Capitulo 7: Pillada, eroticamente pillada

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¿Piruja? ¿Pero qué coño se ha creído la enana? Me hierve, ¡me hiervo! Mikhail se disculpa una y otra vez por la grosería de su sobrina y le pido que pierda cuidado. Algo me dice que entre esa niña y yo no habrá buenas relaciones por mas que lo intente. Pero haré lo que este a mi alcance por que sea lo contrario. Acompaño a Mikhail hasta el despacho. Mientras revisa unos papeles me dice con apuro.

— Saldré un momento. Regreso para la comida

— Pero ¿A dónde vas?

— Tengo que resolver un problema en la farmacéutica. Descuida no tardo

Suelto un suspiro

— ¿Puedo ir contigo?

—  Me gustaría que te quedaras aquí. Lo que tengo que hacer no me tomara mucho tiempo cariño

— Vale, te espero aquí entonces — Respondo tenue y tristona

— Volveré antes de lo que piensas.

Digo que si con la cabeza. La verdad es que no me quiero quedar sola en esta casa con gente que no conozco y una niña que me ha llamado «Piruja». Salgo del despacho y como puedo llego a la habitación. Me siento en el borde de la cama desganada. ¿Debo intentar ser amable? Vale creo que sí. Cuando vuelvo a salir de la habitación me acerco tímida a la cocina. Veo a Alena preparando la comida algo atareada entre ollas y docenas de artilugios. Entro y me le acerco alegre.

— ¡Hola!

Alena se gira y al verme con el respeto exagerado que le tiene a Mikhail me dice

— Buenas tardes señorita, ¿Que se le ofrece?

— Se me ofrece que deje de llamarme señorita, dime Megan o Meg o como quieras pero no señorita.

Niega con la cabeza

— No puedo hacer eso señorita, no me acostumbraría a llamar a la novia del señor por su nombre

Ceñuda argumento

— Pero a mí no me gusta que me llamen señorita. Simplemente Megan o Meg

— Tendría problemas con el señor. Él no los ha prohibido

¡Ay Mikhail y sus aires de grandeza! No se ha dado cuenta que se ha metido con una mujer que apenas tiene dinero para ir a un restaurante a la carta, no con una Raisa Petrova.

— ¿Donde esta Ninette?

— En su cuarto de juegos señorita

¡Y dale con el señorita!

— ¿Y dónde es eso? Debo parecer tonta pero aun no me conozco bien la casa — Rio histérica

— Venga señorita, yo le llevo

Subo las escaleras tras de ella y me acerca a una puerta al fondo del corredor. Suspira con pesar. Con un gesto no muy alentador, me dice.

— Suerte.

Se aleja y me decido entrar. El puñetero cuarto de juegos el del tamaño de mi habitación y el de Mel juntos en Seattle. Me siento como una mosca en la mantequilla. Está sentada en una mesa pintando en unos cuadernos. Trago saliva y me acerco a ella poniéndome de cuclillas intentando nuevamente ser cortés.

— Hola Ninette. —Vuelve a ignorarme. Joder como me hierve tal cosa. Pero Megan, solo es una niña. ¡No vas a ponerte macarra con una niña! — Creo que hemos empezado con el pie izquierdo. ¿Crees que podemos conocernos mejor? —Niega con la cabeza. Vale que esto será más difícil de lo que pensé— ¿Porque no me hablas? Creo que así te podre entender mejor

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora