El reto
Seguíamos abrazados en mitad se ese pasillo, no hacían falta palabras, estábamos comodos el uno con el otro.
–Vente a mi casa hoy, no voy a dejar que duermas sola.
–¿Y si molesto?
–Cuando mi madre te vea le vas a encantar.
Cogió algunas cosas que necesitaba y bajamos a la planta de abajo para irnos.
–¿Por que vienés sin camiseta?
–Duermo en calzoncillos, me e puesto los primeros pantalones y zapatos que e visto pero no e encontrado ninguna camiseta. ¿Por que? ¿No te gusta lo que ves? - digo con una sonrisa pícara.
–¿No te dolio este tatuaje? Tienes todo el pecho lleno.
–Hombre, no te voy a mentir ni me voy a poner de hombre macho ni nada, algunos duelen como la mierda, pero hey, quedan facheritos después. ¿Tu tienes alguno?
–Tengo tres. - abri mis ojos y la mire fijo - no me esperaba que la castaña fuera una malota. ¿Donde los tienes?
–Tengo uno en el antebrazo, otro en el cuello con mi nombre y también tengo una fresa tatuada. - eso último lo dijo escondiendo su cara con las manos.
–¿Donde tienes la fresa?
–No te lo puedo decir - dijo con las mejillas como tomates.
–Venga ya castaña, dimelo - dije mientras me subía a la moto y le pasaba el casco.
–Algún día sabrás donde esta - dijo mientras se montaba y me abrazaba.
Puse rumbo a mi casa, no os voy a mentir que pase un frío de cojones increíble, pero la suerte era que no vivíamos tan lejos como pensaba.
Nos bajamos de la moto y abri la puerta de mi casa, me coloque el dedo en los labios para decirle que no hiciera ruido.
–No tengo una mansión como tu, pero es acogedor - dije susurrando para no hacer mucho ruido.
–Esta bien - dijo mientras miraba algunos cuadros colgados por las paredes. - ¿Quienes son? - dijo señalando una foto en la que salíamos Hugo, Beatriz, Iván y yo.
–Este de aquí es Hugo - dije señalandole. - esta Beatriz - dije señalando a la chica de pelo rizado - este de aquí es mi hermano Iván y este de aquí soy yo.
–Eras el más bajito, y ahora le sacas una cabeza a Hugo.
–Siempre fui el bajito del Grupo, supongo que la adolescencia me pego fuerte. Vamos a la habitación, debes dormir - cuando dije eso se puso nerviosa y lo pude notar, ya que sus mejillas se tornaron a un color rosita.
Subimos las escaleras para llegar a mi cuarto. Contra más nos acercabamos más se escuchaban los ronquidos de Hugo.
–¿Quien está es tu habitación? - pregunto con una sonrisa.
–Es Hugo, ronca como un animal. - abri la puerta de mi habitación y le deje pasar primero. - bienvenida a mi cueva.
Andamos hasta llegar a mi casa, con el cuidado de no pisar nada que estuviera por el suelo.
–Yo dormire en el sofá - digo mirando hacia el sofá donde estaba Hugo.
–No me importa si duermes conmigo, no va a ser la primera vez que durmamos juntos.
Me quite los zapatos y me deje el pantalón de chandal. Nos acomodamos en la cama y Hugo empezó a roncar más fuerte, cogí un cogin y se lo lance.
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Dulce tentación (Sin Corregir)
Ficção Adolescente¿Que pasa si empezamos a decir mentiras? Anastasia Gil, una chica que después de encontrar a su novio engañandola decide que lo mejor es decir que se a estado acostado con el chico problemático del Instituto. Una mentira, una lista, una amistad, u...