Right Here, Right Now

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Empezaremos por ti, y evitaremos de nuevo herirnos el alma, aunque mi cuerpo físico lograste destruirlo, me arrancaste la voz, me quitaste la visión y destruiste toda mi ambición, me quitaste todo lo que era y me dejaste lejos de todo lo que alguna vez soñé. Pero aunque no lo creas me logre levantar, me quite todo el peso de encima y ahora estoy esperando tu nueva cruel respuesta.

Estoy aquí y ahora para aclarar todo lo que quedó en cenizas y lo poco que los resto de todo el dolor, por que el silencio no tuvo suficientes palabras para expresar el odio que sentimos los dos. Esperó también tengas el valor de escuchar lo que tengo que decir, por que me canse de ti y de regalarte el cielo que yo mismo pinte.

Y el fuego conocerá a la gasolina, y me quemare en vida, pero en la flama te quemaré a ti también y todas esas veces en las que me hacia sentir menos de lo que era, en las que me arrepentía haberte extendido la mano desinteresadamente, en las que no pensé en todo el daño que me hiciste, en las que me convencí que no era más que un sentimiento pasajero, pero ahora de con seguridad que te odio con toda mi alma, te odio hasta los huesos.

Justo aquí y justo ahora arreglemos todo lo que nos quedó pendiente, todas esas palabras inconclusas que terminaron convirtiéndose en lágrimas culposas, en mil y un mariposas que murieron en el intento de aprender a volar.

En en la batalla dio quedamos dos, tu y yo, yo y tu, porque sub tengo más valor.

Tu callada presencia, siempre me inquietaba, siempre me pedía más. Te pediría que te acercaras de a poco, que te acercaras tan solo un poco más.

Pero eras tu el que me alejaba, tu simple inquietud, tu alegoría, tu egoísmo y tu maldita ventaja me repelía de todo lo que pudimos llegar a construir. Creerías que el mundo crecía justo en la planta de tus pies, inocentemente inclinabas un poco tu mano haciéndote acreedor de todo lo que podíamos dar, te quedaste con todo, te di mi alma en acto puro de fe, y te marchaste.

Y me quede sentado en tu sillón, me quede esperando detrás de la puerta, me fumé ese último cigarrillo y me daba cuenta que eras lo único que quería, que te necesitaba de vuelta y aunque me dolieras, eras quien me sabía querer de verdad, incluso a veces más de lo que yo lo hacia.

No sabía que era amar y te deje ir, creí que no podía ser feliz sin ti, te hubiera pedido que te quedarás, pero tus planes siempre estaban a kilómetros de mi, tenía la impresión de que yo era algo más, solo finos algo ocasional, fugaz era la palabra que mejor nos definía.

Te miraba a los ojos y sabía que algo ya se había pedido, escuchaba tu voz y la rabia me invadía, destruías todo mi mundo, me destruias por completo, todas mis ilusiones, todo.

Esperaba días enteros que en algún momento te marcharas, despertar y no encontrarme tu tan desgraciada presencia y aunque se que el llanto estaría presente en el eco de nuestra soledad, sabría que no muchos amaneceres después todo estaría resultó, con los sentimientos en alto y los pies en el suelo, fuera de ti y de tu enredo.

Confesemos aquí y ahora cual es el desenlace de esta historia. Pues yo también debí confesar que era solo en ti en quien pensaba; al final del día era con el único ser humano con el que quería hablar, quería contarte todo, quería decirte las cosas que pase, las cosas que descubrí y las pequeñas aventuras que viví.

Me hiciste creer que en ti podía confiar, pero lo único que lograste es haberme hecho llorar.

Aún me preguntó por que fue que jamás rebasaste la línea, por que jamás te atreviste a poner tu mano junto a la mía, tus labios sobre los míos, a ser diferente y no prometerme la luna y las estrellas, a no Jurarme un futuro incierto, pero si hacer de mi ya triste presente algo que jamás me atrevería a olvidar, algo incondicional.

Gritemos aquí y ahora lo que dejamos de sentir, lo que a tu lado viví. Aquí y ahora, antes de que hayas cruzado esa puerta, te dejaré ir con el secreto de que mi corazón conoció a el fuego, y que su amor cual gasolina lo hizo arder hasta matar, que lo dejaste inservible, que me dejaste sin aliento y que por mi no corriste.

Que me encuentro llorando en el piano por si algún día decides volver, que quemaré tus recuerdos, tus fotos, tu ropa y todas tos cosas, por si algún día decides no volver y para que no te queden motivos para hacerlo.

Pero sería feliz, este era el precio que debía pagar, "por que no todo es eterno", decías, pero me di cuenta de que tu tampoco, ni el dolor que me dejaste.

Susurrame justo aquí y justo ahora si es que algún día me quisiste, el que fue de ti y si es que tu también eres feliz, si alguna vez lloraste por mi, una sola de todas esas miles que yo lo hice por ti.

Seamos algo esta noche, aunque sólo sea algo fugaz. Si te tienes que ir, te juró dejarte libre al amanecer, que ya no saldré a buscarte y esperaré que tampoco lo hagas.

Cartas Sin Remitente (ReVamped)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora