-¿Por qué tienes caca en el pie? -¿enserio? ¿Eso es lo primero que se le ocurre decir?
-¡Te extrañé tanto, idiota! No sabes la falta que me hacías, ¿y quién te crees que eres? No puedes llegar solo así. ¡Eres una maldita irresponsable! -hago una pausa para tomar aire. Usualmente, cuando me desespero o estoy muy extrañamente feliz, tiendo a decir dos mil palabras por segundo.
-Kina..
-¡No! ¿Y cómo sabes dónde vivo? Ah, y no es caca, eh, es excremento de pizza.
-Es la misma mierda.
-¿Solo dirás eso?
-Cuando diste tu discurso me escupiste en la cara.
-Cuando llegas a un lugar se dice hola.
-Pero literalmente me escupiste en la cara, ¿cómo tienes tanta saliva? ¿La acumulas o algo?
-Deberías de saberlo, eres asiática.
-Eso no es seguro.
-¡Yuuna! -la reprendo dándome cuenta de que me cambió de tema, ella se ríe.
-Ya, ok. ¡Hola! ¡Cúanto tiempo sin verte, querida! ¡Oh! Cuéntame cómo te va con tu marido y tus siete hijos -Yuuna hace un extraño acento inglés y me abraza mientras yo me río. Somos de la estatura, de exactamente la misma.
-Ya babosa, no exageres -aún abrazadas, huelo su cabello-. Apestas, ¿te has bañado?
-Sólo me trataba de acoplar a tu desagradable apartamento -entra como si fuera su casa y tira las maletas al piso-. ¿Sabes lo agotador y largo que es un vuelo desde California hasta Londres? Con mi presencia basta y sobra, no me ocupas bañada y perfumada -se acuesta en el sofá y se quita sus botas-. Por si aún tienes curiosidad y no te quedó claro: no, no me he bañado.
-Bien, apestosa, si me permites; esta caca, digo, excremento de pizza, no se quitará solo -vuelvo a la cocina brincando en un pie para continuar con la exaustiva misión para lavar mi pie-. Iba a ir a comprar más libros, ¿me acompañas?
-¿Estas consciente de que con todo el dinero que tienes eres capaz de ser dueña de todas las librerías del mundo y tener los que quieras?
-¿Y tu estas consciente de que con todo el dinero que tú tienes eres capaz de tener tu propio avión con una ducha dentro?
-Insensata, existen riesgos... Y puede que me de algo de miedo -en un brinco se pone de pie y llega hasta donde estoy, en la cocina-. Pero volviendo al tema, sí te acompaño.
-¿No estas cansada?
-Claro que no, dormí durante todo el viaje. Y si estuviera cansada, prefiero ir a comprar libros que quedarme aquí con toda tu pestilencia.
-Mañana me ayudarás a limpiar. Ahora, ayúdame con la caca.
-Te dije que era caca -le puse el pie en la cara.
-Tú solo limpiala. Y Yuuna..
-¿Qué?
-Báñate antes de irnos, hueles a podrido.
-Que linda.
Despues de ambas estuvieramos bañadas y de olieramos a limpio, emprendimos nuestro recorrido hacia mi librería favorita en mi Aston Martin.
Diablos, como extrañaba a esta tonta. La distancia entre los distintos continentes y el tiempo que disponíamos, nos estaban alejando la una de la otra.
Despues de que entre en depresión posparto, no volví a hablar con nadie. Ni siquiera con Landon o Paul, o incluso con Martha. Me hice una antisocial.
Yuuna y yo estamos juntas prácticamente desde el nacimiento. En el hospital, al nacer, la estúpida enfermera nos confundió y me entregó a los padres de Yuuna y a mis padres les entregó a, pues a la otra bebé: Yuuuuuuuuna. Despues, sus padres se dieron cuenta de que yo no era asiática, y que Yuuna no era...yo. Luego, en el intercambio de bebés nuestros padres se conocieron y ahora son socios.
Hay dos diferencias aquí: 1)Los padres de Yuuna si le daban la atención que necesitaba y 2)No nacimos el mismo día, yo nací 4 días antes que ella, pero mi peso era muy bajo y me tuvieron en la encubadora. Mi mamá se hartó de que yo estuviera ahí y le pagó a la enfermera para que yo saliese de ahí, pero paso lo de el intercambio y bla bla bla.
Al llegar a la librería, dejo mi auto en el estacionamiento y Yuuna y yo caminamos hacia la entrada.
-Yuuna, el otro día vi un documental de mariposas.
-¿Y salía el tal Carter del que me hablaste? -no, no salía, pero sentí mariposas cuando escuché su nombre.
-Ja ja. No. Pero, ¿sabías que existen más de color verde?
Y empezamos a discutir. Hasta que llegamos.
-¡Claro que no, pendeja! ¡Yo nunca he visto mariposas color vómito!
-¡Claro que sí! ¡En tu jardín hay cientos! -Yuuna me golpea en la cabeza y yo se la devuelvo más fuerte.
-Mira, podemos comprar un libro sobre mariposas, ¿contenta?
-¡Oh gran Dios! ¡Gracias por darle sabiduría a esta pobre inmunda! -le grité al techo haciendo un afán con las manos.
Dentro de la tienda empezamos a buscar el libro, 10 largos minutos despues lo encontré. En la caja, seguía discutiendo con Yuuna.
-Si hay más verdes me deberás pgar con algo -le dije buscando efectivo en mi cartera.
-Estas loca.
-Já, si claro -me burle en su cara-. Al fin -dije encontándo un billete de £20 para pagar.
Cuando alzo la vista hacia quien me iba a cobrar, lo vi. Él estaba ahí.
-¿Qué carajos haces aquí?
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No lo toquen, perras.
Ficção AdolescenteHay una enorme variedad de esas historias tontas, novelas y demás que se centran siempre en la chica que sufre el mayor desamor de su vida y que al final siempre termina en donde empezó, con el chico guapo que la veía como una más del montón; ya sab...