Capitulo 38: Pánico abordo

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Mañana es el cumpleaños de mi finolis. Tantas cosas que quería hacer en su día y no podré. Esa entrevista se ha interpuesto y según John, no puedo dejarla pasar, sería mortal. Pero me duele saber que Mikhail pasará otro cumpleaños en soledad. Está sentado en el diván de la biblioteca mirando hacia la ventana observando la nieve caer junto a una copa de brandy. Hoy está algo seco y callado. Me acerco a él y triste le digo

— Me voy en la noche. Mi vuelo sale a las nueve

Asiente con la cabeza

— ¿No te importa? No estaré para tu cumpleaños y no sabes cuanto me duele, pero si no fuera tan importante esta entrevista...

— Lo entiendo Megan. Ve a esa entrevista. Mi cumpleaños no es nada especial. No lo celebro.

— Pero además de tu cumpleaños, es el día de los enamorados y quiero pasarlo contigo.

Baja la mirada y mostrando frialdad ante la situación responde

— Esas son cursilerías. Anda, ve por tus sueños. Estaré bien.

Se levanta de la silla y entra a la casa dejándome sola. Me quedo pensativa, al menos quiero darle un detalle bonito. Nadie parece celebrarle su cumpleaños y quiero hacerle algún detalle. Salgo en el Audi al centro comercial y camino horas buscando algo para Mikhail, pero nada parece ser digno para mi ruso particular. Quiero celebrar sus treinta y cuatro añitos en grande, pero no logro como. No estaré el catorce en Rusia y eso me tiene el corazón encogido. Miro una tienda de lencería y veo en el escaparate un conjunto hermoso. Entro a la tienda y me imagino con esa lencería puesta haciéndole un baile erótico a mi ruso particular. Pido mi medida y no lo pienso, la compro y ya comienzo a maquinar cositas locas en mi cabeza. Y como soy como soy, termino en un sex shop buscando algo que experimentar con Mikhail. Hay cientos de cosas que podría usar. Pero una  en especial me llama la atención. Un labial, que al contacto con su sexo causa un efecto de frío y calor agradable y placentero. Otra idea loca se me siembra en la mente. Compro el labial raro y recién salgo de la tienda, John llama al móvil

— Hola Megan

— ¿Que ocurre John?

— Llamaba para recordarte que volamos a Francia en siete horas

Hastiada respondo

— Lo sé John. ¿Algo más?

— Si, ¿Necesitas que pase por ti?

— No. Mikhail me llevará al aeropuerto. Estoy algo ocupada. Hablamos luego.

Termino la llamada y cada vez que pasa una hora me siento más miserable por no quedarme al cumpleaños de mi finolis. Y pensar en cómo me sorprendió para el mio me hace sentir como una mala persona. Regreso a la casa y no veo a Mikhail por ninguna parte. Le pregunto a Alena donde está y me dice que no ha salido del gimnasio en toda la mañana. Mal, muy mal. Cuando le ocurre algo se desquita con el banco pesas y puede estar levantando pesas sin parar si se lo propone. Dejo las compras sobre la cama y bajo al gimnasio. Al entrar lo veo levantando pesas bañado en sudor. Le hablo y sigue levantando las pesas. Me ignora y odio que lo haga.

— Mikhail, te estoy hablando

— ¿Que no ves que estoy ocupado?

— ¿No puedes escucharme?

Deja de levantar las pesas con mala actitud y seco contesta

— Dime, ¿Que quieres?

Trago saliva

— ¿Estas así por lo de tu cumpleaños? ¿Porque no estaré a tu lado?

— No celebro mi cumpleaños. Me da igual si estas o dejas de estar aquí. Y yo estoy normal. ¿Puedo continuar?

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora