Bethany nació para volver a nacer, y cual mariposa que salió de su crisálida, voló sobre los jardines que habían sido preparados para ella.
Vive para amar, porque sólo el amor más puro salvó y le dió significado a su vida. Cree en la gracia, porque...
Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.–Romanos 6.14 (NVI)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando Chelsea está lista y presentable, entonces declara que se siente mental y físicamente preparada para hablar con Kev.
—Bien ¡Suerte con eso! —Le deseo cuando estamos en las escaleras.
—Gracias—Responde mientras que se me adelanta un poco.
Al llegar a la sala, veo que Jeremy está sentado en el sofá, con él está su hermano Tim y su hermana Rebecca.
—Hola Tim, Hola Becky—Saludo con jovialidad—Me alegra verles—Declaro.
Ambos sonríen y Becky se levanta para darme un abrazo.
—¿Cómo estás?—Pregunta.
—Yo estoy bien, ¿Y tú?
—Desde luego que bien, aunque súper embarazada—Señala su barriga, y Tim con Jeremy ríen.
—En cualquier momento explotas hermanita—comenta Tim.
La mencionada rueda sus ojos con diversión.
—Es en este momento cuando deseo que Tim como mi gemelo pudiera estar embarazado—Lo señala y se encoge de hombros—Pero es biológicamente imposible.
Me da tanta ternura ver a Rebecca embarazada.
—¿De qué te quejas?—Reclama su hermano—Fui yo quien supo en primera estancia que estabas embarazada—Me dirige la mirada y señala a Abby—A mí me dieron los síntomas trimestrales, ¿Has oído bien?, no a ella, no a su esposo, A MÍ. Ni siquiera cuando mi esposa quedó embarazada me ocurrió ésto. Sólo espero en Dios no sentir nada para cuando llegue el momento del parto—Suelta una risa ante la ironía de la situación.
Yo también lo hago, me parece tan gracioso como se dieron las cosas.
—¿Cuanto tiempo tienes Abby?
—Cinco meses, pero se sienten como nueve—Se queja y le da una palmada a su barriguita—¿Quieres tocar? El bebé se está moviendo—Indica y yo extiendo mi mano, para que ella me diga dónde específicamente se está moviendo el bebé.
Y es ahí cuando siento una patada en mis manos, mi corazón se contrae ante lo hermoso que mi corazón experimenta, lo monumental que me resulta el milagro de la vida. ¿Cómo algo microscópico puede convertirse en un humano?
Sonrío y pienso en mi hermana Abby, luego de una larga batalla contra los pronósticos de infertilidad, hoy su vientre es capaz de crear vida, algo que para la ciencia era imposible hoy es una realidad.
—¿Ocurre algo malo?—Pregunta Becky un tanto preocupadas, pero yo niego.
—Para nada ¡Ésto es hermoso!—Exclamo—No tengo palabras... Tu y Abby sí que son afortunadas.
