17 Esa extraña sensación

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El vuelo había sido demasiado silencioso. Una vez en el aeropuerto, caminó lentamente hasta la cinta transportadora donde en cualquier momento aparecería su maleta. La tomó sin prisa y sintió un nudo en su estómago cuando sintió un cálido apretón sobre su hombro, mordió su labio inferior y volteó a ver los brillantes ojos que no dejaban de verlo con una enorme sonrisa.

-Bienvenido amor- un tierno beso se depositó sobre sus esponjosos labios y solo pudo sonreír por inercia.
Esa sonrisa que hace años mantenía por diplomacia. ¿Cuánto tiempo hacía que no sonreía de verdad? ¿Que no lanzaba una carcajada cargada de emoción? Y entonces lo recordó, fue aquella noche, donde un Yoongi totalmente borracho intentaba ponerse de pie y su cuerpo no respondía, había sido esa su última risa real.

Devolvió el beso con algo de pena viendo como el otro arqueaba una ceja.

-¿Estás bien?- indagó al notar el semblante serio de su novio.

-Algo cansado, solo eso- respondió comenzando a caminar bajo el abrazo tierno de su futuro esposo.

Sean Patrik había sido como un soplo de aire fresco cuando lo vio entrar a su camerino diciendo que los nuevos músicos esperaban por él, ambos se perdieron en una intensa mirada que Jimin no había podido evitar.
Con el tiempo Sean se fue acercando a él, sus cabellos rubios sus intensos ojos azules, su cuerpo esbelto y musculoso sin ser exagerado, si definitivamente una maravilla ante su vista, entonces Jimin se dejó llevar, poco a poco fue conociendo a ese interesante hombre que se desvivía por hacerlo sentir bien y entre tantas citas y sonrisas complices un día se dejó besar, sintiendo en ese beso los vestigios de su antiguo y sombrío amor.
Intentó no darle importancia a esos sentimientos y puso todas sus energías para involucrarse de manera sentimental con alguien después de tanto tiempo.
Sean era el novio soñado para cualquiera, atento, delicado, tierno, dulce y moría por él, lo había amado desde la primera vez que cruzaron miradas.
Una noche Jimin solo se dejó llevar por la pasión, una que hacía tanto tiempo había perdido y Sean lo envolvió entre sus fuertes brazos y su intenso amor. Amor que alcanzaba para ambos.

Siempre fue sincero con él y en una noche de confesiones le contó todo lo que había vivido con su primer y único amor, Sean solo pudo asegurarle que él borraría cada recuerdo, cada sufrimiento, cada espacio vacío en su cuerpo y en su corazón, y aunque Jimin quiso creerle siempre supo que jamás nada ni nadie podría hacerlo olvidar, aún así se dejó arrastrar por el torbellino de amor que era su novio.

Durante los primeros meses de relación Jimin se asombraba con la espontaneidad de su pareja, lo invitaba a citas románticas y cursis, le dedicaba todo el tiempo libre que tenía, lo acompañaba a cada una de sus obligaciones y jamás, nunca ocultó su amor por él delante de cualquiera. Todo lo que Jimin alguna vez había soñado en una relación, todo eso y más era Sean y entonces no pudo evitar acostumbrarse a esas atenciones que nunca había recibido y cuando una pequeña caja de terciopelo rojo se posó frente a él con un sonriente rubio arrodillado a sus pies diciendo que quería pasar el resto de su vida a su lado, Jimin no pudo dudarlo y aunque la imagen de Yoongi vino a su mente automáticamente, él solo pudo decir que si, mientras lágrimas corrían sobre su rostro y no podía diferenciar estas pensando en si eran de felicidad o de darse cuenta que jamás tendría eso con quien amaba realmente.

En el transcurso del año y medio que llevaban juntos Jimin se obligó a si mismo a dejar de soñar con utopías y entregarle todo lo que Sean se merecía y sin dudarlo se fueron a vivir juntos antes de que la fecha de matrimonio fuera puesta.

