Capitulo 32: Enojado, ¿Porque?

81.2K 5.1K 553
                                    

Un taxi me deja frente a la casa y bajo junto a mis maletas loca por ver a Mikhail. Al entrar noto que no hay nadie en casa. Llamo a gritos a Mikhail y no contestan. Alena no está, dejó una nota en la cocina dejando saber fue al supermercado. Nikolai y Fedor tampoco están. Supongo que Ninette se fue con Alena. Subo a la habitación con las maletas y las dejo a un lado tumbandome en la cama. ¡Por fin! Por fin estoy de regreso y no veo lo hora en ver a Mikhail y llenarlo de besos. Agarro el móvil y rápidamente mando un correo

De: Megan McMillan

Fecha: 4 de febrero de 2015 6:15pm

Para: Mikhail Ivanov

Asunto: ¡Llegue!

Mi vida, llegué a Rusia y estoy loca por verte y comerte a besos. ¿Donde estas? No hay nadie en la casa.

Pd: Te amo

Megan

———

Me siento en la cama erguida y suelto un suspiro. La curiosidad me mata y abro la mesilla de noche de Mikhail. En ella no hay mucho, una pequeña caja negra y la agarro. La abro y veo en el fondo veo una fotografías junto a uno anillos hermoso en oro blanco de matrimonio. Agarro las fotografías y en ellas está la imagen de una mujer muy bella y elegante de cabellos oscuros, tez blanca y ojos azules celestes. Se le ve en unas risueña y en otras seria pero elegante. Mikhail está junto a ella en una de las fotografias besando sus labios y no me cabe duda que se trata de Irina. No sé porque pero la belleza de esa mujer me hace sentir poca cosa para Mikhail. Volteo la fotografía y leo una pequeña nota

Gracias por este año lleno de amor y encuentros intensos. Espero que sean muchos mas a tu lado y vivamos una eterna luna de miel juntos.

Con amor

Irina

Aprieto los dientes y siento que esta mujer será un eterno fantasma en mi vida junto a Mikhail. Observo el anillo y lo miro con algo de melancolía. Irina logró lo que sé que nunca lograré con Mikhail, una familia, casarse con Mikhail y meterse en su corazón. A tal grado de guardar estos objetos. Con cierta incomodidad guardo nuevamente las fotografías y los anillos de matrimonio en la caja. Cierro la mesilla de noche y suelto un suspiro. Si tan solo supiera lo que me depara al lado de Mikhail muchas de mis dudas estarían resueltas. Me quito la blusa, luego los jeans azules rasgados, necesito un baño con agua caliente, muy caliente. Entro al baño y lleno el jacuzzi. Me desprendo de la ropa interior y derramo aceite con aroma a jazmín en el agua creando espuma, esa que me encanta y relaja. Entro al jacuzzi y recostándome me pongo una pequeña  toalla sobre los ojos y sin darme cuenta quedo dormida.

***

El agua esta tibia, despierto y al quitarme la toalla veo por la ventana que ya ha oscurecido. ¿Cuanto he dormido? Rápidamente a mi nariz llega el perfume jodidamente excitante de Mikhail. Ladeo y veo la puerta corrediza de la ducha abierta y con gotitas de agua. La toalla está húmeda y su reloj está sobre el lavabo. Ha llegado y ni cuenta me he dado. Salgo de la ballera en toalla y salgo a la habitación. No lo veo por ningún lado. Me visto a toda leche y bajo las escaleras a la planta baja de la casa. Veo a Ninette sentada en el sofá de la sala de estar peinando la muñeca que Danna le ha regalado. No se ha dado cuenta que la observo y por primera vez veo en ella una niña de nueve años interesada por cosas de su edad. Sonrio y sin interrumpirla avanzo al despacho de Mikhail. De seguro que está revisando uno que otro asunto de la farmacéutica como siempre. Es un obsesivo del trabajo. Entro al despacho y allí está frente al computador con una copa de brandy a un lado y su entrecejo extrañamente fruncido. Me ve entrar y no reacciona.

— ¡Mi amor llegué!

Me mira algo seco y arqueando una ceja responde

— Es obvio que llegaste, estás ahí parada

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora