Querido Daniel
Hoy se consuma nuestro amor, este será el mejor día de toda mi vida. La felicidad abraza mi pecho, me hace sentir vivo después de que me creí muerto en vida. Hoy, un día de verano en donde el rugir del océano se escucha a lo lejos, hoy, seis años después de afrontarlo todo.
Se me estremece el alma cada vez que te beso, cada vez que despierto a tu lado y recibo tus tiernos besos. Estos años nos han hecho tan fuertes como el metal, cuando estoy solo o voy camino al trabajo recuerdo cómo surgió esta aventura de adolescentes, cómo estuvimos el uno para el otro cuando todo iba mal y también cuando todo iba bien.
Daniel, parece que fue ayer que te conocí y supe que mi lugar era junto a ti, parece que fue ayer cuando fui a cenar a tu casa y me mostraste y presumiste tu colección de libros, parece que fue ayer cuando iba a leerte poesía a tu habitación de hospital, ¿lo recuerdas? Yo creo que sí porque eso no se olvida, parece que fue ayer cuando te pedí que fueras mi novio, parece que fue ayer cuando hicimos el amor por primera vez e intentábamos reprimir todos nuestros gemidos.
Daniel, me haces muy feliz. No puedo creer que hoy nos casemos, hoy veinticuatro de diciembre, en esta noche buena en una de las playas del país que tanto amamos, bajo la luz de la luna y el retumbar del mar prometamos de forma oficial amarnos hasta que la muerte se acuerde de nosotros y nos reclame como suyos. He guardado estas cartas por años años y esta, la final, la escribo hoy con lágrimas de felicidad en los ojos y este será mi regalo simbólico para que recuerdes todo lo que hemos vivido.
Daniel, hoy te pido que esto nunca acabe y podamos cumplir todos nuestros sueños, ser padres es uno de ellos y haré todo lo que esté en mis manos para verte feliz a mi lado. Sé que no necesito nada más, sé que esto es amor, sé que me vas a amar por lo que nos quede de vida y sé que mi amor es más que suficiente. Te amo, mi vida.
Con cariño, Michael.
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Cartas A Daniel
Teen FictionHabíamos pasado la noche juntos, otra vez me había entregado en cuerpo y alma a él, a sus deseos, a sus pasiones, a sus besos desenfrenados. Daniel se había quedado en el balcón de mi casa apreciando la vista del hermoso azul que se pintaba en el fi...