Capítulo 30

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Hospital Wilson. Habitación 32.
2 de Septiembre de 2017...

Dos días después, Poelí ya no era la misma, era la imagen en negativo de lo que alguna vez fue mi mejor amiga, tenía los ojos cerrados y una máscara cubría su boca y nariz, su pecho subía y bajaba con lentitud, su piel estaba pálida y sus labios resecos. Su cabello estaba desordenado y aun así, se veía hermosa...

Evans a su lado le susurraba cosas que desde mi posición no podía entender, no estábamos preparados para ese final y como alguna vez dijo Líam, hay cosas que no pueden esperar.
Y Poelí, estaba sufriendo. 

Esa tarde, cuando despertó, se arrancó el suero y susurró que se daba por vencida.

Corrí escaleras abajo, choque personas, escuché maldiciones, por segunda vez estuvo a punto de arrollarme un maldito automóvil pero aún así la brisa primaveral de Wilson me recibió en el parque Derry. Mi pierna dolía pero mi corazón aún más, me faltaba el aire y sollozos involuntarios se escapaban de mis labios, mis manos temblaban y se aferraban a mi cabello mientras sentada en nuestro banco, lloraba desconsoladamente.

— No, por favor...  —sentí mi garganta arder y las lágrimas empapar mis mejillas, todo yo; temblaba mientras miraba el cielo estrellado —. No podré soportarlo.

Unos brazos me sostuvieron, al levantar la vista del suelo Evans me observaba con el rostro inescrutable y cuando pensé que él se iría, me preguntó si podía abrazarlo, esa noche nos rompimos y cuando llegó el 7 de Septiembre...
Poelí se llevó gran parte de nuestros pedazos.

Cuando deje de extrañarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora