Día 15: Seres mitológicos

563 16 1
                                    

Shipp: KanonxSorrento

Segundo One-Shot de éste shipp!
Nada que decir, excepto que estos dos juntos son una de mis parejas favoritas.💕

•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•

Desde niño siempre había sido un apasionado amante del mar. Quizás porque toda su vida había vivido en aquella isla griega. Quizás porque su padre era un biólogo marino, y su madre una nadadora profesional, incluso ella solía nadar estando embarazada, y les había enseñado a nadar desde que eran tan solo unos bebés. Según lo que les contaba, él y su hermano aprendieron a nadar antes que a caminar... Ni él mismo lo sabía.

Pero desde que tenía memoria, siempre adoraba pasar largos ratos en la playa, nadando y dejándose llevar por las olas. Incluso como de niño siempre corría a toda velocidad a casa después de la escuela para terminar sus deberes lo más rápido posible y poder pasar toda la tarde nadando en el océano.

De alguna forma, se sentía unido al mar. Era como si aquel gigante océano, que parecía no tener fin, guardara algo para él. Cómo si tuviera algo qué decirle, y estuviera esperándolo.

Sonaba loco, más de uno se lo había dicho, incluso él lo sabía. Pero era cómo se sentía.

Tan solo su madre parecía entenderlo. Ella también decía sentirse de esa forma, tan unida siempre al agua, incluso recordaba que ella siempre les contaba historias de sirenas y criaturas marinas, que él y su hermano adoraban escuchar.

Ahora, a sus casi veintiocho años, dedicaba su vida a resguardar a las personas del peligro. Había decidido dedicar su vida siendo parte de la brigada de protección civil y, a pesar de no ser el trabajo mejor pagado del mundo, le daba suficiente para vivir cómodamente, y lo más importante para él: estar cerca del océano que tanto amaba.

Su hermano había seguido el camino de su padre, convirtiéndose en un biólogo marino bastante reconocido. Hace unos años, Saga se había mudado a la capital de Grecia, y solo se veían un par de veces al año, aunque seguían siendo tan unidos como cuándo eran niños.

Sus padres seguían viviendo en la isla, aunque en su propia casa, disfrutando descansar después de haber trabajado por años como miembros trabajadores de la sociedad.

Él siempre que salía de su turno, iba a dar un paseo por la playa, cobijado por los suaves rayos del atardecer. A veces solía nadar o surfear, y perder la noción del tiempo, y para cuándo lograba decidirse a salir del agua, ya eran casi las 10:00 de la noche, o más tarde. No podía evitarlo, adoraba el océano.

Ese día, su turno había terminado unos minutos más tarde de lo habitual, nada tan significativo. Así que decidió seguir su rutina de siempre, caminando por la orilla del océano, descalzo sobra la arena, dejando que la tibia agua del mar lo acariciara.

Todo era tan bello como siempre, y movido por una extraña sensación en su pecho, decidió sentarse un momento en la orilla, hasta que el sol se marchase.

Mientras veía el sol teñir de anaranjado las aguas con sus últimos rayos, recordó una de las tantas historias que su madre le contaba de niño.

Ella le había dicho que si le pedías un deseo al océano, y éste era uno de corazón, y tenías fé, había una posibilidad de que el océano te lo concediera.

30 Días OTP. Saint Seiya: Edición Shipp's RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora