DayaCuando terminó mi fiesta de cumpleaños y todos se marcharon, Gael me dijo que podía pasar lo que quedaba de noche con el. Total, sus padres nunca estaban presentes.
Mientras subíamos las escaleras para ir a su cuarto, pude ver la sonrisa que tenía en el rostro.
–¿A qué se debe esa sonrisa?–Le pregunté divertida.
–Me estaba imaginando a Liam y Brian cómo tíos.–Soltó sin más.
No pude evitar tragar saliva y ponerme nerviosa.
–¿Sucede algo?–Me preguntó al no ver ninguna reacción de mi parte.
–Solo estoy cansada.–Dije sin ánimos, lo que Gael había dicho me había dejado muy confusa y aterrorizada.
Díselo.
Todavía no es el momento.
Ambos nos quedamos dormidos al tumbarnos, habíamos estado varias horas bailando y disfrutando de mis dieciocho. Esa fiesta había sido, sin duda, la mejor de mis seis años en ese instituto. Debería de haberle dado las gracias a Nadia por todo lo que se esforzó, tendiendo en cuenta que ella odiaba todo lo relacionado a los lugares con gente y fiestas alegres.
A la mañana siguiente Gael me llevó a casa recordándome que teníamos una cena pendiente, me lo había propuesto la noche anterior y obviamente no pude contenerme a decirle que si. Teníamos uno de esos amores de películas, esos en los que no había drama ni cosas del pasado que nos atormentasen. Éramos el y yo contra el mundo intentado ser felices. Muchos pensaban que era un amor de adolescentes, pero nosotros sabíamos que lo nuestro era mucho más que un simple amor de niños.
Me despedí de el y entré en casa encontrando a Liam y Brian peleándose. A veces, verlos a ellos dos juntos me hacía pensar que yo era la mayor pero, por desgracia o por suerte, yo era la pequeña.
Cuando peleaban dando voces era señal de que nuestros padres estaban trabajando, lo cual significaba que podíamos hacer lo que quisiéramos.
–¿Qué os pasa?–Les pregunté cansada al ver que no se percataron de mi presencia.
Ambos se detuvieron y me miraron asustados. ¿Cuál era su problema?
–Ha empezado el.–Dijeron ambos al mismo tiempo señalándose con los dedos.
Eso era lo que más me irritaba de que fuesen gemelos, en varias ocasiones hablaban a la vez y me ponían de los nervios.
–No he preguntado quién ha empezado.–Dije.
–Sabes que este es mi sillón favorito.–Se adelantó Brian ha hablar.
Cerré los ojos y me llevé las manos a la cara. Eran idiotas. Si Nadia hubiese estado ahí los habría obligado a levantarse y se habría quedado ella con el sillón, lástima que ella estaba en su casa.
–¿Y os estáis peleando por eso?–Les pregunté, sorprendida.
–Em...si.–Me respondió Liam.
–¿Estáis bien?–Dije.
Y volvieron a actuar de la misma forma que antes, los dos a la vez. Primero se miraron cómplices y después me vieron con una sonrisa siniestra en sus caras. Me estaban empezando a asustar.
–¡A por ella!–Gritó Liam como si estuviesemos en alguna especie de guerra.
Sin pensármelo dos veces, salí corriendo en dirección a mi cuarto. Por primera vez, odié que en casa tuviésemos tantas escaleras ya que se me hicieron infinitas para subir. Liam y Brian me perseguían por el pasillo de la planta de arriba mientras se animaban a sí mismos.
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Realidad Deseada
Novela JuvenilUna chica se ve atrapada en su realidad deseada, donde todo es como ella quiere que sea. Conoce a distintas personas, en especial, un chico que le marcará de por vida incluso siendo consciente de que es producto de su imaginación. Esta es la histori...