CAPÍTULO 17

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Lamento no haber actualizado en dias, he estado un poco ocupada y estresada con la universidad, a compensación les traigo un capítulo largo.

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La reunión se alarga más de lo esperado y no salimos de las oficinas hasta las ocho y media de la noche. El rostro de Taehyung es serio. La tal Amanda, para mi gusto, es una tocapelotas, no ha hecho más que poner impedimentos a todo lo que se
hablaba.

Nos subimos en la limusina, con Amanda. Durante el trayecto, Tae va
Estresado tras una máscara de hostilidad que no me gusta y me pide varios papeles. Se los entrego. Él y Amanda los miran mientras hablan sin parar.

Cuando llegamos al hotel deseo correr a la habitación y desnudarme como él me ha pedido. No he podido parar de pensar en ello.
Tae y yo.
Tae sobre mí.
Tae poseyéndome.

Pero mi gozo se va a un pozo cuando le oigo decir:
–señor jeon, ¿le apetece cenar con Amanda y conmigo?

Eso me paraliza. Aquella pregunta, en realidad, debería ser: «Amanda, ¿le
apetece cenar con el señor jeon y conmigo?».

Siento que la furia se concentra en mi estómago. Ardo por dentro. Aunque, esta vez, mi ardor nada tiene que ver con el deseo. Percibo la mirada de aquella mujer sobre mí. En el fondo, le joroba tanto como a mí compartir la compañía de taehyung.

—Muchas gracias por la invitación, señor kim—respondo, dispuesto a no
darle el gusto—, pero tengo otros planes.

Para variar, Tae pone cara de sorpresa. Por su mirada, sé que esperaba cualquier otra contestación menos aquélla. Doy las buenas noches
y me marcho. Siento la mirada de taehyung en mi espalda pero continúo mi camino.

Cuando llego al ascensor y las puertas se cierran consigo respirar.
Y cuando entro en mi habitación grito frustrado.
—¡Imbécil! Eres un imbécil.

Irascible hasta con el aire que me roza, me dirijo hacia el baño. Miro la bañerapero finalmente decido darme una ducha. No quiero pensar en Tae , ¡que le den!
Salgo de la ducha. Me seco el pelo y me obligo a ser de nuevo la persona con carácter que siempre
he tenido. Suena el teléfono de la habitación. Pero no contesto. Abro rápidamente mi móvil.
Tres llamadas perdidas de mi hermana. ¡Qué pesadilla! Decido llamarla en otro momento y telefoneo a un amigo de Chungcheong. Como es de esperar, se vuelve loco al saber que estoy en la ciudad y quedo con el.

Apago el móvil. Nadie me va
a chafar mi alegría, y menos Tae.
Así que ansioso por salir de allí lo antes posible sin ser visto, me pongo unos pantalones de cuero, camisa blanca de seda y dejo desabrochado los primeros dos botones, agarro mi cartera y el celular y miro una última vez al espejo.

Abro la puerta con cuidado y miro el pasillo. No hay moros en la costa y salgo.

Pero sé que taehyung está en la suite de al lado y en vez de esperar el ascensor me escabullo por la escalera. Bajo cinco tramos y finalmente cojo el ascensor.
Sonrío por mi proeza y cuando llego a recepción y salgo por las puertas del hotel, casi doy saltos de alegría.

Pero ésta dura poco. De pronto soy consciente de que he dejado vía libre a esa loba de Amanda y el mal humor se instala de nuevo en mí.

Cojo un taxi y le doy la dirección. Mi amigo soobin me espera allí. Cuando llego al lugar, rápidamente lo veo. Está guapísimo y rápidamente nos fundimos en un sincero abrazo. Soobin y yo somos amigos de toda la vida. Mi madre y la suya eran mejores amigas.

—Dios, kookie ¡qué guapo estás! —me grita.

Tras una enorme tanda de besos, abrazos y piropos, cogidas del brazo nos encaminamos hacia el puerto.

Mi Jefe El Sr. kim       (TAEKOOK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora