32

390 51 48
                                    

Ya visité a mi tía Bianca, compartimos el desayuno en su casa, y charlamos durante horas poniéndonos al día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya visité a mi tía Bianca, compartimos el desayuno en su casa, y charlamos durante horas poniéndonos al día. Me comentó que se encuentra acondicionando el consultorio donde trabajaré en unos meses.

—Me hace feliz que hayas decidido tomar esta carrera para tu vida Betty—Comentó dándome un abrazo—Sé que lo amas. Siempre estaré aquí para ayudarte.

Ha sido una persona tan atenta y bondadosa conmigo, tengo mucho que agradecerle.

—Gracias tía B, por tus oraciones en éste tiempo—Musité.

Los abrazos de mis dos tías siempre son cálidos, cargados de amor maternal, tengo una estrecha relación con ellas. La tía Bianca es hermana de mi papá, durante mi época de preparatoria me dio un empleo de medio tiempo en su tienda de productos para mascotas, y luego me envió a un curso para ascenderme como ayudante de consultorio, así poco a poco fui descubriendo mi vocación, me iba con ella durante los veranos y lograba despejar mi mente en su casa. Me regaló mi primera polaroid con la intención de que creara memorias que se perpetuaran en mi cabeza, pero también en el tiempo.

Mi tía Anna por otro lado, es la hermana de mi mamá. Ocurrente, divertida y la descripción vívida que tengo acerca de la canción "dancing queen". Chistosa, en ocasiones, sarcástica. Gracias a ella fomente mi pasión por la lectura y las letras, siempre que la visitaba me daba un libro nuevo para leer, me compraba sus favoritos y le debo mucho el hecho de que tengo una gran colección gracias a ella.

Me instó a escribir un diario para reflejar lo que mi corazón sentía, así que el cuaderno que ahora reposa en mi maleta de viaje, es por ella.

"Lo leerás en un futuro y te reirás en la cara del diablo"

Mujer de oración, me recuerda mucho a la señora de cuarto de guerra.

Ahora estoy frente a la casa de mi tía Anna.
Toco el timbre, percibo unos pasos, la puerta se abre y mi tía sonríe de oreja a oreja.

—¡Betty!—Exclama con alegría, fundiendome en un abrazo.

Y yo no sabía que necesitaba tanto esto. Correspondo el abrazo con la misma fuerza. Me besa en la sien.

—Mi chiquita ¡Qué alegría verte! He preparado todo lo que te gusta, ven, pasa—Me hace espacio.

Su casa es tan bonita como siempre, huele ambientador y a flores, creo que se debe al jardín que tiene fuera, del cuál recolecta flores y las coloca en distintos rincones de la estancia. En la sala de estar hay un librero repleto, todo está ordenado, pasamos de ahí directamente a su cocina, aparentemente está terminando de preparar la ensalada rusa, está una zanahoria que falta por picar y se pone a ello. Tomo asiento en la isla de la cocina y observo todo lo que ha salido del horno y que se encuentra reposando en la cerámica con los hilos del humo fluyendo de ellos.

—Wow tía ¿No crees que exageraste?—Ella frunce el ceño sin entender mi pregunta —Me refiero a toda esa montaña de comida—Señalo —Y sólo estamos tu yo. Ni siquiera el nuevo tío se encuentra por aquí.

Más de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora