La habitación rosa.

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Eran las diez y media de la noche, Ikki seguía conduciendo su auto hasta que a mitad de su camino y debido al trafico tuvo que parar, la ciudad de Tokio estaba llena de color y luz, no había ningún establecimiento que no estuviera lo suficientemente iluminado como para no llamar la atención; aunque pudiera verse lindo, a veces llegaba a abrumar la cantidad de luz y colores vibrantes que solía haber, en el pequeño lapso que estuvo esperando a que el tráfico cesara volteó a ver a su hermano a su lado, en todo el camino no habían hablado de nada (principalmente porque Ikki veía que aún estaba algo inestable como para sostener una conversación), Shun seguía bastante nervioso como para alzar la vista o como para poder articular palabra, cabe mencionar que durante ratos sollozaba pero esta acción no había sido vista por Ikki.

El trafico cesó por un rato lo que favoreció para que el detective pudiera salir de esa calle y ahora sí dirigirse hacía su casa, realmente el tiempo después de pasar por el embotellamiento del centro, cuando llegaron bajaron del auto, Ikki se tomó un tiempo para sacar algunas cosas del coche mientras Shun abría la puerta, ambos entraron cuando estuvieron listos, dejaron sus cosas en la entrada y mientras el joven iba a su habitación, el detective se dirigía a la cocina. Estaba consiente de lo mal que se sentía Shun con respecto a lo ocurrido en su trabajo y probablemente con el golpe que le había dado Esmeralda, él no pudo intervenir cuando se requería con urgencia de su presencia por no saber como actuar o que decir, era increíble que no supiera los problemas de su hermano siendo detective; dobló las mangas de su suéter y encendió las luces de la habitación y sacó del refrigerador el envase de leche entera, de la repisa tomó una botella con miel y agarró de igual modo una pequeña olla que puso al fuego después de agregarle la leche y un poco de miel. Luego de un par de segundos sirvió la leche tibia en una taza, agregó unas cuantas gotas de limón y la dejó en la mesa en lo que iba a buscar a su hermano al segundo piso.

Casi por obligación Shun tuvo que bajar, negándose a querer quedarse en la cocina durante mucho tiempo, el chico se sentó en una silla mientras su hermano lo hacía en otra, por obviedad Shun tomó la taza con leche agradeciendo el hecho de que Ikki se había tomado el tiempo para prepararla, el detective buscaba que su hermano se tranquilizara al beberla y que con ello pudiera explicarle con sus palabras y desde su punto de vista lo que había ocurrido antes de preguntarle de manera más formal a Esmeralda y revisar las cámaras de seguridad. Dejando la taza de lado, el menor tomó aire y se recargó del respaldo de su asiento mientras meditaba su respuesta ya que, ¿Qué planeaba decirle a Ikki?, que solo con oír la voz de esa chica lo había alterado o que sentía algo de miedo por reconocer la voz de la susodicha...

- No me sentía realmente bien en ese momento. - pronunció tomando nuevamente la taza con ambas manos para acercar la porcelana a sus labios y así evitar por unos instantes dar más explicaciones

- ¿por qué no?, ¿Ocurrió algo de lo que no estoy enterado? -

Cuestiono con total determinación para él mismo poner a prueba a Shun con un reciente interrogatorio, cuando estudiaba llegó a tener por algunos semestres la materia de psicología y en ella, su maestro siempre mencionaba que evitaran trabajar con sus familiares pero ahora tendría que desobedecer un poco a aquel maestro suyo; se relajó un poco en su asiento tomando una postura más cómoda y menos rígida, observó a su hermano dilatar un poco sus pupilas y presionar con la yema de sus dedos un poco la taza, parecía que su pregunta lo había alarmado un poco.

- No, nada pasó... -

Respondió encontrando refugio en aquella taza que servía como juguete anti estrés al presionarla de vez en cuando para que de tal forma pudiera controlar su estrés y a la vez su reciente nerviosismo, Ikki asintió un poco sin decir nada de momento, luego formuló varias preguntas en su mente que estaría diciendo conforme la platica continuaba pero debía de ser sutil con esas preguntas ya que lo que buscaba es que muy aparte de poder conseguir la información que necesitaba era poder recobrar la confianza que eventualmente se perdió sin saber con seguridad el porqué. Cuando el joven quitó la taza de sus labios y la bajó hasta su regazo, su hermano "soltó" la siguiente pregunta.

16 de AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora