Todos observaban la obvia sed por alcohol del suizo, Emil habia decidido hablar - A diferencia de Giacometti, yo siento que no puedes divorciarte sin antes intentar estar bien, cuándo nos volvimos tan malos para amar?, quien nos enseñó que cuando algo no funciona debemos tirarlo?, cuándo dejamos de intentar reparar, antes de tirar?.
- No es que no quiera intentarlo, es que me siento idiota, sabes?, siento que soy el unico que intenta, odio que no me escuche, odio su maldito ego, su caracter duro, es como si tratara de tirar una pared de piedra.
- Ese mismo carácter te hizo quererlo, ahora por qué te hace odiarlo?.
- Si nos dijeras porque pelean seria mejor - por fin dijo Giacometti.
- Yuri, el quiere que tengamos un hijo, quiere que formemos una familia, pero aun no me siento listo para ello, ahora el piensa que no lo quiero lo suficiente, no es que no lo quiera, solo tengo miedo, un hijo?, por favor, no... un niño?, no...
- Por qué no? - todos lo miraban atento, el castaño suspiró - porque no me siento capaz - todos suspiraron, no hacia falta entrar en detalles, tantos años de amistad eran más que suficientes para conocerce detenidamente, había una razón por la que los niños no eran una opción para el alfa, estaba incluso más clara que el agua, su padre.
Crecer en un ambiente hostil, con un padre que se la pasaba borracho la mayoría del tiempo, que no hacía nada más que maltratar a su omega, era la clase de imagen que tenía de un amor paternal, incluso aquel día en la que se olvidó de él y miró a todos irse de la mano de sus padres, viendo la luna salir, para ser rescatado por su madre quien trabajaba a sol y a sombra, había creado una herida en su corazón imposible de sanar, dolía, dolía demasiado recordar sobre todo al llegar a casa y verlo profundamente dormido en el sofá de la sala, oliendo más de la cuenta a alcohol, su madre lloraba se disculpaba de mil formas, siendo un niño lo comprendía demasiado bien, no necesitaba pedir disculpas de nada, no necesitaba ser ella quien pidiera perdón, quien necesitaba hacerlo era aquel alfa que rascaba su abdomen sin preocupación y que apestaba a basura, el debía pedir perdón, por no ser un buen alfa, por dejar a su familia a la deriva, por un vicio, por ser el tipo de hombre que es considerado un parásito.
Había tratado de borrar sus cicatrices emocionales, incluso había logrado casarse, haciendo a un lado la imagen de matrimonio con la que había crecido, pero ser padre, esa sola idea lo sacaba de sus casillas.
No se creía capaz de ser un buen padre, no se creía capaz de tener a su cargo a un pequeño ser, ni de poder guiarlo como se debía, se sentía inútil, se sentía tonto por ello.
- Siempre has sido un hombre maduro, desde que te conozco tu has sido el más centrado de los cuatro - el platinado había hablado - siempre has sido con el que corremos por consejos, siempre has sido la primera opción, cuando no sabemos que hacer, siempre ha sido así, tienes miedo por todo lo que pasaste pero tu no eres tu padre.
- Y si me vuelvo así?, y si llego a ser un ser violento como el? - su voz era pesada, demostraba su desespero, su angustia, tenía miedo y no se esforzaba en ocultarlo, todos tenemos miedo es verdad, nadie nace sabiendo como ser un buen padre, pero aún así, aún apesar de todo, todos tenemos la capacidad de decidir, que hacer, como hacerlo y que errores no queremos cometer.
- Si eso hubiera sido, no serias quien eres, no tendrías una carrera, vivirias en una cantina, o un bar cualquiera, serias un tipo con más deudas que años cumplidos, si tu tuvieras la mínima posibilidad de ser como el, no tendrías un omega que te ama, tanto... Que incluso quiere formar una familia contigo - las palabras del platinado, eran demasiado fuertes, pero determinantes, de pronto todos observaron al platinado, lo veían beber, igual, sin reparo.
Todos guardaron silencio, de pronto todo lo que decía el ojiazul era acertado, Otabek guardó silencio, para después romperlo con unas palabras - si me equivoco, ustedes me ayudaran?, no dejaran que me vuelva como el, cierto?.
Todos asintieron con la cabeza, el suspiraba - si te equivocas, todos tendremos una ronda de golpes para ti - decía el platinado - siempre he querido darte un golpe en la cabeza, como el que me diste aquella vez - todos comenzaron a reír.
Recordaban aquella anécdota, Otabek y Viktor estaban jugando en su salón de clases, vieron a una linda omega pelirroja, quien miraba atenta al platinado, aquello no pasó por desapercibido por el alfa contrario, quien vio la oportunidad de aprovechar aquello para conseguir dinero - creo firmemente que le gustas a Mila - el ojiazul, lo miro a los ojos, comenzó a reír.
- Creo que quien le gusta, eres tu - de pronto sus dos amigos restantes habían llegado, con algo de botana y bebidas gaseosas.
- Apostemos... Si le gustas tu, me das 2 billetes de los grandes, si le gusto yo... Yo te los doy - el platinado, se quedó pensativo, hizo varias cuentas en su cabeza, negó decidido.
- No... No puedo arriesgar mi poco capital contigo, no puedo apostar dinero, que tal si mejor, apostamos un golpe en la cabeza, lo tomas o lo dejas?.
- Bueno... Trato - ambos chocaron sus manos, todos estaban atentos, Viktor se levantó y fue directo a hablar con Mila, la invitaría a salir, si era rechazado, preguntaría porque, quizá así, podría saber, si ella gustaba de Otabek, después de 20, minutos, ella salió con sus mejillas sonrojadas, el platinado regresó a ellos.
Antes de decir una palabra, el kazajo, ya le había dado el golpe en la cabeza, fue tan fuerte, que todos podían jurar que se escuchó hueco, el alfa ruso, se sobaba la cabeza - Pero por qué me golpeas? - preguntaba indignado.
- Porque perdiste... - el otro bufaba enojado.
- Le gustas tu... De hecho.. Me pidió que te dijera, que aceptaras salir con ella - todos se quedaron en silencio, así que con toda saña, se acercó a cobrar la apuesta, pero aquel kazajo, salió corriendo, logrando no pagar la apuesta, aquello sin duda, aún rondaba por la cabeza del platinado, que veía aquello, como una oportunidad para hacer lo que siempre quiso.
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Una Noche Para Los Corazones Rotos
FanficUna noche cualquiera, 4 alfas se reúnen, como cada año, 4 alfas estúpidamente enamorados, que ahora desahogan su desdicha con alcohol... Aquello será suficiente?