Capítulo 1

1K 74 22
                                    


30 de agosto del 2021

Caminaba hacia la escuela llevaba puesto mi uniforme y un suéter gris arriba de este, me quedaba considerablemente grande, mi cabello suelto y cubierto por la capucha de mi suéter, se suponía que solo por ser el primer día de clases lo llevaría.
Este es mi ultimo año de preparatoria lo que me ponía relativamente feliz, puesto que solo me quedaría poco mas de un año para poder irme se la que se suponía era “mi hogar” si así podía llamar a mi burbuja que me mantenía encerrada.

Para poder irme de casa, después de lo que ocurrió con papá, necesitaba dinero para pagar mi colegiatura de la escuela y gastos personales ya que la esposa de papa o ahora viuda, que se suponía era mi madre, solo me hablaba para gritarme y decirme porque no me fui aquel día con él y morirme también. luego de que él se fue empecé a trabajar en una cafetería cerca de la escuela. cuando cumpliera los 18 años poder salir de “mi hogar” y vivir una vida normal como cualquiera.

“pero todo eso estaba lejos de la realidad”.

Poco a poco me iba acercando a la escuela, algunos chicos caminaban algo desanimados ya que las vacaciones habían llegado a su fin, como cuando tienes tu dulce favorito esperas con ansias para comerlo pero de repente y sin darte cuenta ya te lo has terminado, otros sin en cambio caminaban animados pues verían de nuevo a sus amigos, después de estar dos meses separados y obligados a pasar tiempo con sus familias, el volver a verlos era bastante mas agradable que estar con sus familias .

Entre al salón de clases y me dirigí a las ultimas bancas, bastante agradable para mi gusto, la razón: nadie me hablaba y podía pasar desapercibida entre todos, lo único que tenia que hacer era poner atención a clases, para poder olvidarlos a ellos.

Mi atención volvió a la clase cuando el profesor entro y poco después llamo a alguien quien esperaba a fuera del salón.

—Buenos días alumnos, como sabrán es su último año de preparatoria, pero nunca es tarde para un cambio—dijo, después coloco su mano atrás del joven que se encontraba su lado era bastante atractivo a simple vista, tenia el cabello castaño, unos ojos avellanos, su piel era de un tono pálido, sus labios delgados y pa-recía ser un poco alto—Preséntate— dijo el profesor.

—Hola mi nombre es Félix y no me gusta presentarme— al final todos rieron un poco a excepción del profesor y yo que estábamos serios. El profesor lo mando a sentar . Volví mi mirada hacia mi libreta para seguir haciendo dibujos sin sentido, importándome poco donde se sentaría el chico nuevo.

Las horas pasaron y seguía en mi propio mundo, a la hora del almuerzo todos salieron a excepción del chico nuevo y yo, al parecer el aun no conocía a nadie, saco de su mochila un yogurt bebible, su celular y sus audífonos, se los coloco y mientras escribía en su celular, bebía su yogurt. Mientras tanto yo cerré mi libreta para colocarme los audífonos y recostar mi cabeza en la mesa de mi asiento, nunca comía nada a la hora del almuerzo solo me limitaba a dormir un poco antes de la siguiente clase.
Mi cabeza estaba recostada sobre mi mesa y mi mente estaba en aquella canción que tanto amaba me hacía salir que todo mejoraría, solo eso necesitaba unos cuantos minutos antes de volver a mi vida normal , por un momento sentí como alguien me miraba levante mi cabeza y Félix me estaba observando al parecer se había sentado en la mesa en frente de mí, fruncí el ceño y el pareció regresar a la realidad dándose vuelta velozmente y seguir en su celular, volví a mi posición anterior y espere a la siguiente clase.

Mi horario había terminado. Me dirigía hacia mi trabajo en una cafetería en donde ayudaba a una señora de una edad bastante considerable como para que pudiera seguir atendiendo a los clientes sola.

—Hola, ¿señora maría? — entre a la cafetería y la busque con la mirada.

—Por aquí— se escucho en el cuarto donde se guardaba toda la mercancía. Entre y vi a María intentando bajar unas bolsas de café de lo más alto de un estante cuando casi pierde el equilibrio del pequeño banco, corro rápidamente para sostenerla de la espalda y así evitar un accidente.

—Deberías tener más cuidado, déjame hacerlo— digo, María baja del banco, me acerco y me pongo de puntitas, elevo mis brazos, tomo las bolsas de café y las bajo con cuidado de no tirarlas.

—Estas demasiado vieja, deberías tomarte unas vacaciones—dije mientras salíamos de la bodega e íbamos hacia el mostrador.

—Tomaré un descanso el día que muera— dijo y yo pensé:

"quizás también necesitaba un descanso de esta vida"

—Ponte el mandil y ve al mostrador— hice lo que dijo, me coloque el mandil y la gorra, fui al mostrador a atender al cliente que iba entrando , no puse atención de quien había entrado, hubiera sido un asaltante o un pequeño niño de cinco años. La verdad no me importaba.

—Buenos tardes, que va a ordenar—dije y levanté el rostro encontrándome con el chico nuevo de mi salón

—Un americano por favor—dijo y formo una gran sonrisa, asentí y me giré para preparar su americano.

—Estas en conmigo en el salón—dijo.

—No se de que hablas — dije y seguí con lo mío. Cuando acabe voltee para darle su café.

— ¿Como te llamas? — pregunto y lo ignore, no me interesaba hacer amigos, no quería a nadie … no quería ilusionarme y que esa persona me dejara otra vez. Mi vida era relativamente mejor estando sola.

—Serian 2 dólares —dije.

—no me has dicho tu nombre— respondió

—no te interesa— dije de la manera fria.

Su cara cambio de alegre a confundido al parecer mi actitud le pareció extraña. Asintió, saco su billetera pago y se fue.

María había regresado, está ya no traía su mandil ni su gorra y tenia su bolso en su hombro—Te quedas a cargo— dijo mientras salía del establecimiento— Claro, maría—dije y me dirigi hacia las mesas con un trapo entre las manos para limpiarlas.

La cafetería era bastante pequeña, pero era hermosa y cálida, tenia las paredes pintadas de color blanco y una bici de color agua colgada en una de las paredes, el piso era de madera, tenía pequeñas mesas circulares color cafe y con un pequeño cartel con el menú y una pequeña dedicatoria, contaba con dos sillas de color blanco cada mesa, la cafetería estaba repleta de plantas y pequeños focos que iluminaban el lugar, realmente le tenía cariño a ese lugar pues había pasado trabajando ahí desde hace dos años.

BLUE AND GREY     LEE FÉLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora