Capitulo 20: Lo que me contó mientras me hacia la dormida

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Salgo a toda leche de la habitación. Quiero salir de aquí cuanto antes. Necesito aire fresco y un respiro. Salgo a la terraza de la alberca exterior sin importarme el frío que pueda haber. Me siento en un banquito abrigandome con el sobretodo de invierno. Me quedo mirando el lago mientras pienso y me sigo ahogando entre tantas preocupaciones ¿Será sano seguir aquí? ¿Es hora de bajar de la nube y darse cuenta de que esto es solo una utopía? Todas esas preguntas se asoman a mi mente. Miro el móvil y deseo llamar a Mel, me hace falta escucharla. La necesito, necesito escuchar sus sermones y sus locas anécdotas. Marco su numero toda hecha un lio mental.

— ¡Hola! — Contesta hilarante

— Hola Melanie, ¿Como estas? Sabes te extraño mucho

— Yo también te extraño mucho Meg, acá no es lo mismo sin ti. Me siento solita en Seattle. Pero sé que debes hacer tu vida y me alegra que así sea

Me derrumbo en llanto. Hacerme la fuerte ¿Para que? Si siempre terminan lastimandome igual o peor. Gimoteo.

— Melanie, deseo regresar a Seattle contigo. No aguanto vivir mas aquí. He confirmado que para Mikhail no soy mas que una mujer ajena que vive en su casa y se la folla cuando le da la gana. Él no me quiere ni me ama ¡ni nada! Yo soy la única imbécil que me he enamorado de un gilipollas mas frío que el polo.

Patidifusa responde

— Meg, tal vez estés confundiendo las cosas. A mi me consta que ese ruso te ama, que no lo sepa demostrar es otra cosa. ¿Por que quieres regresarte? Tu lugar es al lado de ese hombre al que amas. Eso de querer venir para acá no te lo crees ni tu misma, además, esos cinco meses en los que no sabias nada de el estuviste en constante mal humor y tristezas.

Aprieto los labios

— Melanie, su sobrina me odia. No me soporta y yo no la soporto a ella. Le dice cuaquier mentira estúpida a Mikhail y se la acepta. Si, amo Mikhail pero mi dignidad no pienso denigrarla por ninguna razón.

— Meg, solo te puedo decir que hables con él e intenten arreglar las cosas. Es solo un problema como lo tienen todas las parejas.

Suelto un suspiro creyendo que ella no entiende ni nadie podría hacerlo.

— No creo que haya mucho que hablar con Mikhail. Él me lo ha dicho todo y yo a él. Melanie, me di cuenta que no puedo esperar mucho al lado de Mikhail. Estoy enamorada de él, pero sus secretos y falta de confianza me hieren, y mas que herirme me joden y molestan. Tal vez no lo entiendas porque soy yo la que soporto sus problemas. Tiene una fundación y no me había comentado nada. Me enteré por casualidad. Cosas tontas como esas me las oculta. Solo me muestra de él lo que le conviene y ya me cansé de ser una blandengue que a todo dice que si sin cuestionar nada de lo que hace.

— Te entiendo, pero también me pongo en el lugar de él. Tal vez hay cosas de su pasado que aun se le hace difícil compartir con los demás. No todos somos iguales Megan, solo puedo decirte que intentes comprenderlo. Sé que no es fácil, pero si lo amas sabrás lidiar la situación.

— Haré lo que pueda, que no creo que sea mucho. Espero verte pronto, no sabes cuanto te extraño.

Ríe algo tenue

— Igual yo tonta, me encantaría verte para tu cumpleaños. Falta solo una semana y seria genial celebrarlo como todos los años. Trataré de buscar la forma para darme el viaje a Rusia. Pero no prometo nada

— No te preocupes Mel, en todo caso viajo a Seattle. ¡Quiero salir de Rusia!

— Bueno vale, te dejo porque me toca entrar a clases. Te quiero

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora