NateTras cenar todos juntos en el comedor, James y yo subimos de nuevo a mi habitación. Teníamos mucho que contarnos todavía pero debido al cansancio que tenía él del viaje, nos fuimos a dormir cerca de las una.
...
Corrí en dirección a mi moto y me coloqué el casco a toda prisa. Me subí y arranqué sin mirar atrás. Tenía que ir y tenía que llegar a tiempo. Necesitaba ir a la playa en ese instante y mi mente no se lo pensó dos veces. Mientras me saltaba un semáforo, sentí mis mejillas húmedas ya que estaba llorando. No sabía cómo interpretar lo que estaba pasando en ese momento, simplemente necesitaba ir allí lo más antes posible, sentía algo que me atraía a la playa más que de costumbre. Cuando llegué coloqué el casco encima de la moto y vi la de Nadia. ¿Qué hacía ella ahí? Cuando me acerqué al acantilado para bajar a la orilla, vi una sombra en el borde. Poco a poco me fui acercando y cuando estuve a punto de alcanzar a esa persona, esta se tiro hacia abajo con los brazos extendidos a los lados.
Me levanté de un salto en la cama. ¿Qué mierda había sido eso?
Un sueño.
Una pesadilla dirás. ¿Qué hacía Nadia ahí?
A mi que me cuentas, vuelve a dormir.
Genial, normalmente cuando la gente tenía sueños raros su conciencia les encontraba significado, la mía, se iba a dormir de nuevo.
Iba a dormir hasta que sentí un inmenso calor en el cuerpo incluso con el aire acondicionado puesto. Cuando me di cuenta tenía las mejillas húmedas, como en mi pesadilla. Me levanté para ir al baño y al verme en el espejo empecé a sentir lo mismo de ese horrible momento, sentí que necesitaba ir a la playa en ese mismo instante.
Mi mente me hizo pensar en lo peor relacionado con ese sueño y no pude evitar pensar en Nadia. Rápidamente volví a la habitación y me vestí sin hacer ruido, al salir y montarme en la moto fui rumbo a la playa.
En el camino se me pasaron mil escenarios por la cabeza, sabía que los sueños no eran reales pero algo me conectaba con ese lugar en ese momento. Seguía sin descifrar quien era la figura del acantilado, pero uniendo cabos sueltos, sospeché de Nadia.
La conocía demasiado bien para saber qué esa chica era suicida. Cualquiera podría notarlo con su forma de vivir, o lo que sea que estuviera haciendo ella. Al pensar que era la chica que se lanzaba al vacío no pude evitar llorar más fuerte mientras seguía acelerando lo máximo que podía. Según avanzaba más real se hacía todo y no podría soportar llegar tarde.
Varios minutos después, que se me hicieron eternos, llegué a la playa. Efectivamente vi la moto y el casco de Nadia y me alarmé. Avanzé dudoso hacia el acantilado, tenía miedo de ver la escena de mi pesadilla, sabiendo que sería real. Al llegar divisé en el borde la misma sombra de mi sueño y empecé a correr sin pensarlo, no dejaría que nadie hiciera eso, y menos Nadia.
A medida que yo me acercaba, ella levantaba los brazos poco a poco y miraba hacia el cielo por última vez. Ambos estábamos empapados por la alarmante lluvia que comenzó hace unos minutos, pero a ella parecía no importarle en absoluto. Seguí corriendo en su dirección hasta que vi como movió el pie derecho hacia el frente.
«¡NO!» Grité para mis adentros, esto no podía estar pasando. Llegué a ella justo cuando estaba avanzando un paso más y la cogí del brazo izquierdo para estrecharla contra mi. Sentí como su cuerpo se estremeció al principio pero parece ser que después me reconoció, ya que se relajó en mis brazos.
La aparté lo máximo posible del borde y la bajé de ese acantilado en dirección a la orilla. Ya sentados, seguía rodeándola con un brazo, temiendo que fuera a desaparecer. Pero me sorprendió su actitud en ese momento.
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Realidad Deseada
Novela JuvenilUna chica se ve atrapada en su realidad deseada, donde todo es como ella quiere que sea. Conoce a distintas personas, en especial, un chico que le marcará de por vida incluso siendo consciente de que es producto de su imaginación. Esta es la histori...