CAPÍTULO 29

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A las once y media, mi amiga pasa a buscarme y juntas vamos a ver a su sobrino. Como me ha dicho mi padre, el niño es precioso. A la una ya estamos de vuelta en casa y nos bañamos en la piscina. El agua está fresquita y muy rica.

Ella me cuenta sus cosas e intenta interrogarme sobre Yugyeom. Pero en cuanto ve que no quiero hablar sobre el tema, lo deja estar y hablamos de otras cosas. A las dos y media, mi amiga regresa a su casa y yo me quedo tirado en la piscina. Suena mi teléfono. Un mensaje. Es Yugyeom para invitarme a comer.
Rechazo la invitación y me tiro en el suelo a escuchar música.

Mi móvil pita de nuevo. Maldigo. Lo cojo pero me quedo sin aire cuando leo:
«¿Tomas algo conmigo?».
¡Es Taehyung!

El corazón me palpita.
Tae está en Seúl y yo a demasiados kilómetros de él. Cojo la Coca-Cola y bebo. La garganta de pronto se me ha quedado seca y el móvil vuelve a sonar otra vez.
«Sabes que no soy paciente. Responde.»

Con las manos temblorosas comienzo a teclear, pero ¡no doy una! Finalmente consigo poner: «Estoy de vacaciones».
Lo envío y las tripas se me encogen hasta que oigo que el móvil pita y leo su respuesta.
«Lo sé. Muy bonita la puerta roja del chalet de tu padre.»

Cuando leo eso, doy un chillido, suelto el móvil, y corro hacia la puerta como alma que lleva el diablo. En mi carrera, arraso las sillas del patio y me golpeo la cadera, pero no me importa.
¡Taehyung está allí!
Abro rápidamente la puerta pero es tal mi ceguera que no veo ningún coche que pueda ser de él, hasta que un pitido me hace mirar a mi derecha y veo un hombre sobre una imponente moto. Se baja de ella, se quita el casco y sus ojos y su boca me
sonríen.
Sin importarme nada, ni nadie, corro hacia él y me tiro a sus brazos. Es tal mi impulso que estamos los dos a punto de rodar por el suelo, pero nada, absolutamente nada me importa. Sólo lo abrazo y me estremezco cuando vuelvo a oír su voz en mi oído:
—Pequeño… te he echado de menos.

Estoy nervioso. ¡Histérico!
Tae, ¡mi Tae!, está entre mis brazos. En la puerta de la casa de mi padre. Me ha buscado. Me ha encontrado y eso es lo único que quiero pensar.
Cuando me separo de él, siento su mirada recorrer mi cuerpo y entonces soy consciente de mi estado.
—Taehyung, podías haber avisado. Mira qué pintas tengo.

Él no contesta. Sólo me mira y entonces me agarra de la nuca y me acerca a él, dispuesto a darme un apasionado beso que hace que todo corea tiemble.
—Estás precioso, cariño.

¡Ay, Dios! Me va a dar algo ¡Y encima me llama cariño!
—¿Cómo está tu brazo? —pregunta de pronto.
Lo levanto y le enseño la marca de la plancha.
—Perfecto.
Tae hace un gesto con la cabeza y lo invito a pasar a mi casa. Me sigue y le ofrezco una cerveza. La rechaza y pide agua. Lo hago esperar en la piscina mientras me visto. Se resiste pero le hago entender que es la casa de mi padre y que puede aparecer en cualquier momento. Acepta mis explicaciones y accede a mi petición. Tardo en vestirme cinco minutos. Unos vaqueros y una camiseta casi trasparente.
Cuando aparezco, Tae me mira.
—Has recibido un par de mensajes de Yugyeom.

Me dice y, antes de poder responder, Taehyung me atrae hacia él y me besa con posesión. Sus besos me hacen entender que me ha echado tanto de menos como yo a él, y eso me gusta. Aunque aún me tiene que explicar muchas cosas. Entre besos, entramos en la cocina. Tae me sube a la mesa para continuar su reguero de besos, mientras me aprieta contra él.
Calor… tengo un calor horroroso y más cuando baja su cabeza y me muerde los pechos por encima de la camiseta . El me ansia . Me consume y al final soy yo el que, olvidándome de dónde estoy, le abro el vaquero, meto mis manos bajo los calzoncillos y lo toco.

Le exijo más.
Taehyung, avivado por mis caricias, me desabrocha el vaquero, tira de él y me lo quita. A éste le siguen los bóxers y siento el frío de la mesa sobre mis nalgas. Continúo sentado sobre la mesita y observo cómo se pone con rapidez un preservativo. Veo mi tatuaje pero él no lo ve. Está cegado por el sexo. ¡Me gusta!
Me atrae hacia él. Con las respiraciones entrecortadas y el deseo instalado en la mirada, coloca su pene en la entrada de mi trasero, lo introduce unos centímetros y
después me agarra de las nalgas y con un certero movimiento lo introduce totalmente en mi interior, mientras veo que se muerde el labio.
Sí… Sí… Sí… Necesitaba sentir a Kim Taehyung .

Mi Jefe El Sr. kim       (TAEKOOK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora