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"...Mejores son dos que uno"

-Eclesiatés 4.9

Bethany

Al salir del restaurante, percibo que el clima está agradable y el viento eriza los poros de mí piel. Los Faith se ofrecen hacernos compañía hasta el hotel donde nos estamos hospedando, que queda a solo unas cuadras de aquí, y de ahí tomarán un taxi para irse a su alojamiento.

Generalmente soy de las que camina rápido y siempre va al frente, pero ésta vez me quedo atrás, mientras que los chicos se entretienen en una ruidosa conversación.

Aprecio la ciudad, prestando especial atención a las luces y al ambiente tan relajado que transmite, realmente viviría aquí si no resultara tan caro para un recién graduado. Pero, ¿Quién sabe? La vida da muchas vueltas, quizás tenga la oportunidad de hacerlo en el futuro.

De pronto, me percato que alguien está caminando a mi lado.

—¿Cuánto tiempo llevas cerca?—Pregunto al castaño .

—No mucho—Dice a la vez que esquivamos un grupo de personas—Estabas muy alejada y aparentemente nadie lo notó.

—¿Incluyéndote?—Pregunto divertida, alzando mis cejas las comisuras de mis labios

—Estaba distraído—Reconoce.

—Yo también, en realidad sólo un poco—Intercambiamos una mirada fugaz—Ésta ciudad es muy bonita como para no detenerse a mirarla dos veces.

Jeremy posa sus ojos nuevamente en mí, recorriendo mi rostro.

—Si sigues mirándome así, tropezarás—Advierto.

—Eres muy bonita como para no mirarte dos veces—Esboza una sonrisa ladina, sus cejas oscuras están ligeramente alzadas. Se divierte con ésto, sabe cómo ponerme nerviosa.

Mi corazón se acelera, ¿Cómo puede hacer eso? Actuar como si nada para después lanzar un comentario de ése tipo.

Jugueteo con mis manos—Gracias.

Nos quedamos en silencio unos segundos, dando lugar al sonido del tráfico y a la risa de los chicos que se escucha a lo lejos.

—Bethany.

—¿Sí?

—¿Te sientes bien con la idea de ir a LA?

Vacilo un poco antes de responder—Sí—Me mira con cierta duda, procuro evadir su contacto—No estoy mintiendo.

—Sabes que no siempre tiene que hacerse lo que Chelsea quiere.

Pienso en mi amiga, sé que no lo ha sugerido con la finalidad de perjudicarme.

—Ella tiene semanas hablándome de su deseo de visitar LA. Me gusta verla feliz, además, Chels es la razón por las que mis hermanos y yo estamos pasando el rato aquí en San Diego, sus aventuras, por más locas e improvisadas que parezcan, a la larga resultan ser geniales, no le quiero quitar eso.

—Te creería, pero la expresión de tu rostro dice lo contrario.

—Vale, ¿Qué puedo decirte para que me creas?

Alza ligeramente sus hombros—La verdad, Bethany.

Suspiro. Siento que sonaré tonta o absurda, si digo lo que pienso en voz alta.

Pestañeo un par de veces antes de contestar—Es una tontería.

—Si te inquieta, entonces no es una tontería—Choca su hombro deliberadamente con el mío—Puedes confiar en mí, ¿Lo sabes?

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