Y ahí estaban a un mes del gran acontecimiento, miró a su novio quien dormía a su lado y pensó en que debería decirle la verdad, debería decirle que se había acostado con su ex y que desde ese día no había podido pensar en nada más que él y sus besos y caricias. Pero no lo hizo, no podía romperle el corazón al hombre que solo se había dedicado a amarlo y recibir de él lo poco que había podido darle. No podía jugar con sus sentimientos porque él sabía muy bien lo que eso significaba y lo que se sufría al no recibir el amor que uno necesitaba de la persona amada.
No él no era capaz, él no era Yoongi, él no lastimaría a Sean con una terrible verdad porque no se lo merecía.

Se acurrucó sobre el pecho desnudo de su novio, se mordió su labio e intentó con todas sus fuerzas ser el novio que Sean se merecía.

Luego de su vuelta a Nueva York no había hablado con sus amigos, sobre todo con un molesto Taehyung que le reprochaba el estar lastimando a todos a su alrededor y sobre todo a él mismo.

Sin dar más vuelta dejó que el teléfono hiciera su magia y la imagen de un enfurruñado Tae se dejó ver en la videollamada.
-Hola- saludó algo nervioso.

-¿Cómo van los preparativos para la farsa?- indagó Tae aún más molesto.

-¿Sigues igual?- preguntó con pena

-No puedo creer que sigas con esto, te estás equivocando Jimin, pero claro tu jamás me escuchas- bufó con indignación

-¿Qué quieres que haga Tae? ¿ qué demonios debo hacer según tu?- ya se sentía furioso ante las palabras hirientes de su mejor amigo.

-Quiero que por una vez en la vida pienses en ti, solo en ti, sé una vez al menos egoísta y menos cobarde, lucha por tu felicidad carajos- gritó con cólera.

-¿Y lastimar a cualquiera por mi egoísmo?- indagó en un tono más alto del que hubiese querido.

-¿Y seguir lastimandote tu no es peor?- su pregunta lo hizo temblar.

-En dos semanas me casaré con Sean y todo será mucho mejor- exclamó casi en un hilo de voz.

-Claro, porque un simple papel te hará que lo ames como se merece y te olvidarás de Yoongi automáticamente- espetó con más furia.

-Ya no puedo dar marcha atras- dijo y trató de sonreír para suavizar el momento.

-Si, si puedes, deja de ser un pendejo, deja de intentar ser feliz de la manera equivocada, sabes que odie siempre tu relación con Yoongi, odiaba cuanto sufrias por él, pero más odio lo que estás haciendo ahora, odio que no pienses en ti y busques tu felicidad aunque sea al lado del idiota de Min-

-Sabes muy bien que no me servirá de nada correr en busca de Yoongi, él jamás luchó por mi, no lo hizo todas las veces que lo dejé, no lo hizo cuando le dije que solo podía darle sexo en vez de una relación, no lo hizo cuando decidí dejar la banda y comenzar una nueva vida en otro país, no lo hizo cuando le dije que iba a casarme, ¿por qué crees que sería diferente ahora?, vamos Tae tu lo sabes igual que yo-

-¿Y por eso vas a casarte con alguien a quien no amas?, ¿solo para intentar sacar de tu corazón a Yoongi?, es verdad quizás no luchó por ti, pero tu tampoco luchaste por él, te escapaste cuando las cosas no salieron como querías, ambos han sido tan idiotas y lo único que están haciendo es lastimarse nuevamente.
Él desapareció desde que nos fuimos de Estados Unidos, ni siquiera volvió a Corea con nosotros, solo se comunicó con Nam para decirle que estaba bien y que no volvería, que se iría lejos y que dejaría todo de una vez por todas-

Jimin mordió su labio mientras una lágrima rebelde rodó por su mejilla.
-Espero que estés conmigo en dos semanas Tae, realmente te necesitaré ese día- exclamó en voz lenta y distante.

-Y yo estaré ahí como siempre. Debo irme, Kookie me está esperando para ir a cenar, estoy seguro que tiene una sorpresa para mi, ya sabes que no sabe guardar un secreto ni disimular sus emociones- dijo con una sonrisita cómplice.

-Solo dile que si y cásate con él de una buena vez- espetó Jimin para luego saludarlo y decirle que se verían en dos semanas.

Dos semanas, pensó Jimin y el nudo en su garganta se hizo aún más profundo.

Por cada latido de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora