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Kink's

Podía sentir sus latidos retumbar, su respiración acelerar a cada toque, mierda, no podía creer en lo que se estaba metiendo

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Podía sentir sus latidos retumbar, su respiración acelerar a cada toque, mierda, no podía creer en lo que se estaba metiendo.Simplemente cayó ante ese pequeño demonio de cabello azul, endulzando su oído con pequeños suspiros y palabras, ahora la tenía a su merced.

Estaba siendo acorralada en una cama, sus muñecas sujetas arriba de su cabeza por una mano, mientras que la otra mano paseaba por la cara interna de sus muslos y su intimidad, que empezaba a quedar húmeda de tanto juego.

Y quien era el que provocaba todas estas sensaciones? Pues el mismísimo Sal Fisher. Ese desquiciado con una apariencia tan dulce, pero mierda, a veces llegaba a ser como el demonio.

El chico aún la veía, atento a cada reacción que ella hiciera, y le parecía injusto, el aún no se sacaba ninguna prenda o tan siquiera su prótesis, seguía como si nada, pero por ciertos movimientos podía percibir una creciente erección. Pero ella estaba más descubierta, su corto vestido estaba levantado hasta su vientre bajo, mientras la mano del chico seguía jugueteando y tentando su intimidad para que rogara por sus toques. Sus pechos estaban al aire, a la vista con sus pezones ya duros, aún que no hayan sido estimulados a más haya de pequeños roces.

Se veía en los ojos del peliazul ese brillo divertido al tener la chica tan a su merced, haciendo que su ego creciera, pero mierda, su erección de verdad le estaba doliendo.

Decidió liberar a la chica de su agarre y sentarse, se sacó la camisa y levantó si prótesis, dejando a la vista parte de su mandíbula y labios. Agarro de las rodillas a la chica y la jalo para que se acomodará mejor, dejándolo a él entre medio de sus lindas piernas, libre de poder ver como su vagina escurría de esos fluidos que con sus toques provocó.

Se puso arriba de ella nuevamente, esta vez, dejando que la mujer atrapará sus labios con los suyos, y empezó ese beso tan húmedo y caliente. Sus lenguas juntándose pero también explorando la cavidad vocal del otro, llegando a ver quién tenía el control, ganando el chico. La saliva escurría y los roces de sus intimidades iban en aumento. El calor era inevitable, ya se sentía el sudor en sus pieles, aperlandolas.

Solo se escuchaba el sonido de sus bocas aún besándose junto con esas pesadas respiraciones. A Sal le dolía como el demonio esa erección, ya no podía aguantar. Se separó un poco, empezando a repartir besos por el cuello de la fémina, provocando más gemidos y suspiros suaves. Paro cuando sus besos llegaron a sus lindos pechos, la pobre mujer se sentía a desfallecer, sus toques eran tan sucios, tan voraces que la hacían desear cada vez más de el. Le saco un gran gemido cuando sus sensibles pezones fueron atacados por el muchacho.

Su boca estimulaba su pecho derecho mientras que una de sus manos lo hacían con el izquierdo. Sentir como mordía y llenaba de saliva su pecho era sumamente excitante, al igual que los pellizcones en su otro pecho, dejando los más duros que antes. Sal decidió que su boca fuera al otro pezon mientras que su otra mano atendiera al que estaba llena de su saliva.

🅞︎🅝︎🅔︎ 🅢︎🅗︎🅞︎🅣︎🅢︎ [𝐒𝐚𝐥𝐥𝐲 𝐅𝐚𝐜𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora