13 La decisión más difícil

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Salió de la cama lentamente, miró al hombre que dormía profundamente a su lado, no pudo evitar sonreír, pero su sonrisa se perdió al recordar lo que habían hablado durante la noche.
Había dicho todo lo que sentía, todo lo que dolía y había intentado que Yoongi entendiera y luchara por él, pero al parecer su amado y favorito hyung no había entendido que este era el momento de demostrarle que realmente lo amaba y quería todo con él. Pero no fue así y Yoongi solo aceptó ser aquel quien pasara momentos cargados de lujuria y no de real amor. Al fin podía entender, había amado y había dado todo pero solo fue él, y solo se hundió en más dolor. Sabía que ese juego perverso de tener sexo cada tanto lo llevarían a una vida vacía donde su desgastado y roto corazón se convertiría aún más en un músculo que solo le serviría para latir por la necesidad de vivir y no de amar.
Bajó las escaleras casi sin ánimos, entró a la cocina y allí se encontró con la única persona que podía entenderlo y darle algún consejo.

-¿El idiota aceptó verdad?- preguntó Tae mirándolo con algo de pena.

-No me mires así, bastante mal me siento como para recibir tu lástima- respondió tratando de mantenerse en pie.

-No es lástima Jimin, es bronca, y me duele, me duele saber que sigues enredado en una relación que cada vez te entierra más en un pozo donde veo difícil que puedas salir, toma mis manos amigo, tomalas y sal de allí por favor, no puedo verte así, no lo mereces-

Las lágrimas cubrían su rostro, sabía muy bien que lo que su amigo decía era nada más y nada menos que la triste realidad. Su triste realidad.
Tomó su café sin volver a hablar, cargó sus cosas y salió de la casa, necesitaba estar solo, necesitaba volver a comenzar y sentía cada vez más cerca que debía dar un paso al costado, alejarse, quizás renunciar a todo y seguir su camino, esta vez solo, esta vez sin Yoongi y su amor cruel y necesario.

Un mes, un mes había pasado desde el pacto que habían hecho, un mes donde los días los había ocupado poniendo toda su energía en el trabajo. Entrenamientos, grabaciones, ensayos, entrevistas, conciertos, todo, absolutamente todo lo que lo hacía sentirse exhausto y concentrado.
Pero las noches, las noches eran otra cosa, cada noche, durante esos treinta días había recibido a Yoongi en su cama, se habían envuelto en una rutina de besos y jadeos. Los dedos de su hyung rozando despacio cada centímetro de su piel, los labios deseosos besando sin tregua su cuerpo, las caricias, los gemidos, los jadeos, cada cosa grabada en su ser, en su mente, en su cuerpo. Y un abismo que cada vez lo empujaba más y más y ya no temía caer, porque internamente sabía que ya había caído tan profundo que salir le llevaría quizás su misma vida.
Treinta días donde no hablaban, treinta días donde solo el placer se apoderaba de ellos, treinta días donde al despertar sus lágrimas caían sin remedio alguno y ya no sentía las ganas de detenerlas. Treinta días donde al amanecer ponía su mejor cara y volvía a empezar.
Hasta que todo colapso, su mente y su cuerpo colapsaron.


La reunión se había dado cita en un gran auditorium, cientos de fans esperaban a verlos, siempre con las mismas ganas. Intentó hacer de aquella reunión un momento ameno donde disfrutar con sus compañeros, con sus fanáticas. Estaban disfrutando, cada uno hacía bromas, reían, respondían preguntas, firmaban todo lo que sus fans pedían. Fotos, sonrisas, diversión, todo parecía ir bien hasta que las palabras hirientes de Yoongi lo hicieron sentir un miserable. Lo había humillado delante de tanta gente, no solo la que estaba presente, también la que estaba viendo en vivo aquella reunión.
Cuando al fin todo acabó y volvieron a casa Jimin sintió que el paso que siempre había pensado dar, debía hacerlo ahora.
Pasó la noche en su departamento solo, lloró, lloró por demás, llegando a pensar que ya no quedaban más lágrimas en su haber. Estaba decidido, dejaría definitivamente la banda y cambiaría el rumbo de su vida.



Entró a la oficina del mánager, se sentó frente a él y con todo el dolor y la firmeza que había adquirido dijo las palabras que creyó nunca diría.
-Me voy, mi tiempo en la banda terminó, ya lo he decidido-

El hombre frente a él lo miró incrédulo.
-¿Nos estás dejando?- preguntó con terror en sus palabras.

-Lamento decir que si-

-¿Por qué?, por favor Jimin, no puedes irte, es decir este grupo son los siete, si te vas nada será igual, ¿qué pasó para que tomes esta decisión? ¿Qué puedo hacer para que cambies de idea?- el mánager se veía realmente apenado y desorientado.

-Nada hyung, no puede hacer nada, esto es algo que vengo pensando hace mucho tiempo ya y solo ha llegado el día de hacerlo-

El hombre asintió lentamente, solo le pidió una semana para poder organizar todo y para que tal vez lo volviera a pensar.
Pero Jimin sabía que ya no había nada que pensar, ya lo había hecho durante mucho tiempo y la decisión era irrevocable.

-Jimin, conozco a alguien en Estados Unidos, quizás sea lo que necesitas ahora- habló con algo de esperanza, él solo agradeció para salir de allí.

Volvió a su departamento encontrándose con Taehyung y Jungkook en la puerta, sonrió al verlos. Ellos siempre estarían con él, y aunque no habían estado de acuerdo cuando les habló de su decisión ambos aceptaron y lo respetaron.
Taehyung no pudo parar de llorar al saber que Jimin ya había llevado a cabo su decisión y había presentado su renuncia a la empresa. Jungkook se sentía enojado, quería matar a Yoongi con sus propias manos, pero su amigo había sido claro.

-Esto va más allá de Yoongi, esto tiene que ver conmigo y mi bienestar, ya no me considero con ánimos de estar en la banda y jamás me perdonaría restar en vez de sumar-

Se dieron un gran abrazo y los más jóvenes salieron de allí.

Aquella noche no volvió a la casa que compartía con sus amigos, ni la siguiente, ni la próxima. Solo había ido a la empresa tal como le había pedido el mánager.

Al terminar la semana Jimin volvió a la casa, solo para reunir a sus compañeros de banda y explicarles acerca de la decisión que había tomado.
Las reacciones fueron diversas aunque la verdad es que todos habían quedado en shock. Namjoon se acercó a él, le regaló un cálido abrazo y le dijo claramente que no estaba de acuerdo con su decisión pero que la respetaba.
Hoseok lloró sin parar, lo abrazó cálidamente y le pidió que no se fuera.
Seokjin se fue enojado a su habitación gritando en el camino que era una locura y que no lo aceptaba.
¿Y Yoongi? Yoongi solo pudo caer sobre el sillón y no dijo nada, ni siquiera opinó, no habló, en ningún momento dijo algo de lo que su corazón roto guardaba y quiso llorar, tomarlo entre sus brazos y rogarle si era necesario pero no lo hizo y Jimin entendió a su manera que a él le daba lo mismo, como también le había dado lo mismo su relación después de tantos años.

Entró a su habitación acompañado de Taehyung quien no había parado de llorar y bufar enojado.
Preparó sus cosas en sus valijas y las dejó a la entrada de la puerta. Se giró para ver a sus amigos quienes estaban de pie viendo sus movimientos. Excepto Yoongi, él se había ido de la casa minutos antes sabiendo lo que Jimin haría.

Saludó a cada uno, le dedicó unas calidas palabras y salió de allí con sus valijas en la mano, sus ojos cargados de llanto y su corazón roto en mil pedazos.

Por cada latido de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora