La primeras copas fueron servidas, todos sentados en la barra, la musica estridente, el unico que parecia decidido a decir la verdad, era Otabek, lo había dicho desde que llegó, miraba su copa, mientras los demas guardaban silencio.
- Oigan pero que tienen?, no estamos en un velorio, por Dios, es nuestra reunión anual, hablen, digan algo - decía Christophe.
- Creo que las cosas no van bien con Yuri, creo que empiezo a fastidiarlo, creo que terminaremos divorciandonos - por fin habló el alfa castaño.
- Sería lo mejor que podrías hacer, no se te acabara el mundo por divorciarte, mirame a mi, la vida siguió, nadie murió, los bienes se dividieron pacíficamente, parece que nada sucedió, así que no te acomplejes, todo pasa, nadie muere de amor - el hombre que hablaba, tomó la copa y se la tomó de un solo trago, todos lo miraron sorprendidos, a su mente llegaron cosas que no quería recordar, la musica no ayudaba sonaba Miedo, a todo lo que da.
La música no servía, se dice que el amor, puede ser ciego, en libertad sentirme preso, frente al espejo lloran mis miedos, miedo de sentirme solo, teniendote, miedo a no sentir tus manos sobre mi piel, miedo a no saber que piensas si te hago falta, ganas de tirar mi ego por la ventana, y me preguntó que hago aqui sin ti?, la copa ni siquiera le había sabido bien, pero la tomó, su teatro estaba tumbandolo, estaba a punto de fallar en su actuación.
Había conocido a Phichit Chulanont, justo al inicio de la universidad, era un omega alegre, rodeado de varios amigos, su sonrisa lo hacia sentir cohibido, parecía que tenía luz propia, mientras que el, estaba a oscuras, era un alfa conocido por ser un conquistador innato, pero que se llenaba de pena al estar a su lado.
Su aroma a durazno era un iman para el, su sonrisa era un encanto y su voz era la entrada al mismo cielo, había tomado mucho valor para acercarse, sus manos sudaban, sabía que algún dia llegaría un omega que complicaría todo, un omega que le quitaría no solo sus andanzas, si no incluso su corazón.
Lo había observado muchas veces, sabia que era un omega alegre, pero difícil de conquistar, no se equivocaba, la primera vez que se le acercó, su voz se cortó, había decidido invitarlo a salir, justo antes de iniciar la clase en común, se había quedado sin palabras - Disculpa... - fue la primera palabra, al sentir la mirada de aquel chico moreno, toda su valentia se había ido por la borda - quisieras... - había soltado un chillido gracioso, unos jóvenes amigos llamados Viktor y Otabek, se reían de el, divertidos por ver a aquel cazador estar en aprietos - podrías ... prestarme los apuntes de la clase?.
- Claro... - le sonrió, los otros reían divertidos, fue la primera vez que supo que había sido flechado, que no tenía escapatoria, algo le decía que su momento había llegado.
Sus amigos se reían de su mala tactica, pero había conseguido un tema de que hablar con el de piel morena, se habia iniciando a intercambiar apuntes, tenían varias clases en comun, siendo de la misma especialidad, estudiando para poner un despacho propio, terminando siendo mas que compañeros de estudio, terminando siendo una pareja, caminando de la mano por el campus, habían iniciado una relacion hermosa.
Giacometti había terminado cantandole, completamente enamorados en su primer año, aun sintiendose el ser mas ridiculo de la historia, pero feliz de su mano, una mano que sostuvo con amor, una mano que llevó una argolla que el mismo había puesto en su dedo, una mano que sin temor había firmado el divorcio, años después.
Recordaba aquellas tardes llorando sentado junto a su cama, mientras veía las cosas de su omega desaparecer poco a poco, el motivo, era mas complicado de lo que los demás habían pensado, no había querido afianzar aun más su relación, no estaba seguro de querer marcarlo, el omega lo tomó a mal, se sentía transitorio, se sentía rechazado y una serie de malentendidos donde este terminó pensando que su alfa tenía algo que ver con su asistente, todo como una bola de nieve terminó formando una avalancha, una avalancha que los llevó al abismo, quizá fue su culpa, lo sabía bien, pero no había movido ni un dedo para aclarar la situación, su orgullo herido, porque su omega desconfiara de el, su ego alzado que le impedía decir lo siento, las discusiones que no hicieron mas que derrumbar lo que habían construido.
Decir que no ha pensado en el sería mentir, decir que no lo ha soñado seria igual una vil mentira, porque aun lo sueña, porque aun lo piensa, porque aun maneja por las tardes para verlo de lejos en su nuevo hogar cantando mientras se ve su silueta por su ventana, sintiendose míserable por verlo feliz mientras el no lo ha olvidado, es claro las palabras no dichas terminan siendo grilletes que no dejas pasar, que no te dejan avanzar.
Varios omegas han desfilado en sus sabanas, también es cierto, pero quisiera que alguien le explicará por qué nada de ello es suficiente?, por qué nada le ayuda en las noches en soledad?, por qué sigue viendolo con amor?, por qué los colores de su vida se fueron con el?, por qué es tan idiota para no admitirlo?, queria engañarse a si mismo, con varios aromas en su almohada, siempre aromas frutales, pero ninguno de el, ninguno de aquel omega que perdió.
Se sirvió otra copa y se la tomó del mismo modo, frente a los ojos de sus amigos, había llegado al límite, había decidió ir a verle de lejos como era su costumbre, cuando lo vio salir, con un alfa de la mano, había salido a despedirlo, con una bata que cubría su piel canela, no hacia falta ser un adivino para no entenderlo, había iniciado una relación nueva, y se sentía morir por ello, antes de entrar había tomado agua por montones tratando de quitar aquel nudo de su garganta, tratando de seguir aparentando que era fuerte, hoy por fin dejaria de actuar?.
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Una Noche Para Los Corazones Rotos
Fiksi PenggemarUna noche cualquiera, 4 alfas se reúnen, como cada año, 4 alfas estúpidamente enamorados, que ahora desahogan su desdicha con alcohol... Aquello será suficiente?