4 Deja de jugar con mi amor

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Durante los días siguientes la rutina era sencilla, salían de la casa temprano, entrenaban y se perfeccionaban cada día, almorazaban en el bufet de la empresa, iban a distintos lugares donde cumplían con sus presentaciones o hacían entrevistas.
Poco a poco se iban haciendo más conocidos, y las redes sociales ayudaron a que su alcance fuera aún mayor. Por las noches volvían a casa cansados pero felices de crecer cada día más.
Su música se escuchaba en más de un país, sus fanáticas fueron aumentando, sus presentaciones se hacían en lugares aún más grandes y en poco tiempo comenzaron a llenar teatros, anfiteatros algunos centros deportivos hasta que llegaron a su primer estadio. Para esas alturas las canciones y las coreografías se habían vuelto más profundas y más complejas. Pero no había quejas todos aceptaban trabajar sin parar porque podían ver en cada escenario a dónde estaban llegando.

-Los besos robados cuando nadie te ve son los que tienen mejor sabor- repetía Yoongi cada vez que asaltaba la boca de su pequeño.

Y Jimin sentía que debía frenar esa situación pero no podía, no quería, la realidad era que ya no podía dejar de sentir todo lo que sentía por su hyung favorito. Se estaba enamorando de Yoongi y no podía evitarlo. Sobre todo cuando este era una persona totalmente diferente cuando estaban solos. Era atento, dulce, juguetón, sexy, el combo perfecto para que Jimin cayera más y más enamorado del otro
Yoongi se comportaba como un caballero, y a la vez lo provocaba hasta llevarlo al límite, llevaban más de seis meses en ese vaivén emocional, donde Yoongi parecía perdidamente enamorado de él y al instante parecía asqueado y deseaba tenerlo lejos.
Esa dualidad hacia que Jimin sufriera, sin poder decirle a nadie. A veces lloraba en silencio cuando notaba que Yoongi ni siquiera reparaba en su presencia. Entonces decidía que terminaría con ese juego de una vez por todas pero entonces Yoongi llegaba hasta él, le decía lo mucho que lo había extrañado y las ganas incalculables de besarlo y Jimin se olvidaba de todo.

Los meses se hicieron un año completo y la relación de ellos ante los demás no había cambiado. Yoongi seguía siendo frío con él cuando sus compañeros estaban cerca y era todo un novio enamorado cuando estaban solos.
Para esas alturas se debería creer que Jimin estaría acostumbrado pero no era así, y el paso del tiempo lo estaba destruyendo por dentro.

La mañana en que todo voló por los aires habían ido a una entrevista radial. Habían hablado de todo un poco, les habían preguntado sobre su música, sus conciertos y sobre sus vidas personales.
Cuando llegó el turno de Jimin este no pudo evitar mirar de reojo a su hyung, este ni siquiera lo veía.

-¿Jimin cómo sería tu chica ideal?- preguntó el entrevistador.

-No tengo una chica ideal, creo que lo sabré cuando la conozca- respondió haciendo que todos aplaudieran por la respuesta.

-¿Y tu Yoongi, cuál sería tu chica ideal?-

-Bueno, creo que debería ser alta al menos, piel clara, cabello largo negro, que sea bonita, ese tipo de belleza que uno reconoce al verla-

Jimin lo miró desencajado, al menos podía respetarlo, estaban frente a frente y él con total descaro hablaba de alguien más sin pensar en lo que Jimin podía sentir.

Se levantó de golpe diciendo que tenía que ir al baño. Su voz era quebrada y no aguantaría mucho tiempo más sin llorar.

Cuando la emisión hizo una pausa comercial Taehyung se puso de pie y corrió a buscar a su amigo. Yoongi seguía la escena sin decir ni demostrar absolutamente nada.

Taehyung llegó al baño y golpeó levemente.
-¿Minnie estás bien?- preguntó preocupado.

La puerta se abrió y Tae entró viendo a su amigo envuelto en lágrimas. Se asustó de inmediato pensaba que algo grave le había sucedido y como cuando un grifo se abre y el agua sale a borbotones inundando todo, así salieron las palabras tan secretamente guardas que Jimin llevaba escondidas.
Taehyung no podía creer lo que escuchaba, Jimin y Yoongi tenían una relación de un año y jamás nadie lo había siquiera sospechado.
Pasaron un rato allí, Tae intentó consolarlo y prometieron charlar de todo cuando volvieran a casa.

Por cada latido de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora