- Tierra llamando a Anya, Tierra llamando a Anya, respondan.
- Puedo escucharte Leah - dije mientras sentía como me sostenía por los hombros.
- ¿Vas a comerte eso? - dijo apuntando a la mitad del sándwich que quedaba en mi charola del almuerzo.
- Tómalo, yo ya he quedado satisfecha - últimamente solo requería de poco alimento.
- Segura que no tienes alguna enfermedad, porque solo una loca se atrevería a no terminarse su almuerzo.
- Estoy bien Leah - dije sincera.
- ¿De nuevo robando su lonche? - escuché como decía Janea al tiempo que tomaba asiento junto con Madison y Harper.
- Esta bien, ella me ha dado permiso - dijo Leah, levantando las manos en señal de inocencia.
- Anya, pensamos que sería muy buena idea reanudar nuestros viernes de pijamas, ¿qué te parece?
- Oh, ¡eso sería genial Anya!
- Yo, chicas - sentí como se formó un nudo en mi garganta al recordar que nuestra última pijamada había sido en mi casa, mi madre nos preparó todo lo necesario, desde meriendas hasta botanas e incluso un pastel.
- Suena muy bien. Lo haremos - dije apresurada, debía salir de ahí para poder evitar llorar y permitirme tener tiempo de calmarme a solas.
- Perfecto - estallaron mis amigas.
- ¿Te marchas? - preguntó Harper sorprendida.
- Si, es que me he olvidado de tomar unos libros de mi casillero y los necesito para la siguiente clase.
- Nos vemos en el salón Any - gritó Leah.
Mi amistad era muy cercana con todas, apreciaba mucho tanto apoyo que me habían brindado, Leah, Janea, Madison y Harper. Pero en especial Leah, que se había convertido en una especie de ángel para mí después de la muerte de mi madre. De no haber sido por ella todas estas semanas, no se que hubiera pasado.
Salí de la cafetería y en cuanto estuve lejos del campo de visión de mis amigas, me apresuré por los pasillos al baño. Pero, antes de lograr llegar me tropecé con alguien.
- Lo siento ha sido mi culpa - me disculpé.
- No pasa nada - era un chico.
- ¿Estas bien?
- Si solo, tengo prisa.
No alcance a ver su rostro, pero parecía alguien nuevo, quizá estaba desorientado.
- No voy a llorar, no voy a llorar, ya no puedo llorar más - me decía una y otra vez, esperando que las lágrimas regresaran por donde había surgido.
Dos semanas después del fallecimiento de Eleonor, había decidido volver a la escuela por consejo de mi padre y del psicólogo, argumentando que, mantenerme ocupada, podría quizá hacerme superar un poco el dolor.
Pero al parecer ambos se habían equivocado, pues aquí estaba, en el baño de la escuela intentando no quebrarme, sabía que una vez que comenzara a llorar, sería difícil detenerme.- Ahh Eleonor, como me hace falta que me digas que no pasa nada.
Salí del baño sintiéndome un poco mejor, estaba a punto de iniciar la siguiente clase así que me apresuré para lograr llegar a tiempo.
- ¿Dónde estabas Any?
- He tenido que ir al baño, tranquilízate Leah.
- Esta bien, solo no te pierdas tanto.
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Negación
FantasiLa vida es un momento y la existencia un misterio y la muerte, ¿será el final? La realidad es un conjunto de decisiones tomadas a lo largo del proceso de vivir, pero, ¿qué pasaría si nuestro destino estuviera marcado por una profecía? Negación es un...