CAPÍTULO 18

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Cuando suena mi despertador, quiero morir.
Estoy cansado. Apenas he dormido pensando en lo ocurrido en aquel bar.

Las palabras de taehyung, su mirada y cómo aquellos hombres me deseaban me impedían dormir. Al final, sobre las cuatro de la madrugada saqué el vibrador de la maleta y, tras jugar un poco con él, conseguí apagar mi fuego interno.

Como el día anterior, Amanda, taehyung y yo salimos del hotel y el chófer nos llevó hasta las oficinas para proseguir la reunión. Hoy fui decidido a que no vuelva a ocurrir lo del día anterior. Nada más verme, Tae ha paseado su mirada por mi cuerpo y, aunque sólo me ha dicho «Buenos días», por su tono intuyo que ya no está enfadado.

Durante horas, mientras escucho atento la reunión, mi mirada y la de Tae se encuentran en varias ocasiones. Hoy no me manda ningún correo, ni interrumpe la
reunión. Se lo agradezco. Quiero ser profesional en mi trabajo.
A las siete, cuando llegamos al hotel, me despido de él y de Amanda y subo a mi habitación. Estoy muerto de calor. Alguien llama a mi puerta. Abro y no me sorprendo cuando veo a Taehyung.

Su mirada es decidida. Entra y cierra la puerta, se quita la chaqueta y la tira al suelo, se deshace el nudo de la corbata y después me coge entre sus brazos, y camina hacia el dormitorio con el morbo instalado en su mirada.

-Dios, pequeño... Te deseo.

No hace falta decir nada más. El deseo es mutuo y la noche, larga y perfecta.

Al día siguiente Cuando me despierto a las seis de la mañana, el no está. Se ha ido de mi cama, pero como estoy tan agotado por nuestro maratón de sexo vuelvo a dormirme.

Sobre las diez de la mañana, el sonido de mi móvil me despierta. Rápidamente lo cojo y leo un mensaje de Taehyung: «Despierta».

Salto de la cama y me doy una ducha. Es sábado. Hoy no tenemos ninguna reunión y quiero pasar el máximo de tiempo con él. Cuando salgo de la ducha vestido sólo con los bóxers, alguien llama a mi puerta. Abro y me encuentro a un magnífico Tae vestido con unos vaqueros de cinturilla baja y una camisa blanca abierta. Su aspecto es tentador y salvaje. Terriblemente apetecible.
¡Vaya, qué bueno está!

-Buenos días, pequeño.

-¡Buenas!

Lo miro, como si fuera un colegial.
-¿Te apetece pasar el día conmigo? -me comenta.
Su pregunta me sorprende. Por una vez, no está dando nada por hecho.

-Por supuesto que sí.

-¡Genial! Te voy a llevar a comer a un sitio precioso.

Sonrío afirmativamente y él entra en la suite.
-Ve a vestirte o al final mi comida serás tú -murmura con voz ronca.
Divertido por sus palabras, corro hacia el dormitorio. Cuando entro, oigo una canción en la radio que me encanta y canto mientras me visto:

Eso me deja un poco mareado, nena
Siento que estoy atrapado en una realidad que se parece a un sueño
Eso me da vueltas y me vuelve loco
Siento como si yo fuera la luna en el medio del día

Si no estuviera solo
Si no te conociera
Tal vez me rendiría
Perdido en el mar

Pero mi corazón sigue en llamas
Con un deseo ardiente
Voy a recuperarte, es nuestro destino

Me gustaría que me amaras
Como me amaste ayer, no sueltes mi mano jamás
Y cada vez que mi corazón late
Mueve tus pies al mismo compás, para que nunca te pierdas

Siento el destino en ti
Siento el destino en mí

Cuando me doy la vuelta, taehyung está apoyado en el quicio de la puerta,
observándome.
-¿Qué cantas?

Mi Jefe El Sr. kim       (TAEKOOK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora