, golpe al hígado directo.

Tramposo de mierda. — ambos rieron tan bajo, deseando que su privacidad fuera inquebrantable todo el tiempo. —Ya falté hace 3 días, no puedo hacerlo de nuevo, falta poco para salir de vacaciones.

—Pero es muy poco tiempo, y no quiero que te vayas, sé que debes hacerlo, pero me cuesta tanto trabajo— abultó un poco sus labios, contrariado de lo que su omega interior le imploraba hacer.

Besó el tierno puchero, llevando sus manos a la cintura del menor. —Hoy no tengo trabajo, regresaré pronto, ¿pueden esperar por mí?

—No queremos. 

—El bebé ya se durmió de nuevo, deberías hacer lo mismo. — da un ligero masaje en el estómago, ya no hay más movimientos perceptibles.

Niega, frunciendo su ceño dormilón. —No, estoy cansado, pero no puedo dormir bien, no me acostumbro al peso y apenas tengo 29 semanas. 

—Nos faltan 11, pasará rápido el tiempo, y cuando menos lo pensemos, tendremos al explosión murder aquí. 

—Deja de llamarlo así, es horrible y da miedo. — su semblante lo demostraba. —Ojalá pronto podamos saber qué es, quiere que sea sorpresa. 

—Eres quien lo gesta, ¿no tienes ni una idea?

Lo duda, suspira profundamente y voltea a verle curioso. —No, no me ha dicho nada, no es como si hablara, pero tenemos un tipo de comunicación que no sé cómo explicar. Es un bebé parecido a su padre. 

—Si te refieres a que es la puta ostia, por supuesto que así es. 

Le tapó la boca. —Recuerda que ya no más groserías. — quitó su mano para besarle profundamente, sus labios resbalaban perfectamente con los ajenos, ¿es normal que un beso te sepa tan bien? Sin hablar de sabores específicos, vainilla, fresas, chocolate, no, va más allá de eso.

Profundizar un beso desde su ángulo era complicado, por lo que mejor optó de colocarse enfrente, abriendo sus piernas para poder estar encima de Izuku sin aplastarlo. El menor no dudó ni un poco en alzar una de sus rodillas, pegándolo justo a la entrepierna del rubio, provocando un gemido de éste. —Deku...

—¿No dijiste que me llamarías Izuku ahora? — sonrió entre besos, molestándolo con sus propias palabras de hace unos meses.

—Pequeño bastar- — sus palabras se cortaron por una ronda más de besos, al parecer el omega estaba decidido a hacerlo quedarse, reconoce perfectamente la determinación de Midoriya, ni su cuerpo era tan fuerte como la misma.

Rechazando mi Destino - KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora