Con ropa - 2c/p

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Dedicado con cariño para ti marcohuwu te amo <3

-sin quirk.

-les puse música sexy en la multimedia 😈😈😈😈😈









Deku.

Ya estoy harto de escuchar los parloteos de la gente que viene a verle.

El idiota es el más rico de Japón... o al menos eso a los veintidós años...

Era tan joven y tan jodidamente rico.

Todos piensan que pueden venir y verle la cara de imbecil, pero no es así.

Es más listo de lo que aparenta.

—¡Buenos días, Kacchan!— por fin llegó el bastardo, abriendo la puerta de mi oficina con cierta alegría.

—Buenos días.

—Kacchan, ¿todo bien?

—joder, si.

—hehe... creo que estás de mal humor...

No respondí, intentando encontrar los malditos papeles que, por alguna razón, resbalaban de mis manos.

Estaba temblando.

—Bien...—

—¿Huh...?—pregunté.

Me volteó, colocando sus manos en mis hombros.

—Kacchan... —habló, más note cierta perversion en su voz.

Me miro, sonriendo de lado, una sonrisa nada tierna...

—¿S-si?—hable, no me pondría nervioso solo eso... ¿tartamudee?

—Tienes la corbata torcida... y...¿que le paso al tercer botón de tu camisa?

Tomo mi corbata roja, haciéndola a un lado solo para revisar el botón.

Sonrió.

Su boba sonrisa me embelesó por completo, sintiéndome indefenso ante esta.

—¿M-mi botón?, ah...

—Si, ¿que le pasó?— joder, podría jurar que intentaba provocarme...

—Solo... no es de mi talla...

—haha, ¿enserio?

Me miro nuevamente, pasando uno de sus dedos por mi pecho, delineando la línea de mis pectorales.

—El botón se safó... o bueno, prácticamente salió volando—mire hacia otro lado, ocultando mis nervios... creo.

—Umm... creo que era de esperar.

Se separó de mí antes de lo esperado. Golpeó despacio mi hombro con una de sus manos, dándose la vuelta.

—Tengo camisas en mi oficina, puedes ver cuál te queda si quieres—dijo, pasando una mano por su cabello y peinándolo con esta.

Joder, era malditamente atractivo.

Podía jurar ver como mi corazón salía de mi pecho, saltando de los nervios.

Todos los que venían a hablar con él terminaban cediendo ante sus propuestas, aceptando cada cosa que estuviera en contrato.

Y, joder, no podías decirle que no.

—¿kacchan?

—¿si?

Note como pasaba su mano enfrente de mi rostro, intentando llamar mi atención.

katsudeku one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora