8 No todo lo que brilla es oro

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Llegaron a la casa entre risas y besos, se movieron silenciosos para que nadie los escuchara. Todos estaban ya en sus respectivas habitaciones, excepto Taehyung quien esperaba a su amigo nervioso por saber cómo estaba o qué había decidido.
Yoongi miró al otro y solo sonrió. Jimin se acercó a Tae le dio un beso en la mejilla y también sonrió.

-Veo que estás bien y espero que sigas asi- dijo mientras le clavaba los ojos a Yoongi.
La última vez que habían cruzado palabra Taehyung lo había golpeado y le había jurado que lo mataría si hacía sufrir a Jimin otra vez.

-Tae, te prometo...

-No lo hagas Min, no me prometas nada, solo ten en claro que si Jimin vuelve a llorar por ti sabrás quien soy de mala manera. Soy una persona pacífica mientras no se metan con la gente que amo, y yo amo a Minie es mi mejor amigo en el mundo y lo voy a cuidar siempre, de ti o de quien sea- su voz era dura y firme y su cara estaba pintada de una seriedad pocas veces vista en él.

-Entiendo- respondió Yoongi escueto y volvió a abrazar a su pequeño.

Jimin se acercó a Tae y le dio otro beso en la mejilla diciéndole que vaya a dormir y que se quedara tranquilo.
-Taetae, gracias, te amo- exclamó y lo dejó ir.

-Él da miedo cuando está así de serio- jadeo bajito Yoongi viendo como el otro subía las escaleras.

-No puedes culparlo es quien siempre me escucha y está conmigo- dijo Jimin poniéndose frente al otro y volviendo a sonreír.

-¿Puedo dormir contigo esta noche?- preguntó acomodando un mechón de cabello del otro detrás de su oreja.

Jimin asintió algo sonrojado y lo tomó de la mano para subir a su habitación.
Hoseok estaba sentado sobre su cama leyendo un libro, levantó su vista de este y los miró. Lanzó una gran sonrisa y habló.
-Supongo que tendré que dormir en tu cuarto ¿no Min?-

-Supones bien- contestó sonriendo.

-Me debes una entonces- respondió y se levantó de la cama llevándose su almohada.

-Te debo muchas- resopló Yoongi y lo dejó salir.
Yoongi lo siguió y cerró la puerta con llave viendo como Jimin entraba a su baño.

El más joven se giró para verlo y habló.
-¿Vienes?- indagó estirando su mano.

Yoongi sonrió en grande y se acercó tomando la mano extendida y entrando juntos al baño.

Luego de una intensa ducha donde los besos y las caricias se volvieron lujuriosas llegaron a la cama totalmente desnudos. Yoongi lo recostó dulcemente y se acomodó entre sus piernas, besando cada parte de su rostro, bajando por su cuello, su pecho. Mordió y lamió cada parte de piel expuesta y se maravilló con cada sonido que Jimin lanzaba. Tenía de vuelta a su pequeño entre sus brazos y no podía negar todo lo que lo había extrañado.
Tomó su miembro entre sus manos, acercó sus labios a este y comenzó a lamerlo de forma hambrienta, bajó una de sus manos mientras seguía chupando su pene deseoso. Jugueteo con su entrada, sacando y metiendo uno de sus largos dedos, mientras Jimin se retorcía de placer y deseo.
Al cabo de un rato tres de sus dedos estiraban de manera demandante el interior del otro.
Yoongi gruñia desesperado quería entrar en él y demostrarle cuanto lo había extrañado y cuanto lo amaba.
Poco a poco se fue enterrando en su adorable pequeño, sintiendo como las paredes asfixiaban su pene de manera tortuosa. Cuando Jimin al fin estuvo listo comenzó a moverse en un ritmo lento y apasionado sin dejar de besarlo en ningún momento.
Jimin era un caos de gemidos y jadeos, se movía al ritmo de su hyung favorito recibiendo cada estocada, dejándose llevar por la lujuria que solo Min Yoongi despertaba en él.
No quería pensar en nada más que él y su amado Yoongi.
Cuando el orgasmo los alcanzó a ambos al mismo tiempo los dos jadearon el nombre del otro para dejarse llevar por la bruma del deseo.

Por cada latido de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora