CAPÍTULO 22

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Me despierto sobresaltado.
Miro el reloj. Las cuatro y treinta y ocho. Estoy solo en la cama. ¿Dónde está Tae?

Me asusto. No quiero que se haya ido. Me levanto con rapidez. Cuando llego al salón veo que se echa unas gotas en los ojos, se mete algo en la boca y da un trago del vaso de agua. Después se sienta, se pone los audífonos de mi iPod para escuchar música y cierra los ojos. Lo observo durante unos minutos y sonrío. ¡Está escuchando música!
Al oírme, abre los ojos y se levanta.
—¿Estás bien?

Mientras me trago las lágrimas de felicidad por ver que aún está allí, me toco el brazo y respondo:
—Sí. Es sólo que, al no verte, creí que te habías marchado.

Taehyung sonríe.
—Duermo poco. Ya te lo dije.

—Oye… He visto que te tomabas algo, ¿qué era?

—Una aspirina. Me duele la cabeza —responde con una encantadora sonrisa.

Convencido con su respuesta, me dirijo a la cocina. Necesito beber agua.
Cuando abro el frigorífico, veo las trufas y se me antoja comerme alguna. Bebo agua, pongo un par de trufas en un plato y regreso al salón. Tae, que está sentado en el sillón, sonríe al verme.
—Goloso.

Divertido, le devuelvo la sonrisa y me doy cuenta de que su gesto es cansado. Normal, no duerme. Me siento a su lado.
—Me encanta esta canción.

Le quito uno de los audífonos, me lo pongo en mi oreja y oigo la voz de ben E. king con stand by me.
—A mí también. La letra me recuerda a nosotros.

Él asiente. Yo cojo una de las trufas con la mano y comienzo a mordisquearla. Sonríe.
¡Dios! ¡Me encanta verlo sonreír!

—¿Puedo probar la trufa?

—Claro.
Y, cuando veo que va a darle un mordisco a la trufa que tengo en mis manos, la acerco a mi boca, la restriego en mis labios y murmuro:
—Ya puedes probar.

Vuelve a sonreír. Se le ilumina la mirada y obedece sin rechistar. Sus labios toman los míos y, con una calma y placidez que me pone a mil, los chupa, los lame y lo finaliza con un dulce beso.
—Exquisito… la trufa también.

Cuando dice eso, suelto el resto de la trufa en el platito que he dejado encima de la mesa y me levanto. Me quito el pijama y, sólo con los bóxers puestos, me siento a horcajadas sobre él. Hasta el momento tenía tres adicciones. La Coca-Cola, las fresas y el chocolate.
Pero ahora le sumo una más fuerte y poderosa llamada Kim Taehyung .

Lo deseo… Lo deseo y lo deseo. Da igual la hora, el momento o el lugar… lo deseo.
Sorprendido por aquello, se quita los audífonos.
—¿Qué haces, kook?

—¿Tú qué crees?

—Me duele la cabeza, nene…

Como respuesta, lo beso. Un beso caliente, cargado de erotismo y lleno de anhelos.
—kook…

—Te deseo.

—kook, ahora no…

—Tae, ahora sí. Te deseo con exigencias. Con demanda. Con pretensión. Quiero que me folles. Quiero que disfrutes de mí. Quiero todo lo que tú desees y lo quiero
ahora.

Se acomoda en el sillón y, con cuidado, me rodea con sus brazos la cintura. Lo miro y veo que no esperaba mis exigencias y que lo vuelven loco. Mis muslos
toman vida propia y se mueven sobre él. Su respuesta es inmediata. Noto cómo crece su duro pene y eso me activa más.
Una de sus manos abandona mi cintura para subir por mi espalda hasta llegar a mi pelo. Lo agarra y tira de él. Sí… ¡ése es Taehyung!
Mi cuello queda totalmente expuesto ante su boca y lo chupa. Lo lame con
ansiedad, con capricho y me hace suspirar de placer.
Su otra mano abandona mi cintura y llega hasta mi pecho, que quedan ante él. Su boca carnosa se dirige hacia el. chupa mis pezones. Los devora. Me mordisquea y los endurece. Me aviva.
Me suelta el pelo y puedo volver a mirarlo a la cara.
—Me vuelves loco…

Mi Jefe El Sr. kim       (TAEKOOK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora