30

383 53 117
                                    

Dedicado a : jehovannisi

"Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva."
Salmos 139:23‭-‬24 TLA

Hoy me desperté más tranquila, sintiéndome mejor, teniendo paz en mí corazón, comprendiendo que las cargas innecesarias nos estancan en nuestro caminar con Jesús, y que por ello, hoy más que nunca rectifico lo que el rey David mencionó en una ocas...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy me desperté más tranquila, sintiéndome mejor, teniendo paz en mí corazón, comprendiendo que las cargas innecesarias nos estancan en nuestro caminar con Jesús, y que por ello, hoy más que nunca rectifico lo que el rey David mencionó en una ocasión: "Dios mío, mira el fondo de mí corazón..."

Es indispensable que por momentos nos detengamos y nos enfoquemos en oír la voz de Jesús.

Hace un año que no veo a mi madre, hace un año que no hablamos por teléfono, ¿La razón?

Deseaba cuidar mi corazón y la estabilidad que me costó años conseguir. Recuerdo haberle llamado para saber de ella, y su respuesta me dolió mucho, me dijo exactamente las mismas palabras con las que me calificó cuando era una niña: malagradecida, fracasada, entre otros adjetivos en los cuales no quiero reparar. Mis ojos se cristalizaron, ya yo había pasado la página ¿Qué le impedía a ella hacer lo mismo?

Brooklyn estaba ahí conmigo, estábamos en un café, él tomó mi mano al verme tan mal, nunca me había visto en ese estado.

Y mientras que me injuriaba, yo le decía lo que mí espíritu ordenaba "Te perdono, por todo lo que me estás diciendo ahora".

Colgué la llamada, contuve la respiración, me sequé las pocas lágrimas que derramé y levanté la cabeza, porque no le daría a Satanás el gusto de verme derrotada, él quería que me creyera las palabras, pero no lo hice.

Guardé mi corazón cual tesoro, y opté por alejarme y enfocarme en Dios, en hacerlo sentir orgulloso y en lo que él pensaba de mí, mientras que en mis emociones se erigía una barrera de autoengaño.

Ayer después de surfear, charlé con Abby y Zoé, de alguna manera nos estábamos poniendo al día (a juzgar de que teníamos cerca de tres meses sin vernos). De un momento a otro, el tema con relación a mí mamá salió a flote porque Abby confesó que recientemente había estado teniendo un acercamiento con ella, mencionó algo respecto al embarazo y el viaje de autocrecimiento que ha experimentado desde entonces.

—¿Cómo lo vas llevando tú?—Preguntó.

—Sabes que tengo cerca de un año sin hablarle, Abby. Y por mi bienestar emocional, aún no quiero hacerlo.

En ese instante me escondí dentro de mi caparazón, ¿Acaso mi mamá tenía favoritos? ¿Qué hay de malo conmigo? ¿En qué soy diferente a mis hermanos mayores?, preguntas cargadas de agonía llenaron mi mente y afligieron mi corazón.

Me sentí a la defensiva, y odié mi situación. 

Me pregunté a mí misma, ¿Por qué me sentía de ésta forma respecto a ella? Ya yo la he perdonado.

Más de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora