Capitulo 28

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•Melania•

Milton estaciona el auto en frente de mi casa, veo las luces encendidas y el garaje abierto, confirmando que mi padre y Eleanor ya han llegado.

Solo tengo que inventar una excusa para evitar preguntas.

Exacto.

—¿Quieres que baje contigo?— pregunta Milton notando que no me he movido

—No.—me apresuro a decir— Es que quiero evitar tantas preguntas y si me acompañas a la puerta habrán miles de ellas.

—¿Estás segura?

—Si.—tomó mi mochila del asiento de atrás para bajarme de una vez. Cuando estoy por abrir la puerta Milton me toma del brazo

—¿No se te olvida algo?— pregunta, yo como buena estúpida niego segura de que tengo todo— Mi beso.— aclara, no me da tiempo hablar ya que Milton me jala para quedar cerca de él y pegar sus labios con los míos, respondo a su beso sin queja alguna. —¿Crees que tu padre nos esté mirando? —habla sobre mis labios

—Espero que no.—le doy un último beso suave en los labios y ahora si me bajo del auto, pero antes de cerrar la puerta me asomo para decirle algo que llevo pensando desde que me hice el estúpido teste de embarazo —Milton

—Monroe.— juro que en la manera que pronuncia mi apellido hace que cada célula en mí se pongan a revolotear en mi interior

—Seis años me parece perfecto.—confieso, la sorpresa en su rostro es evidente pero antes de que diga algo cierro la puerta y corro para entrar a la casa.

Vaya que cobardes somos.

Hay momentos y hay momentos para ser cobardes y ahora es uno de ellos.

Antes de que pueda abrir la puerta de entrada de mi casa siento como toman mi brazo y me hacen girar.

—No puedes decir esas cosas y luego irte así como así, pequeña cobarde.—Milton se apodera de mis labios sin dejar que diga alguna respuesta

Estaba tan metida en mis pensamientos que ni siquiera oí la puerta del coche cuando se bajo. Y tampoco lo sentí cuando estuvo cerca.

Tienes que estar más alerta, mensa.

Justo ahora estoy de acuerdo con mi coincidencia excepto por lo de mensa.

—Melania— la voz de mi padre hace que me separe de Milton como si quemara, sus ojos van de mí a él chico que prácticamente que  se estaba comiendo la boca de su hija,  justo en la puerta de su casa— Willem —la cara de mi chico no muestra preocupación alguna, él está de lo más relajado mientras mi padre lo fulmina con la mirada

—Señor Monroe— extiende su mano en forma de saludo, mi padre le da un apretón de manos mientras sigue sin hacerle gracia la forma en que nos encontró.

Menos mal que solo se estaban besando.

Menos mal.

—Eleanor a cocinado, eres bienvenido si deseas quedarte.— las palabras de mi padre me sorprenden a niveles altos y no sé qué decir pero me repongo rápido

—Willem no puede quedarse, papá .—digo, no es que no quiera pero ahora no es el mejor momento y antes necesito hablar con mi padre de la carta que llego de Australia.—Tiene un compromiso con su madre.—invento aunque no están inventado que digamos ya que Helena me dijo que tenían una conversación pendiente

—Bueno en ese caso, será otro día.—dice mi padre

—Edmund, cariño los estás agobiando.—llega Eleanor a nuestro rescate y de verdad que se lo agradezco— Deja que se despidan.—le agradezco con la mirada mientras se lleva a mi padre para adentro de la casa

Trata De No Caer✔️[libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora