CAPÍTULO 24

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Lunes

El despertador suena a las siete de la mañana.
¡Qué asco madrugar!
Me levanto y me meto en la ducha sin ganas. Estoy agotado. No he podido dormir pensando en Tae. Cuando regreso a la habitación para vestirme, fijo mi mirada en la lamparita. Me siento en la cama y, con añoranza, paso mis dedos por el dibujo de sus labios y su nombre. Durante un buen rato me dedico a mirarlo mientras pienso en él.
Finalmente me levanto de la cama. Tengo que ir a trabajar. Me visto y cojo mi coche.
Cuando llego al trabajo, dejo el portafolio sobre la mesa y siento que alguien se acerca a mí por detrás. Es mi amigo, Jackson.

—Buenos días, precioso.

—Buenos días.

Al ver mi desgana, se aproxima todavía más y me observa.
—Vaya… —murmura—. ¿Iceman te hizo trabajar más de la cuenta? Tu pinta es horrible.

Su comentario me reactiva.
—Sí —le digo, sonriendo—. Es un poco pesado en el trabajo. Pero por lo demás, bien.

De pronto Jackson se percata del vendaje de mi brazo.
—Pero ¿qué te ha pasado?

Sin ganas de dar muchas explicaciones, musito:
—Me quemé con la plancha.

Jackson asiente y vuelve a preguntar:
—¿Cuándo regresaste del viaje?

—El viernes por la noche. De momento se han cancelado las reuniones que teníamos porque el señor Kim tuvo que regresar a Japón.
Miguel mueve su cabeza afirmativamente. Me coge del brazo y dice:
—Vamos. Te invito a desayunar y me cuentas qué te pasa.

En el desayuno, para justificar mis ojeras, hablo de gigi. El simple hecho de nombrarlo me llena los ojos de lágrimas y es un buen pretexto para que no se percate de lo que realmente me pasa. Veinte minutos después, una vez acabados los desayunos, regresamos a nuestros puestos de trabajo. Hay mucho que hacer.
Mi jefa me saluda a medida que pasa por mi lado y me pide que entre en su despacho. Desea que le informe de qué tal ha ido todo y lo que le explico parece agradarle. Tras eso, me carga de trabajo. Su manera de decirme lo enfadada que está por que el jefe me llevara a mí y no a ella es ésa: ¡agobiándome con el trabajo! Cuando salgo de la oficina por la tarde estoy agotado, pero decido ir al gimnasio. Necesito desfogarme y allí lo consigo.

Martes

Le envío un e-mail a Taehyung… No contesta.
Mi jefa me satura. Está tremendamente impertinente. Cualquier día la mando a la mierda y me voy al paro de cabeza. Yugyeom me llama. Hablo con él e insiste para que adelante mi viaje a Daegu.

Miércoles

Vuelvo a enviarle otro e-mail a Tae… Tampoco contesta. Hoy he tenido que salvarle el culo a mi jefa., el jefe de personal, llegó de improviso y tuve que ingeniármelas para que no pillara a la calentona de mi jefa y a Jackson en actitud no muy profesional en el despacho

Jueves

Me niego a enviarle más correos a Tae. Pero al final no lo puedo remediar y le envío uno en el que sólo pongo «¡Idiota!».

Viernes

Mi desesperación es máxima. Ni una noticia. Ni una llamada. Nada. No sé absolutamente nada de él. Y eso me hace entender que efectivamente fui su juguete durante unos días y ahora sólo espero olvidarme yo de él.
Mi jefa es una borde. Hoy me ha montado un numerito delante de varios compañeros. No la he mandado a hacer puñetas porque hay muchos testigos, porque si no… ésta se iba a enterar de quién es Jeon jungkook.
Por la tarde, me llama mi amiga hyuna y quedo con ella para ir al cine. Vamos a ver la película Tengo ganas de ti y lloro. Es preciosa y
triste a la vez. Me siento como Ginebra pero con pene, una guerrera luchadora e incomprendida,
y enamorada hasta las trancas de un hombre que guarda secretos.
A la salida, mis amigos, que nos esperan, se ríen de mí. Ninguno entiende que llore por una película y proponen ir a tomar unos tragos a un bar en Itaewon. Saben que me gustan y eso me alegrará.
Entre pláticas y bromas, tomamos muchas cervezas y por fin consigo sonreír. De allí nos vamos a tomar unas copas y, a las cuatro de la mañana, ¡por fin vuelvo a ser yo! Río, me divierto y bailo como un loco, aunque para eso me he bebido los suministros de ron con Coca-Cola de todo seul.
A la mañana siguiente, el zumbido de la puerta me despierta.
Me tapo la cabeza con la almohada, pero el zumbido sigue y sigue… Cabreado, me levanto y descuelgo el telefonillo.

Mi Jefe El Sr. kim       (TAEKOOK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora