Capítulo 15

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Nate y yo llegamos a mi casa a las dos de la madrugada porque nos despistamos en una tienda que estaba abierta las 24 horas del día. Después de despedirse de mi y marcharse, me preocupé porque iba solo de noche pero los nervios desaparecieron cuando me envió un mensaje diciendo que había llegado bien.

Logré entrar a casa y conseguí llegar a mi cuarto sin hacer ningún ruido, eso era todo un récord. Pero no contaba con la visita que tenía esa noche en la habitación. Cuando cerré la puerta y me giré para ir directa a mi cama, me encontré a mi padre sentado en mi escritorio observando los títulos de mis libros.

–Parece que no te veo desde hace años.–Dijo con una sonrisa melancólica en la cara.

–En realidad me ves, pero no me miras.–Era la verdad, hace unos años dejó de preocuparse por mí y empezó a comportarse como mamá.

–No me refiero físicamente, sino mentalmente. Yo pensaba que tenías todo controlado pero ya veo que no.–Este no era mi plan de noche, pero si quería hablar íbamos a hablar.

–No está mal perder el control en uno mismo de vez en cuando.–Dije sin mucho interés mientras me sentaba en la cama.

–¿Te das cuenta de a qué punto has llegado?¿Qué te ha pasado Nadia?¿Eres consciente de que puedes morir con lo que estás haciendo?–Comenzó a preguntarme.

–Relajate, todos vamos a acabar en una tumba, algunos en el cielo, otros en el infierno, diferentes palabras pero la misma mierda.

Cualquiera diría que estoy teniendo un mal carácter o que estoy siendo maleducada, pero ninguno de los que me juzga ha pasado por lo que he tenido que pasar yo.

–¡Por dios Nadia! ¿Tu te oyes cuando hablas?

–Desgraciadamente, sí.–Respondí sin filtros.

–¿Qué hizo que mi niña feliz se volviera así de triste?¿Quién hizo que la chica que solo reía ahora este siempre seria?¿QUE MIERDA PASÓ NADIA?–Volvió a preguntarme perdiendo completamente la cabeza.

–¡PARA QUÉ PREGUNTAS SI NO TE IMPORTA!–Dije yo también gritándole, pero sentía como poco a poco empezaba a romperme otra vez.–Ni aunque te lo contase te preocuparías por mi, pasarías página, de hecho, ya lo haces.

–No puedes saber cómo voy a actuar.–Dijo un poco más calmado.

–Créeme que si lo sé, porque yo estos dos últimos años si te he prestado atención, he seguido tus movimientos, tus acciones, tu forma de actuar y sé cómo actuarias dependiendo de cada situación.–El se limitó a mirarme con asombro y decidí continuar:–Que tú no te hayas fijado en mi, no significa que yo no me haya fijado en ti. Al contrario, empecé a portarme mal solo para llamar tu atención pero después de un año decidí dejarlo de lado y centrarme solo en mi.

–¿Y por qué dejaste de intentar llamar mi atención?–Me preguntó queriendo saber más de mi perspectiva.

–Cuando una persona da todo de su parte pero no ve interes del otro lado, las cosas no funcionan. Eso se podría aplicar también a un padre y su hija. Si uno da todo y el otro no da una mierda, es obvio que tarde o temprano, el que ofrece de todo se canse.–Dije encogiéndome de hombros.

–Yo si me preocupo por ti pero no sé cómo demostrarlo.

¿Enserio?

–¿Tu te oyes cuando hablas?–Le pregunté invirtiendo los papeles, solo para irritarlo.–Los perfectos empresarios Johnson están muy ocupados en ellos mismos para fijarse en su única hija.–Dije con una falsa risa.

–Lo digo enserio Nadia,–dijo mirándome mal por mi pregunta retórica–eres mi hija, es obvio que tengo interés en ti y no me agrada saber que estas acabando poco a poco con tu vida.

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