Narra RaoMi prima no llegaba.
Donde narices se habría metido?
Me había prometido que me haría los deberes!
Oí que llamaban a la puerta, así que Rain y yo bajamos a abrir.
Rain le miró un momento a la cara y se fue sin despedirse.
Genial, ahora también tendría que llevar su mochila mañana al instituto.
-Qué quieres, Lawerence.
-A tu prima.
-Eso es a quien quieres, no a que quieres.
-No, que la buscó a ella.
-No está contigo?
-No, por eso. Habíamos quedado a las ocho. Son las once menos cuarto y sigue sin venir.
-No la he visto desde el instituto. Vio algo corriendo, no quería que nosotras lo viéramos, dijo que... ay madre.
-Qué dijo.
-Dijo que no nos preocupáramos por ella, que nos fuéramos a casa, que nos pusiéramos a salvo, y que bajo ningún concepto la llamáramos, que la podríamos delatar.
-Delatar de que.
-No lo sé pero espero que no sea de ellos...
-No. no puede ser de ellos. Busquémosla juntos.
-Vale.(...)
Era la una de la mañana.
A pesar de ser diciembre y hacer un montón de frío a esas horas, yo sudaba.
Airun no aparecía.
Avisté algo tendido en el suelo y me dirigí hacia allí corriendo.
Oh no.
No no no y no.
Estaba... mejor no describirlo.
Apenas se le veía la cara, de tanta sangre que la cubría.
-Airun!
No contestó.
No por favor.
No por favor.
No por favor.
La cogí de los hombros y empecé a zarandearla.
-Airun! Airun!! AIRUN!!!
Un sollozo salió de mi garganta.
Hacía seis años y medio que no lloraba.
No había llorado después de tantos asesinatos, ni siquiera con la desaparición de Nei, hacía ya dos meses.
Pero si que lloré por mi prima.
Mi grito alertó a Lawerence, que vino corriendo y al ver a a Airun así, se quedó blanco.
-Llamaré a una ambulancia. Mira si tiene pulso.
Asentí porque no podía hacer otra cosa.
No tenía fuerzas.
Llevé con cuidado dos dedos a la muñeca de mi prima, e hice una ligera presión.
Noté algo.
Estaba viva!
No. No lo estaba.
Le faltaba muy poco tiempo, su pulso era muy inestable y flojo, y observé que a penas podía respirar.
-Lawerence vamos!A los pocos minutos se empezó a oír la sirena de la ambulancia.
En cuanto llegaron, al ver el estado de Airun, la subieron rápido al vehículo y nos dijeron:
-Solo puede venir uno.
Lawerence se me adelantó.
-Iré yo.
-Y una porra Lawerence! Vete quieres? Que no te vuelva a ver con mi familia!
Me subí rápido, sin dejarle replicar y me senté al lado de la camilla de mi prima.
Con cuidado, le limpié la sangre seca de la cara y le susurré algo al oído que solo ella escuchó.
Bueno, para que mentir.
No escuchó nada, porque alguien la había dejado medio muerta en el suelo.
Me incliné sobre ella y se lo volví a repetir.
-Juró por mi vida que haré pedazos a quien te halla hecho esto.
ESTÁS LEYENDO
Que sé kárate de la tele (Cobra kai)
RandomRain Andrews empezará el curso en un Instituto en una ciudad diferente y un poco extraña, a decir verdad. ¿Podrá... seguir adelante?