Capítulo 21

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Diablos.
Diablos. Diablos.
Mi cabeza, oh Dios mío. Mi cabeza me esta matando.
Me levanto de la cama para ir al baño y me percato de que es la 1pm. ¿Enserio dormí tanto?
Entro al baño y hay vomito. Pero que asco.
Busco el otro baño y hago pipí.
Al salir voy a la cocina para tomar algo y me encuentro a Yuuna husmeado en mi alacena.
-¡Sí! ¡Galletas saladas! -Yuuna voltea y me encuentra ahí parada, como zombie, y retrocede asustada. Oh vamos, no puedo estar tan mal.
-¿Qué? -le pregunto sirviendome un vaso de jugo de manzana.
-Amiga... -dice Yuuna cautelosamente.
-¿Qué?
-Estas horrenda. Asquerosa.
-Bien. Gracias Yuuna, también te quiero -me dirijo hacia el sofa para tomarme mi jugo y ver televisión.
-Lo digo enserio. Pero bueno -se sienta a mi lado-, después de cómo llegaste anoche no puedo esperar que estes... presentable.
-Yuuna, ni siquiera sé cómo llegué.
-Eso lo sé. Estabas tan ebria que ni siquiera sabías tu nombre. Tu cabeza te ha de estar matando.
-Eso no es cierto -mentí-. Y no llegué tan ebria.
-Si, ajá.
-¿Y de dónde salió la explosión de vómito en mi baño?
-De tu boca, idiota.
Oh claro, no recordaba lo que era estar así de borracha. No quiero saber que más hice.
-Oh... ¿Y qué más hice? -bueno, tal vez sí.
-¿Y yo qué voy a saber si llegaste tarde, en brazos de Landon y cantando la cucaracha.
-¿Y Carter?
-Sabrá Dios qué le hiciste al pobresillo. Seguramente lo mataste y no recuerdas, porque no lo vi llegar contido.
Mierda, tengo que saber lo que pasó anoche. Bien y pude haberle hecho un striptease a Carter y no recuerdo nada. O que sé yo, tal vez maté a unas cuantas personas a golpes, o Carter y yo estamabos tan ebrios que pudimos... OH MIERDA.
Salgo corriendo hacia mi habitación y me pongo unos jeans, junto a mi blusa de pijama y mis pantunflas agarro mi celular y las llaves del auto para ir en busca de Carter.
-Kina. ¡Hey, Kina! Es broma, ¡no lo mataste! -salgo por la puerta principal lo más rápido que puedo-. Carajo, ¡vuelve, niña estúpida!
Al bajar por el ascensor, en el lobby me encuentro a Paul dándole los buenos días a todos los inquilinos que entran.
-Hey, Kinita. Me dijeron que te pusiste happy anoche -se burla en mi cara.
-Basta de idioteces Paul, y no me hables que me duele el cerebro.
Salgo del edificio y entro a mi auto que estaba estacionado en la esquina.
Lo prendo y arranco.
-¡MIERDA! -grito por el alto volumen que estaba puesto y quito la música.
Bien, ahora a buscar a Carter.
Estaba parada en un semáforo cuando me di cuenta de que no sé dónde puedo encontrar a Carter. Aparte, aún no sé guiarme en esta ciudad.
Bravo, Kina. Eres tan lista a veces, me sorprendes.
Gradísima idiota, ¿ahora qué hago? El semáforo cambió su color a verde y avanzo sin rumbo alguno.
No pensé las cosas y ahora no sé qué cojones hacer.
Pero mierrrrrrda que me duele la cabeza. Tengo que ir por un café.
Sigo andando por las calles hasta encontrarme de nuevo con mi edificio y poder darme una idea de dónde me encuentro. Llego a Starbucks y me estaciono.
En la caja me encuentro con Betty, la compañera zorra de Sandy, la que me tiró el café.
-Buenos -Betty me reconoce al instante de aquel día en el que vine con Carter y discutimos- días.
-Sí, ajá. Dame un café descafeinado grande.
-Claro -dice de mala gana-. Son £3.18.
Le entrego el dinero y espero mi café.
-¡Kina! -gritan mi nombre y voy por mi café. Debo de dejar de dar mi primer nombre para todo. Debería de empezar a usar mi segundo nombre, pero prefiero Kina, es muchísimo mejor.
Me siento en uno de los pequeños sillones que estan cerca y tomo de mi café.
-¡Cadajo! -me quemé la lengua. Nunca sabré con certeza a qué grado de idiotez puedo llegar.
Cierro los ojos y me recuesto un poco para esperar a que se enfríe mi bebida.
Cuando siento que estoy por dormirme, una hermosa voz me susurra en el oído.
-¿Puedo sentarme a tu lado? -abro los ojos de golpe asustada y me siento derecha, logrando que el café que tenía entre mis manos se derramara quemandome.
-Agh. Caliente. Agh. Mierda -digo furiosa entre dientes para evitar gritar y crear otro escándalo, él se ríe de mi-. Te odio.

No lo toquen, perras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora