Su cara y su traje de boda estaban escurriendo de agua, una mujer de cabello castaño lo acompañaba también vestida de gala con el vestido pegado por lo mojada que estaba.
Aquel azabache limpiaba torpemente el agua de su rostro, al ver a todos los asistentes suspiró de alivio había buscado en cada bar de la ciudad, pero después de horas de haberlo encontrado, por fin todo había valido la pena.
La mujer sacó su celular - encontramos el lugar... - dijo emocionada - si... Te mandaré la ubicación... - aquella chica colgaba, mientras el omega azabache buscaba con la mirada a alguien entre los asistentes.
Los amigos de Viktor estaban atónitos - dónde está? - preguntaba con angustia - dónde está Viktor?... Me dijo que nos reuniriamos en la cafetería de siempre... No importa cuanto esperé... El no llegó....
- Lo estabas esperando todo este tiempo!? - preguntaba Phichit nervioso.
- Si... - el omega bajó la mirada - pero el no llegó así que quise buscarlo... Sabía que tenía buenos amigos en algún bar donde se reúnen, llevamos horas buscando.... He llamado a su celular... Está apagado... He ido a su departamento... No importa cuantas veces toqué el timbre... El no abrió la puerta... El prometió que estaría esperando por mi!!!.
- Adelantaste la boda... - habló el omega rubio - el lo supo, esa era tu respuesta, todos lo entendimos así... Sería demasiado humillante esperar por ti cuando el sabía que no llegarías...
- Yo.... - las lágrimas bajaban de sus ojos - tenía miedo de que el no fuera serio... Tenía miedo de tomar la decisión más tonta... Pero... Cuando llegó el momento de dar mis votos.... No pude hacerlo... Sin pensarlo corrí huyendo... - todos se sorprendieron de ello.
- Mañana las páginas de diario estaran abarrotadas del chisme - decía aquella chica que lo acompañada.
Una niña adormilada salía detras de la barra del bar, con una caja a medio abrir y doblada de varias esquinas - esto era para ti... - le dijo con su voz chillona, aquel abrió la caja de inmediato, aquel traje con transparencias qué el había visto en la tienda de novios qué tanto le había gustado, estaba en sus manos, lo tocaba con delicadeza.
Se emocionaba por ello dejando escapar lagrimas de sus ojos - pero como es que?... Por qué lo compró?.
- Pensó que escaparías con el... - suspiraba Giacometti - pensó que te verías hermoso en el, desde que te lo vio puesto y observó tu expresión pensó que ese era el traje con el que más soñabas.
- Cómo es que me vio?, cómo es que lo supo? - preguntaba ansioso - desde cuando?.
- En el centro comercial te vio ponértelo, pero en fin... Eso ya no importa...
- Si importa!! - contestaba ansioso - dondé está?, pueden llamarlo?, díganle que cambié de opinión... Díganle que iré con el donde quiera... Pero por favor... Que conteste el teléfono... Que me abra la puerta de su departamento... Díganle que no me case... Que lo espere en la cafetería... Que lo he buscado todas estas horas como desquiciado en todos los bares de la ciudad... Díganle que tenia razón... Que mi amor no se fue... Que no he dejado de amarlo... Que solo tenia miedo de arriesgar todo por nada, pensé que era un capricho... Pero que ahora nada importa... Que no he dejado de pensar cuando me dijo esa última vez que me amaba al oído, fue la primera vez... Y fue tan poderosa qué aquí estoy... Esperando por el... Díganle... Díganle!!!... - decía entre lagrimas.
Los amigos del ruso cruzaban miradas, Giacometti fue el primero en acercarse, se quitó su chaqueta como un intento desesperado de secarlo de la lluvia, aquel omega abrazaba el traje, temblaba de frío y estaba completamente mojado, ahora entendían qué la locura con la que Viktor lo amaba y sufría por el era proporcionalmente correspondía, pero ninguno se atrevía a decirle lo que había sucedido.
Otabek suspiró, nadie se movía y el llanto del omega causaba pena - escucha... Supo lo de tu boda, para el esa fue tu respuesta, recibió una oferta de trabajo... Un cambio de aires y lo tomó... Me temo decirte que lo ayudamos a empacar sus maletas...
- Qué estás diciendo?...
- Fue recomendado para un ascenso... Su día de partida es hoy...
- Vamos al aeropuerto Minako... - le decía con angustia a su amiga - quizá aun lo encontremos, corramos... Vamos - le decía mientras la jalaba de la mano.
- Lo llevamos al aeropuerto hace varias horas, lo vimos subir el avión y despedirse de nosotros... Lo siento tanto...
Aquel azabache se quedó quieto, las lágrimas no dejaban de bajar de sus ojos, la chica le daba palmadas en la espalda tratando de tranquilizarlo, un auto se estacionó fuera del lugar, una pareja se bajó del auto y entró con prisa - lo has encontrado Yuuri? - le preguntaban, aquel no respondía estaba totalmente estático.
- Se fue... Salio del país al extranjero.... Supo que adelantamos la boda y se ha ido... Se ha ido... Se ha ido... - dijo sollozando, se agachó al suelo sosteniendo aquel traje, llorando desconsolado, sus amigos lo abrazaban, cuestionaban a los otros alfas sobre lo que había sucedido, los omegas se acercaron al azabache tratando de levantarlo del suelo, este no quería moverse del lugar, aquello era triste de ver, lloraba como si se le hubiera ido la vida, no importaba que estuviera mojado, ni que estuviera temblando de frío, solo podía sentir el dolor en su corazón.
Aquella niña adormilada se acercó a el, acariciaba su cara mojada en lagrimas, secandolas con sumo cuidado, como sus pequeñas manos se lo permitían - el dijo que se iría un año o dos... - el azabache lloraba aun más - pero sabes que me dijo? - el contrario negó - qué si le prometía qué no voy a olvidarlo, sería menos... No debemos olvidarlo, debemos quererlo con todo el corazón y volverá pronto.
- Lo crees pequeña?, crees que el quiera volver?.
- Si sabe que no lo olvidamos y que lo amamos... Estoy segura que volverá...
- Quisiera creerlo....
- Debes créerme, si el sabe que estas triste lo estará también - aquel azabache no dejaba de llorar, las lágrimas caían en caudal, mientras aquel traje de boda no dejaba de estar abrazado por el.
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Una Noche Para Los Corazones Rotos
Fiksi PenggemarUna noche cualquiera, 4 alfas se reúnen, como cada año, 4 alfas estúpidamente enamorados, que ahora desahogan su desdicha con alcohol... Aquello será suficiente?