Capitulo 9: Cardenales emocionales

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Embestida tras embestida, con rudeza, con deseo, con avidez. Necesitaba esto. Lo deseaba tanto que quiero que la noche sea eterna. No estoy mucho sobre él, rodamos de modo que queda sobre mí y yo gustosa le recibo. Me musita en el oído mientras me embiste cosas que me ponen no al cien, al mil.

— Me vuelve loco señorita McMillan. Usted es altamente adictiva

— Y usted a mi señor Ivanov

Uno..., cinco...., diez...,veinte...,Pierdo la cuenta de las deliciosas embestidas que invaden mi vagina. Besa mi cuello, seguido mis labios mientras sus manos magrean mi cuerpo como quiere.Dios, ¡Como me gusta que me bese el cuello! Comienzo a jadear sin parar y a pedirle más, cada vez más. Levanto mis caderas y gimo llena de morbosidad y toda urgida por sentir más.

— Quiero...,

Sus estocadas certeras apenas me dejan hablar

— Sinceridad ante todo

Vuelve a embestirme

— Toda la que quieras cariño, susurra.

— No quiero más secretos entre ambos

Muerde el lóbulo de mi oreja

— No habrá secretos pequeña — Jadea

¡Este se cree solo las mentirotas! Busca refugio en mi interior con desespero. Me besa, me toca con cierta ¿Devoción? Y sigue encaprichado con creerse que es un invencible que no siente ni padece. Que no necesita afecto y mucho menos amor. ¡Que eso se lo crea su abuelita! Enredo mis dedos en su cabellera y sus constantes gemidos en mi oído me hacen tiritar y creo que nadie podria hacer que tiemble como él logra poner a mi cuerpo.

— Me hacías tanta falta nena...

— Y tú a mi ruso de trajes bonitos

Suelta una risita y me quedo toda sorprendida. Le doy un azote en la nalga y reacciona al golpe

— ¿Y eso?

— ¿Te gusta la estrangulación "erótica"? Pues a mí me gusta dar azotes en las nalgas

Embiste con fuerza, ¡Soy masoquista!  Yo y mis otros yo internos somos un lío aparte. Tras una última certera, dura y fuerte embestida queda inmovilizado oprimiéndose en mí. Eyacula en mi vagina y exhausto se desploma sobre mi cuerpo. Hunde su rostro en mi cabello y aprovechando que tengo su oído cerca de mis labios le susurro extasiada

— Lo amo señor Ivanov

— Yo más, y muero de miedo al amarte como te amo.

***

Otra vez me levanto tarde, debo verme como la vaga más vaga de todas las vagas, vale que me pasado un poquito. Estoy desnuda y al verme desnuda envuelta en el edredón me sonrío; cada vez estoy más y más enamorada de mi ruso particular. No está a mi lado, sobre la mesilla de noche me ha dejado una notita. Ruedo feliz en la cama para agarrarla

Buenos días nena. Estoy resolviendo cosas de farmacia. Te veo en la cena.

Me has regalado una noche deliciosa, eres única.

Sonrio mientras vuelvo a dejar la notita en la mesilla y me pongo en pie. Me meto a la ducha y al salir busco algo cálido y cubierto que usar para el crudo invierno que hace en San Petersburgo. ¡Pero no tengo bragas! Mikhail me las ha quitado y no sé dónde coño las ha escondido. Le mando un correo

De: Megan McMillan

Fecha: 28 de diciembre de 2014 11:33am

Para: Mikhail Ivanov

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