CAPÍTULO 102: Adiós a la comida de Paul

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Al haberme dormido tan tarde, ahora me he despertado a las seis de la tarde. Me he perdido el desayuno y el almuerzo... una gran tragedia.

Al despertar, lo primero que hago es ir al baño a ducharme, peinarme y demás. Luego, me visto y voy hacia la casa de Paul a desayunar... o a merendar... no sé, da igual, voy a comer, pero me detengo en el umbral de la puerta al escuchar gritos provenientes de la casa.
¿Paul tiene visita?
Al abrir la puerta me encuentro a Paul muy cabreado gritándole a Claire, la cual extrañamente está en la casa del hormonas con patas sentada en su sofá ¿comiendo cereales? ¿Los vampiros pueden comer?

___: ¿Qué mierda pasa?

Ellos dejan de gritarse mutuamente para mirarme.

Paul: Genial, la gorrona en miniatura. Lo que me faltaba.
Claire/___: Cállate.

Oímos a Paul gruñir pero yo pasé de él y me senté en el sofá junto a Claire que me miró emocionada e iba a abrazarme, pero el brazo de Paul la detuvo.

Paul: Recuerda las reglas chupasangre.
Claire: No sé quien es peor, tú o el perro de mi Pastelito.
___: ¿Qué reglas?
Paul: Para que la chupasangre pervertida pueda estar aquí, Sam y el consejo le han impuesto unas cuantas reglas que debe de cumplir.
Claire: ¡¿Unas cuantas reglas?! ¡Es una puta lista interminable! ¡¿Cómo va a ser una regla no poder abrazar a mi Pastelito?!
Paul: Sam te lo ha impuesto por algo. Podrías emocionarte demasiado y aplastarle los huesos a ___.
Claire: El perro no tiene reglas.

Creo que se refiere a Jacob. Paul rodó los ojos y suspiró cansado, creo que llevan discutiendo un par de tiempo.
Posteriormente Claire bufó indignada, agarró la bolsa de cereales metiendo la mano y se llevó un puñado a la boca. Se ve que eso enfadó a Paul ya que le quitó de manera brusca los cereales haciendo que ella se quejara como una niña pequeña extendiendo los brazos hacia él.

Claire: Mis cereales.
Paul: ¡DEJA DE COMERTE MI COMIDA! ¡LOS VAMPIROS NO PUEDEN COMER!
Claire: Lo sé. Sabe horrible.
Paul: ¡¿Y SI LO SABES POR QUÉ MIERDA LO HACES?!
Claire: No sé, supongo que soy un poco masoquista. 

Claire se encogió de hombros, agarró un vaso que había encima de la mesa y... se lo bebió.

Paul: ¡DEJA DE COMER!
Claire: ¡OBLÍGAME!
Paul: ¡ESE COLACAO ERA PARA LA NIÑA, NO PARA TI!
Claire: ¡PUES HAZLE OTRO!
Paul: ¡¿CÓMO QUIERES QUE HAGA OTRO PEDAZO DE IDIOTA?! ¡TE HAS COMIDO LA LATA DEL COLACAO!

Miré hacia la encimera de la cocina que estaba hecha un desastre con envases, plásticos y latas de comida terminadas, supongo que fue Claire. Y entre todo eso, pude ver la lata del Colacao vacía.
¿Cómo... cómo mierda se ha comido toda la lata? Si son polvos, es como si te comieras la canela sin más.

Paul: ¡ERES PEOR QUE ___!
Claire: ¡PUES PONLE OTRA COSA PARA COMER!
Paul: ¡¿EL QUÉ?! ¡ME HAS DEJADO LA NEVERA Y LOS ESTANTES SIN COMIDA! Eres una...
___: Paul...

Paul dejó de mirar mal a Claire, para mirarme a mí.

Paul: ¿Qué?
___: Tengo hambre.
Paul: Pues díselo a tu sanguijuela, que ha acabado con toda la comida de mi casa.
¡No soy rico como para manteneros a las dos!
Claire: Si te recompensa... me ofrezco como tu esclava sexual.
Paul: No, que asco.
___: ¿Qué es eso?
Claire: Es un juego muy divertido.
Paul: No lo es. ¡No la escuches niña!
Claire: ¡Oh! Me acabo de acordar... te he traído un regalo Pastelito.
___: ¿A mí? ¿Por qué?
Claire: Por ser mi Pastelito.

Claire agarró una bolsa negra que había en el suelo junto a ella y de ahí sacó una caja un poco grande y de color rojo.

Paul: Como sea algo guarro te vas.

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