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"La confusión es el primer paso hacia la claridad"—Syd Field.

"La confusión es el primer paso hacia la claridad"—Syd Field

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Cierro la puerta, y mi corazón se encoge inmediatamente. Respiro con dificultad y no logro identificar, mucho menos controlar la marea de sentimientos que me arrollan.

Trato de no analizar lo que ha pasado, de lanzarlo al olvido y actuar como si no ocurrió, pero eso de guardarme cosas nunca ha servido de mucho. Siempre llegará el momento de la verdad, donde debemos tomar responsabilidad por lo que sentimos.

No soy partidaria de "seguir mi corazón" tal y como lo dicen las películas de princesas, porque eso en la vida real no aplica, y mucho menos cuando sabes que el "corazón es engañoso".

¿Siento o no algo por Brooklyn? ¿Me gusta o no? Paso las manos sobre mi cabello, y me detengo a masajear mis sienes, intentando apaciguar el dolor de cabeza que va en crescendo. Tengo un nudo en mi garganta, me siento en el sofá y me quito los tenis que llevo puestos con dificultad, porque mis manos están temblando, puedo reconocer la rabia como el sentimiento que predomina en mi pecho. 

Chispas corre meneando su colita para saludarme, lo tomo y dejo que juguetee en mi regazo.

Siento mi celular vibrar dentro de la mochila, por un momento pienso que puede ser Brooklyn, pero lo descarto; hoy es viernes. Al encontrar el teléfono veo que Jeremy me está video llamando.

—¡Hola Hannie! —Saluda con una sonrisa en su rostro —Te estuve llaman...—Se interrumpe, y su expresión de alegría se desvanece—¿Pasó algo malo? —Inquiere.

Trago saliva con la intención de deshacer el nudo que se ha formado en mi garganta.

—No—Digo en un hilo de voz—Estoy bien.

Resopla —Mientes mal, Hannie.

Entonces dejo de fingir y lo que he estado conteniendo sale a flote. Me vuelvo un mar de llanto, porque no sé qué otra cosa hacer ante la confusión que ha nublado mi juicio, lloro por la impotencia y sé que ese sentimiento también es malo ¡Tonto Brooklyn! Quisiera romperle la cara, pero es mi amigo, y en todo caso, jamás le haría daño, soy incapaz de matar a una mosca.

Chispas esconde su hocico en mi cuello, es una de sus formas de mostrarme consuelo.

—¿Por qué lloras? ¿Ocurrió algo? ¿Te han hecho daño?

Froto mis manos contra mis ojos, intentando detener con ello el flujo de las lágrimas que corren por mis mejillas.

—Me han besado Jeremy—Sollozo.

Nos quedamos suspendidos en un silencio. Él analiza lo que acabo de decir.

—Hannie, vamos, respira profundo—Me insta —Todo estará bien.

Pasado unos segundos, me relajo un poco.

—¿Tan malo ha sido? —Me extiende una mirada de compasión. Sus cejas están ligeramente alzadas—No sabia que tenías pretendiente —Susurra.

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