Día 24: En lugares públicos

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Shipp: DegelxRadamanthys

Otro shipp crack que conocí por un pedido de un songfic a la lista XD

Nada que decir, simplemente la química entre estos dos me terminó gustando más de la cuenta 💕✨

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¿Cómo había llegado a esa situación?, sinceramente, ni él mismo estaba seguro.

¿En qué momento cedió a tener sexo en el baño de un avión, en pleno vuelo?

En su sano juicio, jamás se le habría siquiera cruzado por la mente la idea de hacer aquello en un lugar público, dónde cualquiera podría entrar y verlos en cualquier momento.

Jamás nadie pensaría que él, el serio, recto y sofisticado Degel Monsieur, accedería a algo tan cínico e inmoral como eso. Lo esperarían de cualquier otro de sus compañeros, como Kardia, Manigoldo o Dohko, con fama de ser unos completos descarados con todo. Incluso de otros como Albafica o Shion, que de vez en cuando cedían a sus impulsos. Pero no de él.

Pero ese inglés al que conoció hace un par de años en una reunión de la compañía, tenía algo que ni él podía explicar.

Con esos cabellos mostaza, esos enigmáticos ojos ámbar, esa pálida piel, y ese perfecto cuerpo de ensueño que pondría celoso al mismo Apolo... Sin duda Radamanthys lo tenía a sus pies desde el primer momento en que lo vió.

- Recuérdame porqué diablos accedí a ésto.- Jadeó Degel en medio de los profundos y húmedos besos que se daban, intentando silenciar sus gemidos que luchaban por salir.

- Porque tengo ganas...- Jadeó el rubio, igual o más agitado que él.- Y tú también.- Añadió, aumentando el movimiento de sus caderas cubiertas únicamente por la fina tela de su ropa interior, contra la erección del peli-verde.- Tu cuerpo no miente... Me deseas, y lo sabes.

Degel besó el cuello de Radamanthys con desespero, como si intentara dejar una marca que informara que el inglés era suyo. Radamanthys gimió en respuesta, clavando sus uñas en la espalda de Degel.

- ¿Vas a morderme toda la noche o vas a metermela?- Jadeó el rubio, después de hartarse de solo tener besos y mordidas en el cuello.

Degel se sonrojó levemente, aún no se acostumbraba a la personalidad tan directa de Radamanthys. Aún así, mentiría si dijera que no se moría de ganas por fundirse nuevamente con su precioso amante inglés.

No hicieron falta más palabras. Volvieron a besarse con desenfreno, mientras el miembro de Degel comenzaba a adentrarse en el agujero entre las nalgas de Radamanthys.

Al oír los quejidos, Degel no le preguntaba a Radamanthys si le había dolido, era obvio que le dolía, después de todo, no era una mujer para lubricar naturalmente, ni tampoco tenía la flexibilidad innata de una fémina. Por eso al rubio le molestaba que Degel hiciera ese tipo de preguntas, cuándo la respuesta era obvia, y se lo hizo saber. Así que Degel se limitaba a acariciar su cuerpo y besarlo para ayudarle a que el dolor pasara más rápido.

Más de una vez le había ofrecido usar algún tipo de lubricante, o al menos preparación previa con los dedos, pero Radamanthys también se había negado. El inglés tenía cierta fijación por la sensación de dolor al ser penetrado, y se rehusaba a dejarla, aún si después tenía problemas para caminar o sentarse.

El vaivén de sus caderas no se hizo esperar, y en cuestión de segundos, lo único que se escuchaba en el pequeño cubículo era aquel obsceno sonido de chapoteo cuándo su pelvis chocaba contra los firmes glúteos de Radamanthys.

Con besos desesperados intentaban callar los gemidos que en ese punto eran imposibles de contener. Radamanthys incluso lo mordió más de una vez, pero no le molestaba. Radamanthys lo había vuelto un poco adicto a algo de dolor de vez en cuando.

- ¡Más!- Era la única palabra que pronunciaba el rubio, clavando sus uñas en la piel de Degel.- ¡Demonios!... La tienes muy grande... ¡Más rápido!

Degel no respondía nada, y se limitaba a obedecer las exigencias del rubio y besarlo para acallar los gemidos. Radamanthys podía ser tan correcto y serio como él en público, pero a la hora de intimar... Se volvía una persona completamente diferente, era como si se volviera un animal en celo, y su líbido se fuera por las nubes. Perdía por completo la cabeza, y no se impedía para nada gritar su placer a los cuatro vientos, y exigir más de aquello.

- Intenta controlarte un poco.- Susurró finalmente Degel, deteniendo un momento las embestidas.- Allá afuera todos están durmiendo, podrías despertar a alguien y-

- Me importa una mierda.- Le interrumpió el rubio.- Ahora cállate y continua.

Radamanthys lo besó, moviendo sus caderas, y haciéndolo perder la cordura, cediendo a su voluntad.

Sin duda, Radamanthys era un demonio lujurioso que sacaba su lado más pervertido y atrevido, que antes de conocerlo ni él sabía que tenía.

Quizás terminarían despertando a alguien en el avión, quizás los atraparían y se metería en problemas, quizás nada pasaría...

No lo sabía, pero debía admitir que era excitante el hecho de que existiera la posibilidad de ser descubiertos.

30 Días OTP. Saint Seiya: Edición Shipp's RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora