Capítulo 5

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Ya eran las 20:30 y el atardecer se revelaba en el horizonte, había recorrido el pueblo con Jack y Amber. Les enseñe lo típico: el instituto, el parque, los bares, los mejores restaurantes, las tiendas y algún sitio más.

No nos encontramos con Daya o Johnny, eso fue bueno porque no tenía ganas de ponerme a presentarlos. A pesar de que al principio no me gustó la idea de ser su guía, sirvió para que nos conociéramos. Amber probablemente se había enamorado veinte veces en cada sitio distinto, enserio esa chica tenía las hormonas muy revolucionadas.

De ella sé que su color favorito es el rosa y que quiere estudiar algo relacionado con el diseño. En cambio, Jack había ignorado a todas las chicas que babearon por él. Al final tenía razón, jugaba al rugby y quería ser entrenador del mismo deporte y, según él, tener color favorito era una tontería lo cual lo llevó a una pelea con su hermana que tuve que parar de lo nerviosa que me estaban poniendo.

–A partir de aquí creo que sabéis el camino a casa.–Dije cuando estábamos al lado de un bar que estaba a un par de calles de mi casa, era hora de que regresaran y mi momento para escabullirme.

–¿Y tú a dónde irás?–Preguntó Jack frunciendo el ceño.

Pero a este que más le da.

Lo mismo digo.

–Tengo cosas que hacer.

–Podemos acompañarte, no es seguro que vayas por ahí sola de noche.

–Creeme que no me pasará nada, ahora iros a casa que está por oscurecer.–Dije un poco harta de que el chico siguiera insistiendo.–¿Y mi tía te ha dado permiso?–Preguntó esta vez Amber. Joder, menuda familia más metiche.–A tu tía no le importa lo que haga y lo que deje de hacer y a mi me importa tres hectáreas de mierda lo que me deja hacer y lo que no.–Espeté sorprendiéndonos a los dos por mis palabras, al mismo tiempo que sacaba un cigarrillo y el mechero de la caja que llevaba en el bolsillo de la chaqueta.

–¿También fumas?–Habló está vez Jack.

–¿Alguno de vosotros fuma?–Les pregunté mirándolos a ambos.

–Yo no, odio el olor a cigarro. Jack si fumaría pero no le dejan.–Dijo Amber con orgullo y yo solo me limité a reírme por lo bajo mientras volvía a llevarme esa mierda a la boca, me mataba pero al mismo tiempo me relajaba.–¿Pensáis iros ya u os llevo de la manita?–Solté al ver que los dos no paraban de mirarme.

–Yo me voy ya.–Dijo Amber caminando en dirección a casa.

–Acompaña a tu hermanita que es peligroso que ande fuera sola de noche.–Dije utilizando sus mismas palabras.

–La llevo a casa y vuelvo a quedarme contigo.¿Vale?–Me preguntó Jack mientras me señalaba con el dedo.

–Claro, no me voy a mover de aquí.–Dije con sarcasmo pero por su cara, creo que no lo pilló.

F por él.

                                    ...

Cuando vi que se perdió entre las calles, me levanté y me fui de ahí. Era hora de ir a mi lugar tranquilo. Caminé unos diez minutos y llegué a la entrada del bosque del pueblo y sin necesidad de linterna o alguna luz que me alumbrase, entré en el camino de piedras que conocía mejor que mi casa.

Había avanzado bastante hasta que vi el final del camino, todo ese bosque parecía de otro universo, la forma en la que estaban situados los árboles, el camino de piedras por el medio hecho perfectamente, y más zonas que yo tenía muy vistas y muchas otras que yo todavía no he descubierto.

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