Día 29: Cuarentena

330 10 0
                                    

Shipp: KanonxSorrento

•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•

Van casi tres meses desde que inició todo éste asunto de la cuarentena. Algunas personas perdieron sus empleos, otras como los médicos están trabajando sin descanso, otros más hemos tenido que adaptarnos al nuevo modo de trabajo desde casa, y otros pocos se han visto beneficiados con éste asunto, y uno de ellos es mi novio; Kanon.

Hace unos años comenzó en ese mundillo de las redes sociales y el streaming, y no le ha ido nada mal. ¿Cómo podría?, es decir, tiene todo lo que cualquiera necesita para hacerse popular y tener éxito en el mundo de internet: Carisma, encanto, facilidad de palabra, atractivo físico, creatividad... En fin...

Antes de que todo éste desastre mundial se desencadenara, él ya tenía bastante éxito, y con el confinamiento obligatorio, sus números no hicieron más que aumentar.

Yo, por mi parte, he tenido que adaptarme a la nueva modalidad a distancia. Afortunadamente, pude conservar mi empleo como asistente del jóven y exitoso empresario Julián Solo, aunque no es nada fácil.

Casi a diario recibo paquetes con documentos, recibos, informes y demás papeles que debo revisar, anotar en mi computador, y después enviarlos a mi jefe. Hemos tenido que hacer muchas modificaciones para no perder a nadie, aún a costa de reducir los salarios de todos, y yo me he llevado una de las peores partes al ser el encargado de todo el papeleo.

Un par de días a la semana debo presentarme en sesiones virtuales para exponer mis reportes a mi jefe y compañeros, y no tendría ningún inconveniente, de no ser porque Kanon no deja de gritar la mayoría del tiempo por estar grabando o transmitiendo en vivo.

Pero eso no es lo peor, sino que parece que con la cuarentena no fueron solo los números de seguidores de Kanon los que se elevaron hasta los cielos, sino también su líbido.

Tenía una reunión virtual muy importante con mi jefe y unos cuántos compañeros, y no dejaba de rogarle al cielo que Kanon terminase su transmisión antes de que la reunión comenzara. Ya habían sido más de cinco veces en las que no dejaba de gritar, y tenía que arreglarmelas de una u otra forma para silenciar el micrófono y evitar que interrumpiera a quien estuviera hablando, otras no me había quedado más que disculparme apenado por la interrupción.

Y una vez, corrí con tan mala suerte, que Kanon se olvidó de una reunión que tenía, y salió del baño en ropa interior.

Si hubiera estado solo yo, no habría habido ningún problema, después de todo, no sería la primera vez que lo viera con poca o nada de ropa. ¡Pero ese no es el caso de mi jefe y mis compañeros de trabajo!

Aún recuerdo que mi jefe simplemente se aclaró la garganta con incomodidad, y trató de pretender que nada pasó. Tethys, Isaac, Eo y Baian no dejaron de hacer bromas al respecto durante dos semanas. Y yo pasé un par de días enfadado con Kanon, pero al final todo quedó arreglado.

Para fortuna mía, Kanon terminó la transmisión, y creía que por ese día podría tener una reunión tranquila y sin ninguna interrupción. Y parecía que sería así, hasta que, a mitad de la reunión, ví a Kanon bajar las escaleras.

Aprendí la lección, así que había cambiado el lugar en el que tomaba las llamadas y reuniones, dándole la espalda a la puerta principal y no al baño ni a ningún otro lugar de la casa.

Creí que Kanon simplemente iría a la cocina a buscar algo de agua y después volvería arriba hasta que la llamada terminara, como habíamos acordado. Pero cuando lo ví acercarse a la mesa, y quitar una de las sillas, supe que no sería así.

Intenté ignorarlo, sabiendo lo que quería, y continuar con la reunión, pero entonces ví como Kanon se deslizó debajo de la mesa, y supe que nada bueno saldría de eso.

Cuándo sentí sus manos acariciando la parte interna de mis muslos, deslizandose por mis piernas, y volviendo al punto de partida, me estremecí por completo. Y cuándo comenzó a frotar el creciente bulto entre mis piernas, tuve que morderme los labios para evitar soltar un jadeo en plena llamada.

- Sorrento, ¿todo bien?- Preguntó mi jefe.

- Sí, lo siento, solo amanecí con algo de tos.- Inventé para intentar justificar mi acción.

Mi jefe continuó hablando, y yo intenté ignorar a Kanon, esperando que se cansara de eso al no obtener respuesta alguna, pero me equivoqué.

Sentí sus manos desabotonar y después bajar el cierre de mi pantalón... Tenía que estar bromeando...

- Sorrento, ¿estás bien?- Preguntó mi jefe.

- Sí, señor. Solo un poco de dolor de cabeza, nada importante.

- Deberías ir al doctor, Sorrento.- Comentó Tethys.- O al menos hacerte una de esas pruebas caseras para descartar que sea algo grave.

- De seguro es solo estrés.- Respondí, intentando no pegar un salto en la silla cuando sentí como Kanon comenzaba a lamer "esa" zona por encima de mi ropa interior.- N-No he salido de casa en un mes.

Kanon no parecía tener intenciones de detenerse, pude sentir cómo se deshizo de mi ropa interior para comenzar a lamer de arriba a abajo, y después engullir todo mi miembro por completo. Tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no soltar un gemido en plena llamada.

- Sorrento, creo que será mejor que descanses por hoy.- Dijo mi jefe.- Creo que tienes fiebre, estás demasiado rojo.

Definitivamente voy a matar a Kanon apenas corte la llamada...

- N-No es necesario, señor.

- Insisto. Has trabajado muy duro desde que todo ésto comenzó.- Replicó el peli-celeste.- Retírate y tómate unos días hasta que te sientas mejor. No te preocupes por nada.

No me quedó más que suspirar y aventar.- D-De acuerdo.- Asentí.

Después de eso, finalicé la llamada y cerré la laptop para evitar cualquier accidente.

Tan pronto como conté con privacidad, sujeté a Kanon de los cabellos, apartandolo de golpe.

- ¡¿Qué demonios crees que haces?!- Interrogué, bastante molesto.- ¡¿Tienes idea de los problemas que pudiste haberme causado?!

- Lo siento.- Dijo, con una pequeña sonrisa.- Es solo que te veías muy estresado~- Canturreó, acariciando mi muslo con sus dedos.

- Ahora estoy estresado.- Gruñí, apretando su muñeca.- ¿Qué harías tú si yo hiciera algo como esto en medio de una de tus transmisiones?

- ¿En serio quieres saberlo?

- Tú no tienes vergüenza.- Dije, soltando sus cabellos.

- Ya, ya. Déjame compensarte.- Sonrió, y después volvió a su anterior tarea.

- Más te vale que des una mamada de dioses como para que valga la pena el bochorno que me hiciste pasar, o te juro que te corto los huevos.- Amenacé al peli-azul, acomodándome mejor en mi silla.

- Tus deseos son órdenes para mí, dulzura.- Sonrió, dando pequeñas lamidas.- Y por si quieres vengarte, ya sabes a qué hora comienzo las transmisiones.- Añadió, guiñándome un ojo, para después volver a engullir toda mi erección y comenzar a mover su boca de arriba a abajo.

Definitivamente voy a vengarme algún día... Pero por ahora me conformo con esta compensación.

30 Días OTP. Saint Seiya: Edición Shipp's RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora